Ramiro Guillot 9y

Dos fechas hermanadas

PARIS (Enviado especial) -- 7 de septiembre de 2007 / 22 de noviembre de 2014. Dos fechas bien distintas en números pero entrelazadas por un hecho concreto, y que envuelven un mismo manojo de sentimientos.

Cuántos recuerdos. Ya antes de que comenzara el test match, y sin saber qué sucedería en la zona de batalla, era imposible observar el Stade de France y no recordar lo que sucedió allí hace poco más de siete años. La arenga del capitán Agustín Pichot. La intercepción de Horacio Agulla. La corrida de Ignacio Corleto. La magia de Juan Hernández. La impenetrable defensa Puma. Y el delirio.

El primero en salir de aquel vestuario eufórico fue el ex PF, Ignacio Fernández Madero. Ojos desorbitados de felicidad; rojos por las lágrimas, que exteriorizaban lo que acontecía en sus más íntimas entrañas. "Lo hicimos, lo hicimos". Abrazos. A conocidos y a desconocidos. Momento único.

Si bien el habitat contextual en los que se enquistan estos dos días es disímil, como también lo es su onda expansiva, lo que sucedió este sábado en París tuvo puntos de contacto con, quizás, la obra cumbre del rugby argentino.

El ahogo al rival que desplegaron Los Pumas en los instantes posteriores al kick off fue idéntico a aquel."Salvando las distancias, tratamos de copiar a ese equipo", dijo la Pantera Montero, una vez que la gesta estaba consumada. El plan salió a la perfección.

Es cierto que ésta vez no hubo corrida de Nani, pero sí decisión y valentía en el raid de patadas fabricadas por Nico Sánchez y Juan Martín Hernández. Y también es llamativo el resultado final. Aquel fue 17-12 y éste 18-13. Cinco puntos.

¿Y la defensa? Figurita repetida. Sobre todo en una situación puntual en el primer tiempo: el penal de Camille Lopez. Porque Francia iba e iba para sumar de a cinco, pero sus intentos eran permanentemente esterilizados por Creevy -¡lo que jugó el capitán!- y compañía. Fue tal el cachetazo moral que recibieron los franceses en el PT que, con un penal a favor y estando 15-0 abajo, se conformaron con apuntarle a los palos y no con ir al line a buscar el premio mayor. Todo un síntoma.

Aquel equipo terminó de explotar bajo la mirada atónita de un coloso francés que no supo ni pudo hacerle frente a tamaña muestra de valor, orgullo y determinación. La historia posterior ya vox populi: bronce histórico.

Este plantel, con líderes bien definidos y con muchos jóvenes con hambre de escuchar y aprender, hoy encendió la mecha para, en la RWC del 2015, intentar explotar como aquel lo supo hacer. El polvorín elegido fue el Stade de France de París. El mismo sitio que hace siete años.

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