Jordi Blanco | Corresponsal 9y

Barça ya sabe ganar sin su futbol

BARCELONA -- El Madrid ganó sin agradar en Córdoba y el Barça le respondió con brutalidad en Elche. Siempre ha existido en España la sensación de que el Barcelona debe ganar a través de la brillantez, del fútbol, del buen gusto... Y este sábado, el grupo de Luis Enrique demostró que sin alcanzar la excelencia, incluso alejado de ella, es capaz de imponer sus galones en el terreno de juego.

No le resultó tan fácil al equipo azulgrana romper la resistencia del Elche como sí aplastarlo. Más de media hora aguantaron los de Escribá ante un rival nuevamente intervenido por el entrenador y que, más allá del esperado regreso de Bravo a la portería, introdujo hasta cinco novedades en el 11 para poner en guardia a una hinchada que creyó tener el 11 tipo sentenciado y se sobresaltó al ver como Suárez, Alves o Iniesta quedaban apartados de la alineación.

Pero el Barça ha cambiado en el fondo y en la forma. O eso da a entender en el terreno de juego, donde con mayor o menor brillantez impone su poderío al rival en base a su despliegue, en el que Mascherano ocupa un lugar primordial. Y a la que desatasca el marcador arrolla, poniendo en el escenario a sus mejores cracks, aquí asistentes, aquí goleadores, para dejar en un segundo plano asuntos más de fondo.

El barcelonismo no se ha vuelto resultadista, pero ha dado un paso hacia la efectividad. Espera la maravilla de Messi y la genialidad de Neymar con la misma expectación que exige el triunfo por encima de cualquier consideración en esta persecución liguera al Real Madrid.

A fin de cuentas, el 11 de este sábado en Elche podría compararse al que presentó Luis Enrique en San Sebastián. Sí, la gran diferencia entre ambos serían Leo y Ney... Pero en el fondo la presentación del entrenador daba a entender que sigue en sus trece de cambiar jugadores partido a partido.

Y mientras en el campo de la Real Sociedad el fiasco fue absoluto y desembocó en la peor crisis de los últimos tiempos, en el Martínez Valero la imagen enseñó un equipo ganador.

"Es un Barça muy del pasado, ochentero", se escuchó decir en la radio, recordando al Barça de un pasado muy lejano en el que los delanteros, el ataque, sobresalía por encima del juego. Y en el que la pasión, entrega y músculo tenían tanto protagonismo como el juego.

Hoy son Messi y Neymar los dueños de un Barça que en poco recuerda a sus esencias, pero que aplasta al rival por la mezcla de su contundencia y calidad.

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