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Balón de Oro: cuando la grandeza no es suficiente para repartirla

Getty Images

ZÚRICH -- Cristiano se paseaba por la zona mixta del Palacio de Congresos con la seguridad del que se sabe dueño de la noche. Zúrich le pertenece. Tanto como su segundo Balón de Oro consecutivo, uno que llevaba entre las manos, que le prestó a unos periodistas y casi olvida llevarse. Así de desprendido se sentía. La noche fue dispuesta para gritar al mundo que no hubo nadie como él con el balón. Un grito "sí" madridista. Luego contaba que esa expresión espontánea le pertenece a su equipo, que es el grito que usan en los partidillos de entrenamiento para celebrar los goles. Era una manera de decirle a sus compañeros que estaban presentes y que el reconocimiento era compartido.

En Suiza se reunía la élite del futbol, esa que votó para que el portugués se subiera a la tarima no a adueñarse del podio, sino a reclamar un territorio que le pertenece, que se ganó con cada uno de los 61 goles marcados en 60 partidos. Tanto morbo causaba la espera de su reacción al escuchar su nombre en una terna de súper estrellas, como daba esperar por el traje que usaría Lionel Messi. Vinotinto metálico, muy parecido al del año anterior por cierto. Al igual que el resultado.

Y el lenguaje corporal de Cristiano denotaba lo que muchos sabían: sus ansias de ser reconocido como el top y un sentimiento de competencia que parece crecer con los títulos. ¿Influencia Messi ese "vamos por más"? Seguro que sí. Nada como ganarle uno de los llamados a ser de los más grandes de la historia. No es que CR7 no lo sea, claro. Aunque ante los periodistas -que atendió hasta responder todas las preguntas- admitía que lo de querer ganarlo todo le viene natural. Las cámaras, los reporteros le buscaban, era ahora su momento. No había espacio para un Messi que pasó primero por la zona de prensa para dar sus impresiones, aunque se notaba que a él eso no le venía tan natural. Mandatos institucionales, suponemos.

Manuel Neuer sólo tenía cabida en el 11 de los mejores del año. Sus compañeros Lahm y Kroos le acompañaron. En una noche que también estuvo dispuesta para celebrar la supremacía de un proyecto iniciado en 2006 y que daba frutos en 2010 al quedar terceros del mundo y que parece que no culmina con Copa del Mundo de 2014. Joachim Löw, que se llevó el premio al mejor entrenador, tiene la mira puesta en Francia 2016. Alemania va por la Euro. Es el momento teutón, que quiere sellar sus colores en una época, como lo hizo en su momento España. Nadine Kessler y Ralf Kellerman del Wolfsburg lo ratificaban.

Löw se saltó la zona de medios, una que se invadía de madridismo, a diferencia de la previa de la Gala en la que se negaron a atender a la prensa en la alfombra roja. Ahora, triunfantes, lo hacían con gusto. James se paseaba con el Puskas en mano frente a los medios, en ocasiones nervioso, pero sobre todo ilusionado. Sergio Ramos lo mismo. Al de Sevilla le brillaban los ojos al respondernos que va por más y quieren hacer de este Madrid potente uno que marque época. Ancelotti no ganó, pero estaba feliz por sus chicos y también nombró a la Champions. El objetivo es la Undécima.

También Florentino se regodeaba feliz por la eficacia -como nunca- de sus fichajes. Jorge Mendes, agente de Cristiano, James y Falcao, levantaba la voz en un año en el que movió más dinero en el mercado que ningún otro. Un año alemán y merengue. Un año para el olvido como reconocían Leo e Iniesta, que con carácter de crack explicaba que ser considerado entre el FIFPro World XI le daba gasolina para regresar al Barcelona a las mejores posiciones de Europa.

Noche de regresos, al menos en objetivos, porque eso quiere Cristiano Ronaldo. Sostener el podio como lo hizo, repleto de confianza, en el lejano enero 2015, para decir que no existe nadie como él. Un mensaje para todos los que osen invadir el reino de dos de los mejores: al parecer en esta época tres son multitud y la grandeza no es suficiente para compartirla. No cuando se trata de Messi y Cristiano. El argentino y el portugués han decidido repartírsela, sólo, entre ellos.