<
>

Luis Enrique, incómodo con Messi

BARCELONA -- La eterna cancioncilla de Luis Enrique, "no entro en polémicas", regresó este viernes al primer plano en la rueda de prensa del entrenador asturiano previa al choque frente al Málaga. Vino a cuenta del recordatorio de un periodista respecto a las palabras de Messi un día antes, cuando el argentino afirmó que la derrota en San Sebastián había provocado un cambio de actitud en el equipo.

El Barça de las once victorias consecutivas esconde entre las paredes de su vestuario la realidad de lo que pudo pasar. Hasta cuatro veces se inquirió a Luis Enrique por las declaraciones de La Pulga, y su incomodidad, mostrada en un silencio entre sonriente y desafiante, dejó patente que la aparición pública del futbolista no fue especialmente agradable para el técnico y que, a fin de cuentas, la rumorología que apunta a que su relación es poco menos que inexistente tiene algo de realidad.

Luis Enrique, se apunta desde varios focos, ha cedido en su mando sobre el vestuario, ha destensado el ambiente y ha provocado una mejoría evidente que se ha dejado traslucir en los resultados, apoyados en un 'cambio de actitud' que sobre el terreno de juego ha convertido al Barcelona en un grupo absolutamente distinto al que se pudo ver en diciembre y que tuvo en la derrota ante la Real Sociedad su punto álgido.

¿Por qué le irrita hablar tanto de este tema? Silencio. Después de sendas preguntas relacionadas con el buen momento del equipo, con las claves ante el partido frente al Málaga y la posibilidad de auparse aunque sea de forma temporal en el liderato, a la que se le volvió a inquirir por las reflexiones de Messi el gesto del entrenador azulgrana se ensombreció. Tiró de ironía con un periodista, "ahórratelo chico, sé inteligente", antes de dirigirle una fría mirada como única respuesta y aceleró el ritmo con el único deseo de acabar lo antes posible la comparecencia de prensa.

El Barça recibe mañana al Málaga con el objetivo claro de mantener las buenas sensaciones futbolísticas. Sumar su 12º triunfo consecutivo, presionar al Real Madrid ante su visita al Elche y enfocar de la mejor manera su desplazamiento a Manchester, donde le espera el City de Pellegrini con el miedo en el cuerpo.

Todo debería contemplarse desde un prisma de indisimulado optimismo. Pero en el fondo de esa recuperada alegría subyace una realidad incómoda. La que sufre el entrenador a cuenta de su estrella.