Jordi Blanco, Corresponsal en Barcelona 9y

Estupor en Barcelona por candidatura de Figo a presidencia de la FIFA

BARCELONA -- La decisión de Luis Figo de presentar su candidatura a la presidencia de la FIFA se recibió con estupor en Barcelona, donde el ex futbolista portugués sigue siendo un personaje controvertido desde el verano del año 2000, cuando abandonó la disciplina del Barça con destino al Real Madrid pagando su cláusula de rescisión (de la que se hizo cargo Florentino Pérez).

Más allá del mal recuerdo que se guarda en el club azulgrana por aquel suceso, la figura de Figo no se asocia precisamente a "limpieza" por la manera en que desarrolló su carrera futbolística en cuanto a los contratos que firmó, contraria a esa "transparencia" de la que hoy quiere hacer gala.

El portugués fichó por el Barça en el verano de 1995 después de que la Federación italiana lo castigara con dos años de sanción sin poder jugar en el Calcio a raíz de una duplicidad de contratos con Juventus y Parma cuando aún pertenecía al Sporting de Portugal. Figo firmó, en octubre de 1994, un contrato privado con la Juventus para incorporarse a su plantilla en el mes de julio siguiente pero apenas unas semanas después remitió una carta a la Juve en que rompía unilateralmente el trato... Porque su representante, Jorge Veiga, había llegado a un acuerdo más beneficioso con el Parma.

La Juventus y el Parma presentaron ante la Liga italiana en enero de 1995 la ficha del jugador portugués para la siguiente temporada, no rehusando a sus derechos sobre él y provocando que el 17 de febrero la Liga sentenciara en contra de todas las partes, prohibiera a Figo alinearse con cualquier club italiano durante las dos temporadas siguientes (el Milan se ofreció a ficharle para compensando a los otros dos clubes) y lo amenazara con trasladar a la FIFA la propuesta de un castigo en cualquier club.

Fue entonces cuando el Barcelona apareció en escena y acordó pagar una indemnización tanto a Parma como a Juventus para liberar al futbolista e incorporarlo a sus filas por deseo expreso de Johan Cruyff, en aquel entonces entrenador del club catalán. Figo firmó un contrato de tres temporadas con el Barça y el asunto se solucionó sin más problemas.

El portugués no tardó en ser uno de los futbolistas de referencia del equipo, hasta convertirse en capitán e ídolo para la hinchada del Camp Nou, que no atendió a los problemas surgidos con la directiva en su primera renovación y acogió con estupor en el verano del año 2000 su marcha a traición al Real Madrid.

Tras un verano lleno de rumores en que se apuntaba a que Florentino Pérez había cerrado con su representante un acuerdo para ficharle si ganaba las elecciones a la presidencia del club merengue, Figo, apenas tres días después de proclamar su intención de permanecer en el Barcelona y negar que tuviera nada firmado con el aspirante a la presidencia, se presentó como jugador del Real Madrid al ganar Pérez aquellas elecciones.

El mismo que hoy proclama su intención de recuperar el buen nombre del fútbol y se presenta como garante de la transparencia, permitió a su representante la firma de un contrato a espaldas del que entonces era su club para firmar por un rival. De hecho, eso lo había hecho ya cinco años y medio antes con la duplicidad de contratos con Juventus y Parma.

La relación de Figo con el Barça sigue siendo a día de hoy inexistente. El portugués no solo se niega sistemáticamente a conceder entrevistas a los medios catalanes, sino que rechaza cualquier pregunta en una rueda de prensa con un desprecio indisimulado y en las contadas ocasiones que se ha referido a su carrera deportiva obvia deliberadamente su etapa como azulgrana.

Su aspiración a suceder a Blatter en la presidencia de la FIFA, que ya cuenta con el apoyo implícito de José Mourinho y se sospecha tiene en la retaguardia la colaboración de Jorge Mendes (el representante más poderoso e influyente del fútbol mundial), no es la mejor de las noticias para un Barça descolocado en los despachos de los organismos internacionales.

Y quien pudiera pensar que las elecciones del 29 de mayo abrirían la puerta a una posible amnistía que beneficiase al club catalán quedó helado al imaginarse a uno de los personajes más despreciados por el universo azulgrana al frente del fútbol mundial. Tan helado como pasmado al escucharle hablar de una 'transparencia' de la que nunca hizo gala como deportista.

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