Rafael Zamorano 9y

Raiders aplastan a Vikings, pero la sorpresa llegó con Fred Biletnikoff

MÉXICO -- El Super Bowl XI supuso la primera de cinco visitas del súper domingo al Rose Bowl, y apenas la segunda vez que se jugaba el juego por el título de la moderna NFL en un estadio que no era ocupado por una franquicia de la liga, aunque la primera vez que sucedía para un estadio que jamás había sido ocupado por una franquicia de la liga. El Super Bowl VIII se jugó en Rice Stadium, unos años después de que los Houston Oilers se habían mudado al Astrodome. Asimismo, el Rose Bowl de Pasadena se convirtió en la segunda sede del área de Los Ángeles en recibir el gran juego, después de que los Super Bowls I y VII se disputaran en el Memorial Coliseum, confirmando a California como una de las sedes favoritas de la NFL para su gran fiesta.

Los Oakland Raiders arribaron con una larga reputación por quedarse en la orilla. El club sucumbió ante los Green Bay Packers en el Super Bowl II, y perdieron el Juego de Campeonato de la AFL en las dos campañas siguientes, las últimas dos de la extinta liga antes de la fusión, quedándose en la antesala de los Super Bowls III y IV. En el primer año de una NFL dividida en Conferencias, Oakland cayó ante los Baltimore Colts, por el derecho de acceder al Super Bowl V, tropezando también en las Finales de la AFC de las campañas de 1973, 1974 y 1975, ante los eventuales campeones del Super Bowl VIII, Miami Dolphins; y IX y X, Pittsburgh Steelers. A esas derrotas hay que sumar una caída en la Ronda Divisional de la campaña de 1972, también ante Pittsburgh.

La historia de los Minnesota Vikings no era mucho mejor. Los Vikes perdieron el último duelo disputado entre las dos ligas, el Super Bowl IV --su único campeonato de la NFL hasta la fecha--, ante los Kansas City Chiefs, y ya en la era de la fusión, fueron derrotados en los Super Bowls VIII y IX, por los Dolphins y Steelers, respectivamente. A eso hay que sumarle derrotas en la Ronda Divisional de los playoffs en 1968, 1970, 1971 y 1975.

Uno de los dos equipos tendría la oportunidad de quitarse la etiqueta de eterno perdedor.

El juego. El primer periodo transcurrió sin puntos, pero para medio tiempo, los Raiders ya se encontraban con una ventaja de 16-0. Los Vikes habían cerrado distancias a 19-7 cuando culminó el tercer parcial, pero Oakland lo resolvió rápidamente en el último cuarto con otros dos touchdowns, antes de que Minny anotara un touchdown más en tiempo basura, para dejar el marcador final en 32-14.

JMV. Sin lugar a dudas, se trata de una de las designaciones más controversiales. El receptor abierto Fred Biletnikoff fue designado como el mejor jugador del partido, gracias a cuatro recepciones para 79 yardas. Aunque el promedio de casi 20 yardas por atrapada es de admirarse, Biletnikoff nunca encontró las diagonales. El argumento de la época fue que tres de esas recepciones prepararon touchdowns para Oakland.

La controversia. El mariscal de campo Ken Stabler probablemente merecía el reconocimiento como Jugador Más Valioso gracias a una actuación increíblemente eficiente: 12 de 19 completos para 180 yardas con un touchdown. Para Stabler, el partido fue el punto final a una campaña en la que terminó como el mejor pasador de la NFL, liderando a la liga en porcentaje de pases completos (66.7) y touchdowns (27).

Por otro lado, los Raiders impusieron marcas de Super Bowl en yardas ofensivas (429) y ofensivas terrestres (266), en buena medida gracias a las 137 yardas en 16 acarreos de Clarence Davis, y las 73 yardas en 18 acarreos de Mark van Eeghen. Adicionalmente, el corredor Pete Banaszak contribuyó con 19 yardas en 10 acarreos, dos de los cuales culminaron en touchdown.

Finalmente, el único touchdown aéreo para Oakland llegó vía Dave Casper, en conexión de 1 yarda en el segundo cuarto, parte de una actuación de cuatro atrapadas y 70 yardas muy similar a lo de Biletnikoff, pero sin la anotación.

Defensivamente, Willie Brown devolvió una intercepción 75 yardas para touchdown, la última anotación de los Raiders en el juego, mientras que Willie Hall también robó un pase y recuperó un balón suelto, siendo los responsables de los tres robos de balón a los Vikes.

Es sencillo criticar con el periódico de ayer en la mano, pero sin duda hubo otros jugadores que podrían haber sido más merecedores de la designación de Jugador Más Valioso por encima de Biletnikoff.

El resultado. Los años venideros no pudieron haber sido más distintos para los protagonistas.

Los Vikings no consiguieron levantarse anímicamente de su tercer Super Bowl perdido en cuatro años, y cuarto en total, con todo y que fueron el equipo con el mejor porcentaje de victorias de los últimos ocho años.

Mientras tanto, los Raiders ganaron el primero de tres Trofeos Lombardi en ocho años, elevando a John Madden a la esfera de los entrenadores en jefe de primera línea de la NFL. Para Stabler, sin embargo, una designación como JMV lo pudo haber cambiado todo. El Jugador Más Valioso de la NFL en 1974, cuatro veces elegido al Pro Bowl y dos veces All-Pro, es un tres veces finalista al Salón de la Fama, sin lograr conseguir a la fecha el apoyo necesario para ser enaltecido en Canton.

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