Jordi Blanco | Corresponsal 9y

Messi vuelve a maravillar a todos

BARCELONA -- Del primer partido al último, el 100, el 200 o el 400 que vendrá, sentarse a ver a Messi ofrece siempre la esperanza de contemplar algo distinto. Leo, atrapado por las lesiones, fue invisible en aquella terrible eliminatoria frente al Bayern Munich en abril de 2013 y Leo, envuelto en la depresión que pareció atrapar a todo el equipo, fue incapaz de ganar la Liga en la última fecha de la pasada temporada. Y Leo, seguro, ha completado partidos para el olvido, actuaciones tristes y mediocres. Pero son las menos.

Las más son aquellas en que la Pulga ofrece espectáculo. "Yo estaba el día del gol maradoniano" no se cansan de recordar aquellos que asistieron a la excepcional diana copera frente al Getafe, hace ya ocho años. "Yo le vi marcar cinco goles" rememoran quienes asistieron a la exhibición ante el Bayer Leverkusen... Los jugadores pasan y los clubs permanecen, pero Messi forma parte de la excepción que confirma esa regla. Porque tal y como existieron Samitier, Kubala o Cruyff, él es quien ocupa hoy el trono de la leyenda que un día fue de sus antecesores.

Un catalán, un húngaro, un holandés y un argentino. Un poker de héroes del barcelonismo militante que se divide entre quienes no dudan en calificar a Leo como el número uno y quienes mantienen que cada cual tuvo su era. Pero los números no engañan y las estadísticas que muestra Messi en el Barcelona dejan en evidencia a quien quiera negarle el trono.

Sus números, siderales, solamente desaparecen del plano cuando se le ve deslizarse por el césped. El Manda y decide el cómo y el cuándo y este domingo lo evidenció al apartarse a la banda cuando entendió que su posición en el centro del ataque no ofrecía las soluciones deseadas. Persigue los goles de Cristiano Ronaldo pero, a la vez, arrastra con él a un Barcelona enloquecido y a una hinchada que a la que se sienta en su localidad del Camp Nou o frente al televisor se olvida de quien es Bartomeu, no conoce al juez Ruz, aparca las polémicas del contrato de Neymar o ni se ocupa del tal Ariedo Braida y la nueva y sospechosa comisión deportiva del club.

Messi es por sí mismo una galaxia propia en el Barça en la que todo cabe y quien pudiera pensarse que había dimitido en una preocupante cuesta abajo contemplada en meses pasados puede ya ir olvidándose de ello. A sus 27 años, sin la velocidad de antaño pero con una capacidad futbolística soberbia, el argentino es quien dirige con fantasía el timón en el equipo de Luis Enrique.

'Messilandia' tituló en su portada de este lunes el diario Sport como un resumen conciso y perfecto del presente del Barça, el mejor equipo de Europa en este 2015 que acaba de comenzar y que tras enlazar once victorias consecutivas desde la debacle de Anoeta se ha disparado como no podía esperarse.

"La racha se acabará, pero lo importante, por encima de los propios resultados, es ver cómo el equipo se ha acomodado perfectamente a un plan de juego", destacó este lunes un antiguo miembro del cuerpo técnico azulgrana, quien reconociendo que la relación entre Messi y Luis Enrique no es precisamente amistosa se sonrió al recordar que, precisamente, "todas las dudas que existían con el entrenador han desaparecido a partir de la explosión del mejor Leo".

Esa es, al fin y al cabo, la demostración última de qué es y qué significa Leo Messi en el Barcelona. Los récords personales están ahí, sí, pero por encima de todo está el equipo y el club. Y no hay mayor compromiso que el de dispararlo hacía la gloria. Eso es Messi. Y punto.

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