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¡Cucu atrapado en el festejo de River!

BUENOS AIRES -- ¡No lo puedo creer, Cucu! ¡No lo puedo facking creer, Cucu querido!, me gritó un hincha de River a metros de la Avenida Udaondo. Eran las once de la noche y yo iba a ver a mi novia de Nuñez, cuando en un semáforo me pasó esto.

"Cucuuu, me gritó un fan descontrolado, con la camiseta de River Plate toda transpirada en sudor y alcohol. ¡Qué lindo auto! ¡Es un Audi!"

El hincha se me acercó y su olor a alcohol ingresó en mi auto O km., me dio asco e impotencia.

"Cucuuu, dejamos afuera a los bosteros, es el día mas feliz de mi vida... Pero estoy trabajando, esto es una encerrona, Cucu querido, entregame el auto".

Y me apuntó con un arma. El revólver era pequeño casi sin brillo, pero temí lo peor. El hincha ladrón me obligó a correrme al asiento del acompañante.

Senti lo peor, pero el hicha guardó su arma, cuando escuchó que el Comisario Berni, andaba patrullando el lugar en helicóptero.

-- ¡Maldición, el Comisario Berni, otra vez!

Nunca pensé que los hinchas ladrones le tuvieran tanto miedo a Berni.

"Cucu, mejor la dejamos así, pagame un café y charlamos un rato. Tengo muchas cosas que decir sobre el River-Boca".

Me sorprendí, nunca vi un chorro tan tarambana. Bajamos del auto y nos sentamos en una confitería llena de hinchas de River que no paraban de cantar y de festejar. ¡Estaban locos de alegría!

Los hinchas cuando me vieron se desesperaron:

"¡Cucu, sacamos de la Copa a los bosteros! ¡Tenés que plasmar esta alegría del hincha riverplatense, tenés que poner que somos gallinas de corazón! ¡Teófilo la rompió, ingresa en la historia de nuestra institución con pitos y matracas!"

-- Sí, Cucu, Teófilo, es un genio total. En el último minuto hizo echar al Cata Diaz, demostrando su infinita grandeza.

Todo era una alegría enorme, grandiosa, fantástica, el Millo escribía un nuevo capítulo de su historia. Y todo el mundo estaba feliz.

Dejar afuera a Boca Juniors, en una semifinal, de Copa internacional, debe ser el triunfo más grande de los últimos tiempos.

River Plate vuelve a ser. Resurge una vez más del infierno, de las mismas cenizas del fútbol. Cuando uno desciende, es un suceso terrible, horroroso para cualquier club. ¿Qué pensará Matías Almeyda hoy día? ¿Y Trezeguet, el Chori Domínguez? Jugadores que estuvieron en las malas y hoy deben tener una sonrisa en la cara.
Los hinchas gritan y alientan, corean nombres imborrables en la memoria del hincha. El Enzo, El Beto, El Chileno y se suman los nuevos, los Sánchez, los Vangioni, los infatigables Funes Mori, los geniales Teófilos...

River vuelve a estar en los lugares de su historia y eso es una gran noticia para todos los argentinos.