<
>

Tommy Robredo: "Todos los torneos tienen que ser iguales"

BUENOS AIRES -- Deportivamente, la guerra de cualquier fase de clasificación es un mundo aparte. Puntualmente en el Argentina Open, tres batallas victoriosas traen como premio 12 puntos ATP y 5165 dólares, contra los 6 y 835 que se lleva el que "apenas" gana dos partidos.

Esta vez, por caso, Agustín Velotti (campeón de Roland Garros Junior en 2010) y Facundo Bagnis (uno de los candidatos a recibir la última invitación que finalmente quedó en manos de Horacio Zeballos) se cruzaban para quedar a un paso del cuadro en un duelo que se definió por detalles. El correntino se fue con las manos vacías mientras que el hombre de Armstrong necesita de otro esfuerzo el día lunes para cumplir el objetivo.

Mientras tanto, a pocos metros, comenzaba a entrenar Tommy Robredo, un "privilegiado". No solo por entrar directo, sino también porque sale adelantado a segunda ronda, por ser uno de los cuatro primeros favoritos.

La regla, aplicada hace décadas pero inédita en Buenos Aires, no lo convence: "Cada torneo prefiere una cosa distinta pero creo que todos los torneos 250 tienen que ser iguales y todos los 500 tienen que ser iguales. Si cuatro jugadores tienen esta ventaja y una semana antes no la tienen, sinceramente no me gusta".

Y tiene una justificación: "Al final, ganar un partido aquí debería tener el mismo valor que ganar en Marsella o en San Pablo. Y digo lo mismo para los Masters 1000. Vas a Indian Wells y si ganás un partido te dan 15 puntos, pero vas a París y te dan 45 porque hay menos juegadores. Preferiría que sea siempre lo mismo, como en los torneos del Grand Slam", comentó, lejos de responder lo políticamente correcto.

El hombre de Hostalric, ante la consulta de ESPNtenis.com, también asumió que no solo para el espectador pasó a ser un torneo especial esta edición de Buenos Aires: "Que Nadal venga a un torneo revoluciona la ciudad. Es un ser extraterrestre. Un Nadal, un Federer o un Djokovic paralizan todo. Ojalá el torneo lo aproveche bien porque queremos que le vaya bien a los torneos. Se recibió un golpe el año pasado porque no vino pero ahora esto es espectacular. Aunque haya menos opciones de ganar, nos beneficiamos todos".

5º del ranking mundial en 2006, fue inolvidable su 2013, años que empezó 115º y lo terminó 18º aun con 31 abriles encima. Pensante, el dueño de 12 títulos ATP (incluyendo Buenos Aires 2009), también hizo mención a la vigencia de tantos tenistas mayores de 30 y a la escasez de menores de 20 en el Top 100 (apenas dos): "No creo que el tenis haya cambiado. Para mí la sociedad es la que ha cambiado. Antes, la labor del padre era dedicarse y si el hijo quería hacer algo, pues que lo hiciera, porque no tenían tantas posibilidades. Ahora se van a esquiar o se van de viaje y el chico no puede ir a jugar esa semana. Yo tuve mi primer teléfono a los 16 años, hoy el que no lo tiene es el marginal de la clase y si rompe el iphone 5 le compran el 6. Todo es mucho más fácil y cuando el partido está difícil lo más fácil es dejar que se tuerza. Por eso, antes, con 18 años varios apuntaban al Top 10 y hoy hay tan pocos jugadores jóvenes dentro del circuito".