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El fútbol italiano retrocedió otro paso

BUENOS AIRES -- La última fecha de la fase de grupos de la UEFA Champions League confirmó dos cosas que ya veníamos comentando en estas columnas. Por un lado, que en esta etapa no hay prácticamente lugar para las sorpresas. Por el otro, que los equipos italianos han dejado de ser una fuerza temible y perdieron su lugar en la elite europea.

La falta de sorpresas tiene que ver, sin dudas, con el formato de 32 equipos. La competencia ampliada abrió lugares para clubes que reciben una recompensa soñada por partida doble: la de codearse con los mejores y el beneficio económico de sumar seis partidos en un torneo millonario.

Pero más allá de alguna excepción y/o de algún resultado favorable, su rol es el de partenaires. Son, una y otra vez, los actores principales los que avanzan de fase. Miren si no al Apoel Nicosia o al Bate Barisov, alguna vez protagonistas de sorpresas resonantes y hoy hundidos en el fondo de sus grupos.

No me canso de decir que la verdadera competencia en la Champions empieza ahora, en la segunda fase. Los 16 que quedan son, prácticamente siempre, los mejores del continente. Y el hecho de jugarse la supervivencia en 180 minutos también produce partidos de más calidad, o al menos más emocionantes.

Justamente, entre esos 16 hay solamente un italiano, la Juventus, y en el lote de los segundos. El otro participante, la Roma, tendrá que conformarse con jugar la Europa League. Y eso que los dos definieron su situación como locales, pero ninguno de los dos supo aprovechar su ventaja.

La Juve fue incapaz de encontrar los caminos para romper el cero ante un Atlético Madrid muy defensivo pero a la vez muy realista, y una derrota la podría haber dejado afuera por segundo año seguido, ya que la temporada pasada el Galatasaray fue su verdugo en la última jornada. Ahora irá al sorteo de octavos de final sabiendo que en su cruce tendrá a uno de los ganadores del grupo, es decir que podría enfrentar a Real Madrid, Barcelona, Bayern Munich o Chelsea, entre otros.

Por su parte, la Roma perdió 2-0 ante un Manchester City que llegaba tan obligado a ganar como diezmado, sin figuras como Agüero, Touré y Kompany. Pero aun así, los de la capital italiana no consiguieron el punto que los hubiera hecho avanzar, como si todavía sintieran el golpe psicológico del 7-1 que les propinara el Bayern Munich, con su coletazo de haber dejado escapar la victoria en el descuento en Moscú ante el CSKA.

Recordemos que estamos hablando de los dos equipos que han sido los mejores en su competencia interna durante la última temporada y media. Pero a la hora de salir a competir en el continente, españoles, alemanes e ingleses están claramente un escalón por encima.

Lejos quedaron los tiempos en los que los equipos de la Serie A eran protagonistas de la Champions, como por ejemplo durante sus primeros seis años, en los que siempre hubo un finalista italiano. La presencia más cercana en una definición se remonta a 2010, con el Inter campeón de la mano de Mourinho, y ese equipo tenía a varias figuras que estaban dando sus últimos pasos en el primer nivel.

En las finales jugadas desde entonces, hubo tres presencias españolas, tres alemanas y dos inglesas. Tanto el Inter como el AC Milan han dejado de gastar como lo solían hacer: el dinero se ha movido hacia otras ligas, y la Serie A sin dudas lo sufre.

Pasando al resto de la jornada, poco hubo que no fuera previsible. Incluso la eliminación del Liverpool, que no es el mismo equipo que saliera segundo en la última Premier League, habiendo perdido los goles que le aportaba Luis Suárez. Una vez más, el Basilea amargó a los ingleses (ya lo había hecho con el Manchester United) y se dio el gusto de meterse entre los mejores 16.

España metió pleno de punteros con Real Madrid, Barcelona y un Atlético Madrid que demuestra partido a partido que lo del año pasado no fue casualidad. Sigue luciéndose en la Champions y dando pelea en La Liga pese a contar con muchos menos recursos que sus dos hermanos mayores.

El Atleti del Cholo Simeone es como esos boxeadores que conocen su libreto, con virtudes y defectos, y se aferran a él porque saben que les da mucho más resultado que intentar lo que no conocen. Pueden tildarlo de conservador, pero yo prefiero llamarlo inteligente, porque una y otra vez consigue imponer su estilo y sus condiciones a sus rivales. Sus jugadores tienen anclado en el cerebro lo que el técnico les pide y así consiguen mantenerse entre los mejores.

Por su lado, Real Madrid sigue floreándose, siendo el único que terminó con puntaje perfecto. De seguir así, puede romperse el maleficio que marca a la UEFA Champions League de que nunca haya repetido un campeón en años consecutivos. Tiene a Cristiano Ronaldo en un gran momento y una estructura colectiva que no se resintió con las llegadas. Kroos se convirtió en el patrón del mediocampo, James se adapta para encontrar su lugar y, cuando hay lesionados, que por suerte no son muchos, los que entran se acomodan y cumplen su rol sin que se noten las ausencias.

Tan aceitado está el funcionamiento que Kroos despliega su juego le pongan al socio que le pongan, sea Modric, Isco o Ilarramendi. No se extraña al tándem de los últimos años, que se desarmó tras la partida de Xabi Alonso al Bayern Munich y el pasaje al anonimato de Sami Khedira, una de las piezas más importantes de la Alemania campeona en Brasil 2014...

Por último, no quería dejar de mencionar al Paris Saint Germain, cuyo técnico, Laurent Blanc, fue destinatario de muchas críticas tras perder el partido y el primer puesto a manos de Barcelona. Me dio toda la sensación de que hubo palabras demasiado fuertes para un equipo que, hasta esta semana, estaba invicto en Ligue 1 y Champions, además de que una derrota en el Camp Nou entra en los pronósticos de cualquier equipo de este mundo.

No solamente eso: en un momento del partido, con PSG en ventaja, Lucas tuvo la chance de poner el 2-0 y, quizás, dejar el partido sentenciado. La historia fue distinta y Barcelona se terminó quedando con la victoria y con el primer lugar, pero no creo que Blanc haya errado en su planteo. Por más que le hayan criticado la ausencia de Pastore en el once inicial, jugadores como Verratti, Matuidi o Thiago Motta, y el mismo Lucas, tienen igual de merecido su lugar.

Eso sí, los jugadores que, irónicamente, más caro le han costado al PSG, son los que más deben levantar su nivel. La dupla de centrales de Thiago Silva y David Luiz viene exhibiendo cierta displicencia que, ante el Barcelona, le costó los dos primeros goles. Los brasileños son de los mejores del mundo en sus puestos, pero deben levantar el nivel para que su equipo se mantenga en el lote de mis candidatos junto al Bayern Munich y al Chelsea.

Ahora nos queda esperar al lunes que viene a ver qué depara un sorteo interesante, con al menos cuatro equipos (Arsenal, Manchester City, Juventus y PSG) a los que los ganadores de grupo querrán evitar. Eso sí, no hay dudas de que ahora empieza la verdadera Champions.

Felicidades.