Carlos Morales 9y

Budenholzer pone a volar a Hawks

Este equipo ha ganado sus últimos 13 partidos y 26 de sus últimos 28. Su defensiva es la más eficiente de la NBA, con 96.3 puntos por 100 posesiones y su ofensiva produce 70 por ciento de los puntos por vía de asistencias.

Según datos de ESPN Estadísticas e Información, ningún jugador de este equipo está entre los primeros 30 en puntos por juego; ninguno aparece entre los primeros 30 en minutos por juego y ningún elemento figura entre los primeros 40 en intentos de campo esta temporada. Todo eso es indicio de juego en conjunto.

¿Hablamos acaso de los San Antonio Spurs, los campeones reinantes de la NBA? No. Son los Atlanta Hawks.

Confieso que no pensaba que Atlanta dominaría la liga de la forma que lo está haciendo. Tienen el segundo mejor récord de la liga detrás de los Golden State Warriors. Tienen marca de 10-2 frente a equipos de la Conferencia Oeste, 14-5 ante equipos sobre .500 y de 17-5 en la carretera.

A veces se da la situación de que un equipo tiene una racha buena y uno puede pensar que se trata de un espejismo. Pero con Atlanta no se puede decir "ya mismo se caen". Porque no se han caído jugando con lo mejor y no parece que se vayan a caer. Es un equipo sólido en ambos lados de la cancha, el equipo que más puntos consigue como resultado de las asistencias y el segundo que más asistencias produce por juego. Y es el único equipo de la liga que figura entre los primeros cinco de la liga tanto en eficiencia defensiva como en eficiencia ofensiva.

Y para ser el mejor, los Hawks han emulado al campeón. Atlanta juega un sistema que ha puesto a la prensa a llamarle 'el San Antonio del Este'. El entrenador Mike Budenholzer, con 17 años de experiencia en la banca de Gregg Popovich, ha emulado el sistema de juego de los Spurs de trabajar los unos para los otros, dejar los egos en la puerta, de tratar de que el juego sea colectivo, de adentro hacia afuera y de utilizar el triple como arma sin descartar jugadores que desequilibren. Es una copia al carbón de San Antonio, pero en estos momentos están jugador mejor que San Antonio. El alumno está superando el maestro, pues los Spurs han tenido sus altas y sus bajas, mientras Atlanta juega a un nivel muy alto noche tras noche.

Aunque no se podía prever lo que hemos visto de Atlanta, el año pasado se vio un cambio drástico en la dinámica de este equipo. Los Hawks llevaban años como un equipo del medio de la tabla de posiciones. Ganaron su único campeonato en 1956-57, cuando todavía estaban en San Luis, y llegaron a la final dos veces entre 1960 y 1962, pero desde que se mudaron a Atlanta en 1968-69, no han tenido un equipo tan malo como para comenzar a reconstruir con grandes selecciones en el sorteo, pero tampoco como un equipo tan bueno para aspirar al título.

Cuando Budenholzer llegó en 2013-14, se dio a la tarea de cambiar esa mentalidad de equipo acostumbrado a la mediocridad. Su reto fue definirlo como un equipo ganador y no aceptar menos que eso. A pesar de que no contaron con Al Horford, clasificaron a los playoffs y lejos de verlo como un gran logro, se sintió decepcionado cuando se eliminaron en siete partidos frente a los Indiana Pacers en la primera ronda.

Por ese lado, uno podía ver un cambio. Pero de ahí a poder anticipar que Atlanta iba a ser el mejor equipo del Este y uno de los mejores de la liga, jamás me hubiese pasado por la mente.

Como coach de segundo año, Budenholzer no aspiraba a tener el control que tiene Popovich con la oficina central del equipo. Pero una situación negativa propició que se diera esa relación parecida a la que tiene Coach Pop con su gerente, R.C. Buford.

En septiembre, el gerente general de los Hawks, Danny Ferry, fue suspendido por unos comentarios raciales que hizo mientras trataba de firmar a Luol Deng. Ante la situación, el asistente de gerente general pasó a ser el gerente de título, pero al que realmente le tocó correr con el personal no solo como coach, sino en la oficina, fue a Budenholzer. De ahí que se diera una dinámica idéntica a la de San Antonio, en la que el coach es el jefe y el gerente está alineado con lo que este quiere hacer. Por casualidad, no por sus exigencias, Budenholzer está en la misma situación de su antiguo jefe y maestro.

Siempre es bueno que el jugador sepa que a quien tiene que complacer es al entrenador. Cuando un coach no tiene ese control, un jugador llega y busca a quién es el que tiene que complacer, si al gerente, o a la estrella del equipo. Una situación que salta a la mente de inmediato es la de Derek Fisher con los New York Knicks: ¿En qué nivel los jugadores piensan que Fisher es la figura si lo que se proyecta todos los días es que la figura es Phil Jackson? Si no hay un conocimiento puro del jugador de quién es el que manda, entonces el jugador se pone ambivalente. No es casualidad que los entrenadores de los Los Angeles Clippers (Doc Rivers) y los Detroit Pistons (Stan Van Gundy) hayan negociado ser entrenadores y gerentes, pero en Atlanta, sin planificarlo, el control de Budenholzer va más allá de la cancha.

Así, en Atlanta, para que un jugador tenga trabajo seguro, a quien tiene que complacer es al coach Budenholzer.

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