Jordi Blanco | Corresponsal 9y

Agüero, el fichaje negado de Messi

BARCELONA -- A Sergio Agüero enfrentarse con el Barça le supone un reto especial. Hace cerca de cuatro años, en la primavera de 2011, el hoy crack del Manchester City se vio cerca del Camp Nou. Mucho. Tanto que al día siguiente de anunciar públicamente su deseo de abandonar el Atlético de Madrid su representante contactó con emisarios del club azulgrana para conocer de primera mano la posibilidad del fichaje.

Dos meses después quien cerró su incorporación fue el Manchester City, que pagó 45 millones de euros al Atlético de Madrid. Sandro Rosell rechazó su llegada a Barcelona, por mucho que estuvo apadrinado directamente por Messi y recibió el visto bueno de Pep Guardiola.

El presidente azulgrana expuso su negativa en el precio, en que estaba negociando el fichaje de Cesc Fábregas y en que el club no tenía la capacidad financiera necesaria para concretar el fichaje del delantero colchonero. En el círculo íntimo de Leo se cree que Rosell consideró que el fichaje de Agüero le daría a Messi demasiado poder en el club, tanto de cara al vestuario como de cara a la opinión pública.

"Cuando dio a conocer su deseo de dejar el Atlético, en su cabeza solamente estaba el Barça. Incluso dio orden a sus asesores que dejasen a un lado los asuntos salariales", recuerda un ex empleado del club madrileño, quien afirma que ni Cerezo ni Gil intentaron hacerle cambiar de idea "porque para ellos fue un negocio absoluto".

El 28 de julio de aquel 2011 se hizo oficial su traspaso al Manchester City, para disgusto de un Messi que se sintió ninguneado en Barcelona y Sergio Agüero, que llegó en un principio a negar el acercamiento del Real Madrid por su convencimiento de que ficharía por el Barça, se sintió despechado por el rechazo de los dirigentes azulgranas.

El Barça incorporó a Alexis Sánchez y el Kun comenzó a marcar las diferencias con el City. Y así hasta hoy, con 97 goles en 150 partidos oficiales, dos títulos de la Premier League como bandera y el deseo íntimo de conducir a los Citizens más allá de esos octavos de final de Champions que se convirtió en un muro insalvable el año pasado.

Para él este duelo tiene un significado muy especial. Hace diez días pasó el fin de semana en la casa que Messi tiene cerca de Barcelona y aunque su amistad es íntima y verdadera, cada vez que se viste de corto para jugar contra el Barça alberga una especial furia.

Se vio tan cerca del Camp Nou, tanto, que le dolió en el alma ese fichaje frustrado.

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