<
>

El mundo al revés

BARCELONA -- El Barça que llevaba seis partidos sin ganarle al Atlético le ha ganado dos consecutivos. Fernando Torres, pesadilla para el Barça e inútil ante el Real Madrid, le metió dos a los merengues y pasó como un fantasma por el Camp Nou. Messi, que convirtió al Atlético en su rival predilecto llevaba siete partidos sin meterle un gol, le ha marcado por duplicado en este 2015. ¿El mundo al revés?

El Barça aparcando calidad y sustituyéndola por una épica de otros tiempos. Ya sucedió de alguna manera hace once días, cuando Mandzukic marcó de penalti entre un griterío ensordecedor de la hinchada del Camp Nou. Un penalti, harto dudoso, cometido no por un zaguero, sino por Messi. Y la cuadratura del círculo llegó en este duelo copero, con el Barça en pleno arremangado y entendiendo que cualquier camino es adecuado para lograr la victoria.

El Atlético remó como pudo para ahogarse en la orilla, cuando rozaba una igualada que devolvía la normalidad a los duelos entre ambos equipos en los últimos tiempos y se arrodilló en base a la revolución de un Camp Nou que se asemejó, más que nunca, al Calderón, con la hinchada peleando con el frío a base de las protestas a las que les invitaban los jugadores.

Competitivo a tope por mucho que la inspiración no fuera la de los dos últimos partidos, el Barça domó a un rival que a pesar de lanzar cinco corners no puso en problemas nunca a Ter Stegen. Y se llevó el premio a través de un plan que no se recordaba en Barcelona. Lo mereció el equipo de Luis Enrique, seguro, y pudo y debió incluso marcar algún gol más que pudo haber llegado de no estar tan desafortunado Luis Suárez... Pero llamó la atención la manera en que conquistó esta victoria.

EL MISMO EQUIPO El mundo absolutamente al revés contemplando como Luis Enrique da a entender haber encontrado un equipo tipo. Sin contar el cambio del portero, el mismo que había arrollado al mismo Atlético y goleado en Riazor. Al cabo de casi 30 partidos el Barça, a finales de enero, tiene, se supone, una base fija.

Y, para acabar de redondearlo, con Messi fallando su segundo penalti de la temporada. Si en el campo del Levante Leo chutó fuera, esta vez se encontró a Oblak... aunque acabó felizmente la jugada al rematar a la red su rechace.

Bueno, algo hay que no ha cambiado. Messi sigue llevando en volandas a este equipo y en base a su liderazgo es absolutamente lícito confiar en el futuro del Barça esta temporada.

Pero, por encima de todo, resultó extraña ver la ruta tomada por el equipo azulgrana para ganar. Menos juego y más épica. El fútbol, a fin de cuentas, tiene muchos discursos y son los resultados los que al final le dan validez. O no.