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Jugadores y técnicos condenan actos de violencia en el Vicente Calderón

MADRID -- Alrededor de las 15:00 horas, el hospital Clínico San Carlos informó, a través de un comunicado de prensa, que Francisco Javier Romero Taboada, el aficionado de 43 años del Deportivo La Coruña que resultó gravemente herido en una pelea entre aficionados radicales del equipo gallego y el Atlético de Madrid, había fallecido "pasadas las 2:30 PM".

Horas antes, 45 mil personas contemplaban el partido en el Vicente Calderón con la mente en otro sitio. Smartphone mediante, todos seguían los acontecimientos minuto a minuto. En la cancha, los jugadores se mantenían ignorantes de parte de lo ocurrido. Parte, porque de enterarse de que "algo había pasado", se enteraron. Aunque no sabían qué, exactamente.

"Había muchas versiones y algunas contradictorias, la realidad era mayor y un descontrol. Ha sido uno de los días más tristes del fútbol español en los últimos años. Ha sido deleznable. En el vestuario éramos conscientes de ello, pero tampoco sabíamos hasta qué punto era el alcance. Nos han dicho que calentáramos porque no teníamos una información exacta, aunque sí sabíamos que era un enfrentamiento terrible", reconoció en rueda de prensa, posterior al encuentro, el técnico del Deportivo La Coruña, Víctor Fernández, quien especificó que "nadie nos planteó suspender el partido", pese a que poco antes, la LFP había anunciado mediante un comunicado de prensa que había intentado "suspender el encuentro" pero que había resultado imposible puesto que no lograron ponerse en contacto con el responsable de la RFEF, Angel María del Villar, quien debía dar la orden directa al cuerpo arbitral.

De ahí que más allá de la derrota, los jugadores del cuadro gallego abandonaran el estadio con caras largas. Apenas se habían dado cuenta de la dimensión del problema.

"(El vestidor está) Triste, mal. Nos lo han confirmado después del partido y estamos dolidos. Nos han comentado (antes) que está un chico en coma; es un bajón anímico. Siempre te gusta que la afición venga a apoyarte y que pasen estas cosas... es súper triste, vienen a ayudar y pasa esto...", dijo Isaac Cuenca, jugador del Deportivo.

"Yo me enteré mientras calentaba, pero los titulares no tenían ni idea", dijo, por su parte, Toché, quien entró de cambio en la segunda parte del encuentro.

Tampoco se enteraron en el vestidor contiguo, aseguró Diego Pablo Simeone, técnico del Atlético de Madrid, quien fue más allá, deslindándose completamente de lo ocurrido pues para él, es un "problema social" que no atañe al futbol.

"Escuchaba los gritos de la gente pero no sabía qué estaba pasando. Desde la sinceridad, no estaba enterado. No estoy con el teléfono mirando lo que pasa en la sociedad, es un problema social, no un problema de fútbol", dijo.

Sus palabras no ayudaron a calmar los ánimos de varios sectores de esa "sociedad", la española, que a lo lejos reprobaba que se llevara a cabo el encuentro, incluidos los jugadores visitantes, que sentían la pérdida como propia.

"Allí (en La Coruña) nos conocemos todos; es uno de los nuestros", dijo Laure a la televisión, mientras Juanfran, quien salió lesionado, señaló que "en cosas así, el futbol pasa a segundo plano. Se debió suspender".

"Yo creo que cuando pasa algo así el partido se debía suspender para que se vea que esto va a tener un impacto en el futbol y que no debe pasar", terció Isaac Cuenca.

La pelea entre miembros de grupos radicales Frente Atlético y Riazor Blues había iniciado a las 9:00 AM en la zona de Madrid Río, a la orilla del Manzanares, donde se habían citado a través de las redes sociales para "saldar cuentas pendientes". La policía, sin embargo, tardó en llegar. Para cuando intervinieron, había ya varios heridos y el foco de violencia se había extendido por las calles aledañas.

A las 11:00 AM, una hora antes de que iniciara el encuentro, la noticia había llegado ya a toda España, pues los servicios de emergencia de Madrid, Samur, habían confirmado que el hospital había "declarado clínicamente muerto" al aficionado coruñés después de ser rescatado por los bomberos del río, a donde había sido arrojado por sus agresores. Según los primeros reportes, había llegado al hospital con un cuadro de hipotermia y había sufrido un paro cardiorespiratorio. En el Calderón, un silencio tenso imperaba en el ambiente. Silencio compartido por las instituciones, pues ni la LFP, el Atlético de Madrid o el Deportivo la Coruña, habían tomado medidas ni se habían pronunciado al respecto.

El encuentro dio inicio en medio de la tensión; para entonces, se sabía ya que el saldo de la pelea llegaba a 13 heridos, tres de ellos por arma blanca; que la policía continuaba buscando a miembros del Frente Atlético y Riazor Blues en las inmediaciones del estadio.