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Independiente y un mal augurio

Montenegro sufrió una contractura muscular FotoBaires

BUENOS AIRES -- Termina el año, pero el mundo del fútbol parece no detenerse nunca. Ni siquiera para descansar y brindar. Hoy caminando por Corrientes, me encontré una escena de las más dolorosas que vi en mi vida: un hincha de Independiente llorando, cabizbajo, caminando sin rumbo por la calle, me chocó de pronto.

En la vida, hay muchas tristezas, pero ninguna cala tan hondo como las tristezas deportivas. Me di cuenta que no era un 30 de diciembre más, si no que era, por decisión de un grupo, uno de los días más tristes en la historia de Independiente de Avellaneda.

Dejaban a un lado a un ídolo. Casi jubilándolo apartándolo de todo, con un semestre extraordinario en sus espaldas, los dirigentes y el técnico Almirón decidieron lo peor: dejar afuera del equipo al gran Rolfi Montenegro, ese jugador que fue clave para que Independiente ascendiera a Primera División y estuvo siempre en las buenas y en las malas.

Al mejor estilo Chori Dominguez y Cavenaghi en su momento, los dirigentes le daban la espalda a los ídolos. Evidentemente, la idea de Moyano es acabar con los ídolos, con todos aquellos que puedan molestarlo, recriminarle o alzar la voz en el vestuario. Y esto, es sabido en el mundo del fútbol, solo lo pueden hacer los ídolos como Montenegro, Riquelme y pocos más.

El que las paga, el que las sufre, el que las padece y el que las llora, es el hincha. Actitudes para lastimar al hincha. Hay en estas decisiones exitistas, acomodaticias, un egoismo que hay que desterrar del fútbol. Pero no solo esto, también hay un ataque a la historia del club, a la identidad que la hacen los grandes jugadores. Montenegro Rolfi, es uno de estos jugadores. No merece una salida así, ningún jugador de fútbol merece un final así.

Este hincha que me encuentro llorando por Corrientes a la altura de Pasteur, perdido en un mundillo de gente comprando regalos, paseando con los chicos, disfrutando de las fiestas de fin de año.

Éste hincha me recuerda que por suerte los fanáticos no actúan como los dirigentes. Los hinchas no olvidan a los ídolos y los lloran cuando se van. Paradójicamente, un hincha llorando es el mejor homenaje que se le puede dar al Rolfi Montenegro, injustamente marginado.

¡Cuánto le serviría a un plantel un jugador con la experiencia y el talento del Rolfi!

"¡Cucu, prestame tu hombro para llorar, hermano!", me dijo el hincha en medio de la vereda. "No doy más, los dirigentes no entienden nada. No comprenden que un gran equipo se hace con jugadores de siempre y jugadores nuevos de las inferiores. Solo un equipo mixturado con experiencia y sangre joven llega lejos".

Luego me dijo: "Echar al Rolfi Montenegro, marginarlo, darle salida de esta manera, es el primer gran daño que le causa Moyano al club, acordate campeón. Además es una gran estupidez".

Y se perdió llorando, como un loco, mientras el mundo lo miraba, por una calle llena de felicidad. Una calle que no se atreve a decirme adios.