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Las claves de Boca

BUENOS AIRES -- La presión, el desgaste, un rival golpeado, el peso de la historia y las virtudes propias de un equipo que se juega todo en dos partidos, son las claves de Boca para salir triunfador en esta serie contra River.

LA PRESION
Para Boca, luego de un largo período sin éxitos, llegar a esta posibilidad se presenta como una oportunidad inmejorable de salvar el año, un verdadero "regalo del cielo". Lejos en la pelea por el torneo local, también estuvo a punto de ser eliminado por el humilde Capiatá de la Copa Sudamericana. Pero salió a flote tras una angustiosa definición por penales, luego pasó con autoridad ante Cerro Porteño, y ahora apareció River...

Un River que llega mucho más presionado porque tiene todo para perder. Si Boca lo deja afuera de la Copa, le arruinará el fin de año, más allá de que se consagre campeón del torneo doméstico. Los Xeneizes, en cambio, llegan de punto. Haciendo el "duelo" tras la salida de Bianchi y con un equipo que viene creciendo pero que sigue en formación.

Es River el que llegó a un invicto de 31 partidos. El que mostró momentos de gran fútbol, que lo llevaron a liderar la tabla durante casi todo el torneo y a avanzar, sin despeinarse, a las semifinales del certamen continental. Si esa presión Boca la usa a su favor, tendrá una importante ventaja en esta serie definitoria.

EL DESGASTE
No hay dudas: River llega más cansado que Boca. Los Xeneizes se dieron el lujo de "guardar" a los titulares contra Arsenal, el domingo pasado, mientras que River debió apelar a lo mejor de su plantel para enfrentar a Olimpo. Así y todo, empató. El desgaste a esta altura del año se siente, y más en un equipo como el de Gallardo, que no cuenta con tanto recambio.

Encima, los Millonarios no tienen muchas opciones y "sufrieron" por las convocatorias a las selecciones de sus respectivos países de Teo Gutiérrez y Carlos Sánchez, dos de sus piezas más importantes. En el medio de los partidos contra Boca deberán visitar a Racing, escolta a un punto, en Avellaneda. Y el Muñeco tendrá que volver a recurrir a lo mejor de su repertorio para no perder la punta. ¿Boca? Volverá a poner en cancha un equipo alternativo.

EL RIVAL
River, que viene de salir campeón y en lo que resta de este 2014 va por todo, pasa por el peor momento desde la llegada de Marcelo Gallardo. Perdió el largo invicto contra Estudiantes hace pocos días, y se presenta como un equipo mucho más vulnerable.

Es cierto, desde que se lesionó Kranevitter, pieza clave en la mitad de la cancha, el millonario no tuvo el mismo nivel de juego del arranque del torneo, pero la efectividad y los pasajes de buen fútbol siguieron apareciendo. En las últimas fechas, sin embargo, ya no es el mismo. Por el cansancio, la presión de jugar contra Boca o el miedo inconsciente de poder perderlo todo en un puñado de partidos, los Millonarios ya no parecen imbatibles. Los golpes, ahora, les duelen.

Tras sacarle el invicto, Estudiantes puso al desnudo algunas falencias que se venían viendo en partidos anteriores, pero que con garra y oportunismo se maquillaban. Olimpo, el humilde Olimpo de Perazzo, lo volvió a dejar en evidencia. Si juega con inteligencia, Boca podrá aprovechar este momento de debilidad de su rival y marcar la diferencia.

LA HISTORIA
Es cierto que con la camiseta nadie gana de antemano y que todos los partidos son una historia aparte, pero en cruces entre sí la ventaja de Boca frente a River es abrumadora. Los Xeneizes siempre sacaron un plus a la hora de las definiciones mano a mano, y en esta ocasión también esperan contar con un guiño de la historia.

No sólo en los partidos internacionales Boca ganó más que River. En los torneos locales también: la única definición mano a mano, la de la final del Nacional de 1976, fue para los Xeneizes, tras aquel recordado gol de tiro libre del Chapa Suñé.

EL EQUIPO
Más allá de las debilidades millonarias, Boca cuenta con argumentos propios para salir vencedor en este histórico cruce. El Vasco potenció a un plantel muy golpeado en lo futbolístico y en lo anímico, criticado por propios y extraños. Hoy, más allá de que se trata de un equipo en formación, Boca sabe a qué juega. Y cuenta con puntos altos que pueden ser determinantes.

Si algo le falta a Andrés Chávez para meterse de lleno en el corazón de la gente xeneize, es tener dos partidos consagratorios ante el máximo rival. El ex Banfield, por potencia, ganas y efectividad en el arco contrario, es un jugador fundamental, indiscutido en el 11 inicial de Arruabarrena.

Le falta serenarse, es cierto, pero es una pesadilla para las defensas rivales por su tozudez permanente. Y encontró en Calleri un socio ideal, que en base a sacrificio y a pelear todas las pelotas se ganó un lugar como acompañante del Comandante. Meli, otro que de la mano del nuevo DT llegó a la titularidad, es el motor de Boca en la mitad de la cancha: corre, mete, marca y muestra criterio con el balón en sus pies.

Gago viene de menor a mayor. Ya se sabe todo lo que puede dar. Y en estos dos partidos puede cambiar la imagen de jugador irascible, "protestón", por la del gran jugador que es. Orión, al igual que el Cata Díaz, quien vuelve de una larga inactividad, pueden aportar su experiencia.

Más: el DT cuenta con recambio de primer nivel. Gigliotti es el goleador con mayor efectividad tras el adiós de Palermo y espera su chance, ansioso, en el banco de los suplentes. Carrizo viene demostrando que puede aportar desequilibrio de mitad de cancha hacia adelante. Fuenzalida es una opción en el medio, incluso jugó como lateral, que le dio buenos resultados al entrenador.

Se viene una definición apasionante. Y Boca tiene con qué pegar el salto, salvar el año y meterse, una vez más, en una final internacional.