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Boca: un poco de aire fresco

BUENOS AIRES -- ¿Por dónde empezar esta crónica? ¿Por el pasaje de Boca a las semifinales de la Copa Sudamericana? ¿O por el partido que se vendrá, en dos semanas, nada menos que ante River?

En la noche calurosa de Asunción, los Xeneizes tomaron una enorme bocanada de aire fresco. Dentro de un semestre muy pobre en cuanto a resultados, hicieron un gran partido contra Cerro Porteño y ya están entre los cuatro mejores del certamen.

No es poca cosa para este Boca, que quedó lejos en el torneo local, y apostó todas las fichas a la Copa. Copa de la que casi se queda afuera contra el humilde Capiatá, tras perder en La Bombonera y ganar, por penales, en Paraguay.

Ahora, buscará el premio mayor. Premio que, curiosamente, no pasa por ser campeón del torneo que ya ganó dos veces: sin dudas, el gran premio será eliminar a River, el clásico rival.
Este River puntero del torneo local, invicto en 30 partidos y que llega con paso firme y chapa de gran candidato por el gran nivel futbolístico expresado desde la llegada de Marcelo Gallardo.

El 4 a 1 contra Cerro alimenta sin dudas la ilusión de los hinchas xeneizes, pero a no confundirse: los superclásicos siempre son partidos aparte, verdaderas finales donde no importa cómo llega el rival.

Da la sensación que el partido contra Capiatá marcó un quiebre en el conjunto de Arruabarrena. Esos dos choques, muy sufridos, donde toda la presión estuvo del lado del equipo de la Ribera, le permitieron a Boca pasar a cuartos y jugar, a partir de ahí, más liberado. Contra Cerro, un rival de otra envergadura, la presión estuvo repartida: no es lo mismo quedar afuera ante un grande que ante un equipo desconocido.

Algunas conclusiones positivas, seguramente, sacará Arruabarrena tras la noche de Asunción. Ojo, este Boca, está claro, no está para tirar manteca al techo, pero hubo signos positivos ante Cerro, que podrán ser aprovechados en el futuro.

El equipo se sintió muy cómodo de contra. La velocidad de Chávez es clave, y a su clásica potencia le sumó tranquilidad a la hora definir: como resultado, marcó dos goles; Calleri encontró el gol y se complementó muy bien con el ex Banfield; Gago volvió a ser el cerebro del equipo, y mostró que cuando tiene espacios y está enchufado, desequilibra, juega y hace jugar. Junto con Meli y Erbes, la mitad de la cancha tiene un buen equilibrio.

Pero claro, este es un equipo joven, que está en formación, con notables altibajos y que sufre en defensa demasiado. Los centrales deben afirmarse (el regreso del Cata Díaz será clave) y el sector izquierdo, por el lado de Colazo, aún deja muchas dudas.

Cosas para corregir tendrá el Vasco en estas dos semanas. Mientras tanto, Boca podrá disfrutar (y buscará aprovechar) de esta chance sin igual que le da el destino: ganarle a River, sacarle el invicto, eliminarlo de la Copa y salvar un año donde, hasta el momento, no tuvo mucho para festejar.