Damián Didonato 9y

El error de Nacional

BUENOS AIRES -- Nacional perdió porque nunca creyó que podía ganar. La gran diferencia de esta final de la Copa Suramericana entre el equipo paisa y River Plate de Argentina fue la respuesta anímica. Mientras que uno siempre estuvo convencido de su capacidad y seguro de que podía ganarlo, el otro no hizo más que dudar y por eso terminó derrotado. Ambos mostraron fútbol y buen juego, pero sólo uno tuvo mentalidad de campeón.

El entrenador Juan Carlos Osorio lo había dejado claro tras el partido en Medellín, cuando Nacional no ganó por un "problema mental", según las palabras del propio DT. Después, antes de esta final en Buenos Aires, afirmó que su principal preocupación era ver cómo podían aguantar la presión de jugar de visitante y ante 60.000 personas. Estaba en lo cierto al mostrarse nervioso por cómo podían llegar a reaccionar sus jugadores.

Nacional tiene fútbol para ganarle a cualquiera. Lo demostró en Medellín y también en el Monumental. Tiene manejo, toque, velocidad y poder de fuego. Todo eso es lo que necesita cualquier equipo con ambiciones y el Verde lo tiene. Sin embargo, no parece estar convencido de sus capacidades. Cuando debe acelerar muchas veces frena y la primera dificultad se transforma en un problema gigantesco casi siempre.

En el partido de ida, el conjunto colombiano jugó un primer tiempo casi perfecto. Falló sólo en la definición y pudo haber
marcado tres goles. Con Edwin Cardona como figura, desbordó a River por todos los sectores del campo con toque y precisión. Sólo marcó un gol y le dio vida a su adversario. En el segundo tiempo, todo cambió. Inexplicablemente retrocedió, le cedió el protagonismo al visitante y no pudo sostener la ventaja. Se dirá que el bajón fue físico, pero en realidad fue anímico.

Algo parecido pasó en el encuentro de vuelta. Es cierto que los 45 minutos iniciales no tuvieron la intensidad ni el juego
vistos en el Atanasio Girardot, pero Nacional los jugó con inteligencia. Tuvo errores defensivos como siempre, pero también
logró imponer su juego en el mediocampo e inquietó en varias ocasiones a Barovero. Todo terminó con el gol de Gabriel Mercado. En ese momento, el conjunto de Osorio perdió la Copa Sudamericana.

Un equipo con ambiciones no puede tener tan poca reacción ante la adversidad. Si sólo tenemos en cuenta la jerarquía
futbolística, Nacional es capaz de dar vuelta cualquier resultado, pero para hacerlo también se necesita carácter. Y eso es lo
que le falta a este grupo, no sólo desde lo individual sino desde lo colectivo. Muchas veces, esa respuesta anímica se contagia de jugador a jugador, algo que no ocurrió en el Monumental.

La idea táctica de Osorio fue buena, con Orlando Berrío bien cerca de Vangioni para buscar inquietarlo como en Medellín y para impedir sus subidas. Además, en el comienzo Alejandro Bernal se mostró como salida clara y Alex Mejía fue clave en el centro del campo. El número 13 fue uno de los pocos que dio la talla: siempre pidió la pelota y nunca se escondió. Cardona también mostró un poco de su juego y Henríquez intentó sostener el trabajo de la defensa. Después, poco más.

Nacional ganó todo lo que se puede ganar en el ámbito local: la Liga, la Copa y la Superliga. Osorio formó un equipo casi imbatible fronteras adentro. Sin embargo, sigue sin lograr un título internacional. Es cierto que volvió a llevar al fútbol colombiano a una final después de nueve años de frustraciones, pero también lo es que el hincha verde necesita dar una vuelta olímpica en Sudamérica. Esta derrota servirá para aprender la lección: el equipo tiene lo más difícil, el juego, sólo deberá trabajar en el aspecto mental.

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