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Gary Medel, obsesionado con ayudar al Inter a reencontrar su grandeza

Medel es la aduana del Inter, el jugador por el que pasa todo en el centro del campo Getty Images

BUENOS AIRES -- Octavo con 35 puntos, a más de 20 de distancia del líder Juventus, fuera de la Coppa Italia, al Inter de Milán sólo le queda una bala en la recámara esta temporada 2014-15. La UEFA Europa League, competición en la que deberá enfrentar al Wolfsburgo alemán.

Tanta languidez le llevó en noviembre pasado a echarse otra vez en brazos de Roberto Mancini, entrenador que lo dirigiera entre 2004 y 2008. Desde que Jose Mourinho se fue, nada volvió a ser lo mismo, y Erick Thohir, dueño y presidente del Club, se impacienta.

El equipo es un racimo de grandes jugadores, pero como las individualidades parecen ser más importantes que el grupo, navega en un mar de intrascendencia. Por eso Gary Alexis Medel Soto (3 de agosto de 1987, Conchalí, Santiago de Chile), nerazzurro desde el 13 de agosto de 2014, aunque se ha hecho con un lugar, extraña pelear por objetivos importantes. Desde que Alfonso Garcés, cazatalentos de Universidad Católica, le divisó en 1996 cuando jugaba a los 9 años para el Club Sabino Aguad, el Pitbull creció sediento de balón y voraz de victorias.

Dormía con un balón encima de la cama de la misma manera en que Lionel Messi lo hacía también por aquellos tiempos en la casa de sus padres en Rosario. Y ya se ve lo que pasa con los pibes que aman tanto el fútbol. Adoptan esa pasión como modo de vida, y sueñan cada momento de su estancia en la tierra alrededor de una pelota. Mario Lepe, su primer entrenador en la UC le guió en sus años de formación, pero recién se encontró maduro, tolerante y listo para dar el salto a las ligas mayores bajo la tutela de Marcelo Bielsa en la selección.

Ahora, tras su paso por Boca Juniors, Sevilla y Cardiff City, busca recuperar buenas sensaciones. Medel es la aduana del Inter de Milán. Inicia el juego como mediocentro defensivo, por delante de los centrales Ranocchia y Juan, y el éxito del equipo depende en gran medida de la forma en que se conecta con el brasileño Hernanes, el colombiano Fredy Guarin y el suizo Xherdan Shaqiri.

En Europa no le utilizan jugando en los tres cuartos de cancha como en ocasiones se le viera en Boca, donde llegó a mostrar tanta calidad que hasta Riquelme le ponderó como el mejor jugador del equipo xeneize entre 2009 y 2011. Le prefieren fajándose en la medular, con la sirena encendida como los patrulleros en acción, intenso ciento por ciento en la zona donde se cuecen los partidos. Pero alejarle de la zona de fuego tiene también un aspecto negativo. Pitbull Medel no convierte goles desde el 4 de marzo de 2013, cuando le marcó un tanto al Celta de Vigo por la Liga española en la victoria (4-1) del Sevilla en el estadio Sánchez Pizjuán. Pronto se cumplirán dos años de la última vez que mordió la red con un zapatazo. De hacer sacrificios sabe un montón Medel.

Al comenzar su periplo en las inferiores de la Católica, tenía que viajar cada día 21,1 kilómetros entre su casa en el barrio La Palmilla y el estadio del club en San Carlos de Apoquindo. El colectivo 327 demoraba dos horas de ida y dos de vuelta todos los días. 8 años duró la travesía hasta el profesionalismo. En algún momento vio peligrar su futuro en el fútbol a causa de su carácter, pero se propuso ganar templanza para seguir en carrera y lo consiguió. Tiene dos sueños. Ganar los títulos con los que hasta el momento el destino no ha premiado su trayectoria, y coronarse campeón de América con su selección Chile, en su país. Eso sí, no permitiría que el segundo objetivo nublara la posibilidad de alcanzar el primero. El Inter echa en falta uno o dos líderes de los quilates de Diego Milito, y esa es otra de las cuestiones por las que parece un equipo a la deriva.

Gary Medel apunta a aumentar su estatus, pero su obsesión no tiene que ver con aspectos individuales sino con contribuir a que el equipo interista recobre el peso que tuvo hasta el comienzo de la década de 2010. Data de 2011 su último título importante, la Coppa d'Italia. Y de un año antes la última vez en la que se adueñó de Europa y el mundo al ganar la UEFA Champions League, el Mundial FIFA de Clubes y su 18vo Scudetto como campeón de la Liga italiana. Medel lo vio por televisión, y por eso se propone saber qué se siente entrar en la historia del club al conquistar alguno de los títulos del Grand Slam.

De Gary Medel podemos esperar en esta recta final de la temporada mayor aplomo. Un jugador más hecho al equipo, más integrado, con la obligación de ser omnipresente en el centro del campo y de dotar al equipo milanés de la serenidad que no tiene cuando está en posesión de la pelota, y del equilibrio que le falta cuando no la tiene. En mayor medida que el resto de sus compañeros, por sus características, él parece capaz de reordenar al equipo y recuperar para sus hinchas la autoestima que actualmente busca sólo a base de arrebatos fugaces y una estrategia de juego muy poco clara. Esta temporada se agarran a un clavo ardiendo en Europa.

En fútbol no hay imposibles.