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La guerra de las tribunas

BARCELONA -- El Cambridge United, un equipo que transita por la parte media de la League 2 inglesa (la cuarta división), congregó hace dos semanas a 74.511 espectadores en las gradas del estadio Old Trafford de Manchester, en un partido de la 4ª ronda de la FA Cup. Ocho días después, en la semifinal de la Copa del Rey de España entre el Barça y el Villarreal se registró la tercera peor entrada de la temporada en el Camp Nou: 57,378 aficionados.

En la anterior eliminatoria, con un cartel que presentaba al Atlético de Madrid, acudieron 62,225 hinchas al estadio azulgrana, mientras que en Inglaterra, el Middlesbrough de la segunda división provocaba la asistencia de 44,836 espectadores al Etihad de Manchester (con un aforo total de 47.500) o en Stamford Bridge 41,014 aficionados contemplaron en directo como el Bradford City, de la tercera, eliminaba al Chelsea, en cuyo estadio caben 41.798 personas. En ninguno de los tres estadios de los grandes ingleses se bajó de un 95 por ciento de capacidad en partidos frente a rivales de segunda, tercera o cuarta categoría a la vez que en el Camp Nou no se llegó ni al 63 por ciento.

El desánimo que cunde entre la directiva del Barcelona no es único en España. En el campo del Espanyol, con capacidad para 40.500 espectadores, solo una vez, ante el Deportivo, se han superado los 20 mil y la entrada media no supera los 16 mil aficionados, apenas un 39 por ciento de aforo; El Getafe solamente llenó una vez más de un tercio de sus 16 mil localidades (13 mil ante el Atlético) y hasta clubs con el tirón de Sevilla o Valencia han comprobado como desciende el número de asistentes al Sánchez Pizjuán y Mestalla.

La fidelidad incluso se ha resentido en el Vicente Calderón y en el Bernabéu se ha contemplado con extrañeza que en los dos últimos partidos, frente a Sevilla y Deportivo, no se alcanzasen los 70 mil espectadores. Elche, Real Sociedad, Levante, Villarreal, Celta, Deportivo... No son pocos los directivos de clubs de Primera División preocupados por el descenso de aficionados a sus estadios y aunque el silencio oficial se impone y las excusas se multiplican el futuro se observa con incomodidad.

El fútbol español mira con envidia insana a Inglaterra y no sabe escapar de la depresión al descubrir que la Premier acaba de firmar un contrato televisivo que le proporcionará siete mil millones de euros en tres años, que significará al club más modesto unos ingresos anuales superiores a los 130 millones y que amenaza con ampliar, más si cabe, la terrible desigualdad con la Liga.

Comparemos. En la parte media de ambas ligas, en el 12º puesto, coinciden el Deportivo de La Coruña en España y el Everton en Inglaterra. Riazor tiene un aforo de 34,611 espectadores que no se ha llenado ni una sola vez. La mejor asistencia la provocó la visita del Barcelona con 25,173 aficionados, pero la media de los 12 encuentros disputados en el campeonato se sitúa en 19,627 hinchas. En Goodison Park la peor entrada fue de 34,035 espectadores ante el Crystal Palace, en un estadio con capacidad para 40,565 hinchas y que ha registrado una entrada media durante la Premier de 37.998 espectadores. Un 56,7 por ciento del Deportivo contra un 93,7 del Everton

"La pasión con que se vive el fútbol en Inglaterra es inigualable. Los campos llenos, un ambiente excelente. No se puede comparar" afirma Bojan Krkic, ex jugador del Barça y hoy en el Stoke City que se reconoce maravillado en cada partido.

"La Premier enamora" resume Juan Mata, futbolista del Manchester United quien advierte que "es el escenario ideal para que tanto los aficionados como el futbolista disfruten" y coincide Michu, hoy en el Napoli tras dos cursos en el Swansea en los que descubrió que el fútbol inglés "está montado para que el aficionado se involucre al cien por cien con su equipo".

"Es una historia diferente. El fútbol inglés cuida a sus seguidores y ellos responden. Es así de simple" explica Arteta, que cumple su décima campaña consecutiva entre Everton y Arsenal.

El fin de semana futbolístico degenera en una fiesta desde Blackpool y hasta Portsmouth, ciudades con sus clubs en segunda y cuarta categoría pero a cuyos estadios acuden no menos de 10 mil aficionados (18 mil en el caso de los Pompeys) demostrando que hay vida, y muy sana, más allá de la Premier. Horarios unificados, control de los gastos por parte de la federación, buenos repartos económicos... Y campos llenos, pasionales y animosos que provocan ese interés de la televisión.

"A mi me da igual quien gane la Liga. Bueno, no, que no la gane el United, pero a partir de ahí lo único que me interesa es el Leeds".

Esta fue la respuesta de un hincha camino de Elland Road para ver a su equipo, jugando en segunda, a principios de esta temporada. Eso es Inglaterra: una comunión inquebrantable en la que el sentimiento de pertenencia al propio club no se pone en cuestión. Mientras en España la afición se divide entre Madrid y Barça... Y el equipo de la propia ciudad. En el Reino Unido, esa diversificación es infinitamente menor.

Y, agradeciéndolo los clubes, el efecto provoca que, por ejemplo, las entidades de la Premier ingresen, de acuerdo a una información de 'El País', cerca de 700 millones de euros por venta de entradas, una cifra impensable en la Primera División española, o que facturen casi 900 millones en patrocinio.

A medida que crece la riqueza de la Premier aumenta la pobreza de La Liga y ante el futuro próximo ya se empieza a temer que ese maná económico que salpicará desde Southampton y hasta Newcastle provoque que los ojos de los clubes se giren hacia España para llevarse a sus nombres más destacados, tentándoles con unos sueldos inasumibles para quien no sea Barça o Real Madrid.

O incluso para ellos, que pueden verse abocados a perder la 'clase media' de la plantilla para poder mantener a sus estrellas a salvo de las garras inglesas.

John Carlin, reputado periodista y escritor inglés afincado en España, lo resumió esta semana de forma lacónica en las mismas páginas de 'El País'.

"La terrible verdad es que en Inglaterra el fútbol se toma más en serio. Si el fútbol inglés es mucho más rico que el español es ante todo porque los ingleses aman su deporte con más pasión".