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Fue Mundial

Mundiales para todos los gustos tuvo 2014. Los fanáticos del fútbol peregrinaron hacia Brasil, donde Alemania gritó campeón al derrotar a Argentina en la final. Por segunda vez en la historia, los campeonatos masculino y femenino de hockey sobre césped se celebraron simultáneamente y en La Haya festejaron Australia entre los caballeros y Holanda, entre las damas. En España, se congregaron los amantes del básquetbol y disfrutaron de un nuevo título del poderoso Estados Unidos. Y Polonia fue la sede del torneo masculino de voleibol que finalizó con la consagración del equipo local. Los seleccionados argentinos dijeron presente en cada uno de estos torneos y en cada uno terminaron con resultados y balances bien distintos.

En un Brasil 2014 de grandes sorpresa, Argentina consiguió un subcampeonato histórico. En la previa del torneo, aparecía como uno de los candidatos, aunque tal vez un escalón por debajo de Alemania, del campeón defensor España y del local. Pero solo los alemanes cumplieron con las expectativas y el equipo de Alejandro Sabella, liderado por un Javier Mascherano que fue amo y señor del mediocampo, aprovechó para volver a colarse entre los dos mejores del mundo luego de 24 años.

Argentina no brilló como muchos esperaban y Lionel Messi -que se llevó el Balón de Oro como mejor jugador del torneo, elección que generó mucha polémica- no fue la carta desequilibrante que los fanáticos querían ver. Sin embargo, después de un comienzo con dudas, se perdió la Messi-dependencia del inicio y el equipo se fue transformando en el protagonista. Así consiguió meterse en la final, algo que no lograba desde Italia 1990.

Estuvo cerca, muy cerca de levantar la copa. Pero el mismo rival de hace 24 años se lo negó. Alemania se impuso por 1 a 0 en el partido decisivo y se subió a lo más alto del podio. Hubo lágrimas y bronca entre los argentinos por el título que se escapó por tan poco. Pero con el correr de los días se empezó a valorar ese subcampeonato histórico.

PALO Y A LA BOCHA
Histórico fue también lo que consiguieron los chicos del seleccionado de hockey. Los Leones se colgaron el bronce -la primera medalla para Argentina en la rama masculina de este deporte- al derrotar por 2 a 0 a Inglaterra en el partido por el tercer puesto. El equipo, que llegaba al torneo en el 11.º escalón del ranking mundial, demostró el gran crecimiento que experimentó en los últimos años y bajo el mando de Carlos Retegui -que tuvo el desafío de dirigir simultáneamente a Las Leonas- se metió entre los mejores.

Una excelente primera fase, con cuatro triunfos -dos de ellos por goleada: 5-0 a Corea y 5-1 a Sudáfrica- le permitió terminar segundo en su grupo y clasificarse, por primera vez, a las semifinales de un Mundial. En esa instancia, el sueño chocó con la poderosa Australia, campeón defensor, y la goleada la sufrieron ellos. Fue un contundente 5-1 para el mejor equipo del mundo.

Ese resultado ya significaba un gran paso adelante en el seleccionado, pero ellos fueron por más. Y tuvieron su premio. El broche de oro fue la consagratoria actuación de Gonzalo Peillat, máximo anotador del torneo, con 10 goles.

Allí también las chicas se subieron al podio y Luciana Aymar pudo despedirse de los mundiales con otra medalla, aunque para muchos tuvo sabor a poco. Es que Argentina llegó como un gran candidato para defender el título que había ganado en Rosario 2010 y con el incentivo especial de que esa sería la última Copa del Mundo de la rosarina con la camiseta argentina.

El primer objetivo estaba claro: había que ganar el grupo para evitar a Holanda, campeón olímpico, en las semifinales. Pero las argentinas estuvieron lejos de su mejor nivel y terminaron segundas detrás de Estados Unidos. Entonces el local se encargó de ponerle fin al sueño del campeonato.

Les dolió mucho a Las Leonas la derrota por 4 a 0. Pero no solo porque las dejó fuera de la lucha por el título, sino porque ante las dirigidas por Maximiliano Caldas y con una Aymar disminuida por una lesión en la pierna derecha, no tuvieron respuesta. El equipo no ocultó la tristeza y la desazón aquella tarde. Sin embargo, rápidamente dejaron las lágrimas atrás. En el partido por el bronce ante Estados Unidos, Aymar se vistió de heroína y marcó los dos goles del 2 a 1 que le dieron el bronce a Argentina. Un bronce que quizá sonó a premio consuelo, pero que le permitió al equipo volver a meterse entre los tres mejores de un Mundial y ratificar su posición en la elite.

MALA PASADA
Para el básquetbol, el Mundial fue decepcionante. Sin muchas de sus figuras históricas, el equipo de Julio Lamas terminó 11.º -el peor resultado en un torneo internacional desde 1999- luego de una dolorosa derrota en los octavos de final ante Brasil.

Argentina se perfilaba como uno de los candidatos, pero las bajas de Emanuel Ginóbili -San Antonio le "recomendó" que no jugara para no agravar la fractura por estrés en el peroné de su pierna derecha- y Carlos Delfino -aún en recuperación por una fractura en el pie derecho- le quitaron favoritismo. Sin embargo, por el peso de historia y por la calidad de sus jugadores, el equipo siguió soñando con hacer un buen torneo y, en medio de la crisis de la Confederación Argentina de Básquetbol, había llegado al torneo con la ilusión intacta.

Por eso la derrota ante su clásico rival sudamericano por 85 a 65 que lo dejó fuera del torneo fue un golpe durísimo. La eliminación dejó algo en claro. Más allá de que hubo cinco integrantes de la Generación Dorada, Luis Scola, Andrés Nocioni, Pablo Prigioni, Walter Herrmann y Leonardo Gutiérrez, la era de ese equipo histórico llegó a su fin y es hora que los nuevos talentos tomen la posta.

CRECEN
Muy distinta fue la sensación que dejó el paso del seleccionado por el Mundial de voleibol, aunque en las posiciones finales también se consiguió un 11.º lugar. La llegada de Julio Velasco a la dirección técnica del equipo fue una ráfaga de aire fresco y el entrenador -bicampeón mundial con Italia y de gran trayectoria en Europa y Asia- propuso un cambio de juego y de mentalidad. Y eso se vio reflejado en la actuación argentina.

Una gran primera fase le permitió al equipo avanzar. Entonces, dos derrotas consecutivas lo dejaron sin chances de clasificarse a la tercera fase, pero le tocaron el orgullo. Los argentinos reaccionaron y se despidieron del torneo a lo grande.

Primero consiguieron una importante victoria ante el siempre complicado Italia por 3 a 1 (17-25, 25-21, 30-28 y 25-21), con una gran actitud y un muy buen juego. Y luego cerraron con un histórico 3 a 2 (19- 25, 28-26, 25-20, 23-25 y 15-11) ante Estados Unidos, un equipo al que el propio Velasco describió como un modelo para seguir.

En esos últimos partidos antes dos grandes potencias se vio la mano del DT y los argentinos se despidieron con una sensación muy positiva. Y el sentimiento de que, trabajando como lo hicieron este año, el futuro es prometedor.