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Messi no es infalible, sí mayúsculo

BARCELONA -- Leo Messi ha fallado tres penalties de los seis que ha lanzado esta temporada. Es un dato. Frío pero que demuestra que Leo, sublime futbolista, mayúsculo jugador, es humano en una característica de este deporte que domina como nadie. A la vez, sin embargo, no deja de ser, al menos esta noche, un dato menor ante la exhibición que ofreció en una primera mitad primorosa del Barça en Manchester.

El equipo de Luis Enrique pasó como un ciclón por Manchester y cumpliendo el dicho que pedía un partido de alta exigencia inmediato tras un traspiés inesperado reencontró su mejor versión de la temporada. El City pagó la rabia del vestuario azulgrana y fue un espectador de excepción ante el maravilloso despliegue que ofreció el equipo catalán, que volvió a aparcar el rondo, el fútbol de toque y combinación para dar una clase maestra en el vértigo y el golpe a golpe.

Luis Suárez, que marcó su primer doblete desde que debutó allá por el mes de octubre, se catapultó al primer plano para demostrar que fue el Bota de Oro la pasada temporada y por detrás, con el acompañamiento de un Iván Rakitic tan discreto como sensacional, junto a un Neymar peleón aunque desafortunado y una globalidad excelente emergió la figura de Leo, que no precisó marcar un gol para mostrar toda su categoría.

Messi jugó de 4, de 6, de 8 y de 10. Por detrás del centro del campo, iniciando la jugada, combinando en el balcón de la contraria, entrando en diagonal... En todo y por todo, de cualquier manera, fue el líder mayúsculo de un equipo enorme que se puso a su servicio. A fin de cuentas queda claro, por encima de todo, que la Pulga es principio y final en este Barça que se ha acostumbrado a cabalgar al ritmo que marca su estrella.

El Barça volvió a ser el de las 11 victorias consecutivas y en nada recordó al equipo triste y desalmado que se derrumbó el pasado sábado ante el Málaga. En cierta medida cabría preguntarse qué cambió en cuatro días y se adivina imposible encontrar una respuesta. ¿Fue un accidente la derrota del sábado? Eso es lo que quiso dar a entender este grupo desatado que pasó por Manchester como un animal desbocado para ofrecer 45 minutos celestiales destrozando a un rival que quiso pero no pudo plantarle cara.

Dijo en la víspera Manuel Pellegrini que el dinero no lo es todo en el fútbol y le demostró el Barça que ayudando, el dinero, necesita también un plan. Y en el City no se adivina del todo ese plan porque si es una realidad que Messi es principio y final para unos, es aún más concluyente que Yaya Touré es el alma de los otros.

Un año después volvió Europa a cruzar a dos protagonistas llamados a mandar en la Champions. Y como entonces, con un guión diferenciado, la superioridad aplastante se dibujó en azulgrana. Aunque vistiera de amarillo, el Barça demostró a todo el continente su grandeza.

Con Messi, fallón desde los 11 metros pero sublime en todo lo demás.