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Cabrera y Magallanes marcaron pauta

La temporada 2013-2014 del béisbol profesional fue una campaña inundada por la emoción de los cuadrangulares, que resultó en la imposición de un nuevo récord en la liga, tanto en la ronda regular como en la postemporada.

Tal emoción, además, estuvo aderezada por el segundo título obtenido de forma consecutiva por los Navegantes del Magallanes, el equipo más popular del país y que en los últimos años ha vuelto a reverdecer sus logros bajo la batuta de Carlos García y un nutrido grupo de grandeligas, entre el que destaca Pablo Sandoval.

Pero primero a lo primero, la desbordada exhibición de poder registrada en la sexagésima novena campaña del béisbol profesional venezolano marcó la pauta de principio a fin, especialmente por lo hecho por el slugger de los Tiburones de La Guaira, Alex Cabrera, quien luego de un sinfín de intentos cumplió con su anhelo de quebrar la mítica marca de 20 jonrones en una zafra, impuesta por el fallecido receptor de los Leones del Caracas, Baudio Díaz, en 1979-1980.

Cabrera deleitó a los aficionados de la liga con batazos de todos los calibres, en todos los parques del circuito local. Su comienzo fue lento, al solo disparar un jonrón en octubre, pero en noviembre hizo erupción con 16 vuelacercas, imponiendo un récord para un mes, y en diciembre cerró con cuatro cuadrangulares más, que bastaron para que quebrara la marca de Díaz y dejase una nueva de 21.

En su camino a la conquista del récord de jonrones, Cabrera tuvo que afrontar y aguantar el acoso de Jesús Aguilar, de los Leones, quien conectó 18, así como de la prensa y los aficionados que cuestionaron la transparencia de su poder. Esa duda aún lo persigue.

Más allá de la marca impuesta por Cabrera, el primera base de los Tiburones se convirtió en el primer jugador en la historia de la liga en lograr la triple corona del bateo, ya que también fue el líder en promedio (.391) y en carreras remolcadas (59).

Ese desempeño individual del ex grandeliga de los Cascabeles de Arizona no tuvo parangón en la campaña 2013-2014 del béisbol profesional venezolano, en la que también se registró un nuevo récord de jonrones en el circuito, al conectarse 430 vuelacercas. Los Leones fueron los líderes colectivos en ese departamento, al ligar 76.

De la misma forma en la que Cabrera fue la figura de la ronda regular, los Caribes de Anzoátegui fueron el mejor equipo. Los orientales, conducidos por Alfredo Pedrique, lideraron de principio a fin la primera etapa de la temporada, que cerraron con el mejor registro (39-24) de su historia.

Los Navegantes en esa instancia acumularon una modesta foja de 33-30, que les sirvió para avanzar a la postemporada como el cuarto clasificado. Estaban dejando lo mejor para el final.

En el round robin continuó la descarga de poder por parte de los bateadores, pero en esta ocasión la batuta estuvo en manos del inicialista de los Navegantes, Mario Lissón, quien conectó diez vuelacercas para empatar la marca en la historia de esa fase.

La producción de Lissón en la postemporada sirvió para que el Magallanes le diera el primer aviso a los Caribes, al pasar a la final como los líderes de la clasificación, seguidos por la novena de Anzoátegui.

En la instancia decisiva, los Navegantes contaron con un Pablo Sandoval y un Ramón Hernández en sus máximos esplendores ofensivos y juntos cargaron al equipo hacia su duodécimo título, tras vencer en cuatro de cinco encuentros a Caribes.

Sandoval bateó .350, con un jonrón y cinco carreras remolcadas. Mientras que Hernández, quien fue nombrado el Jugador Más Valioso de la final, ligó para .727, con tres vuelacercas y diez impulsadas.

El referente del poder en esta instancia fue el receptor de los Navegantes, Robinson Chirinos, quien descargó cuatro cuadrangulares.

La conquista de este título por el Magallanes le permitió al manager, Carlos García, celebrar en pleno, ya que la temporada anterior, cuando los Navegantes también alzaron el trofeo de campeones, él no pudo estar con ellos, tras verse obligado a dejar al equipo en medio de la ronda regular para afrontar una situación familiar. En esta ocasión él llegó al conjunto ya avanzada la ronda regular y reemplazó a Luis Sojo, quien había sido el estratega que había guiado a los turcos al trono en la zafra anterior.