Christina Kahrl 9y

"Si Jackie pudo, también podré yo"

Minnie Miñoso no fue solamente el primer jugador negro en la historia de los Medias Blancas de Chicago. El cubano-americano también fue el primer latinoamericano de raza negra y uno de sus mejores jugadores durante la época dorada de los años 50. Orlando Cepeda, integrante del Salón de la Fama, lo llamó "el Jackie Robinson de los peloteros latinos".

Miñoso fue tercera base para los New York Cubans de las Ligas Negras de 1946 a 1948 antes de firmar con los Indios de Cleveland en 1948, y recibió su gran oportunidad tras ser canjeado a los Medias Blancas en 1951. Miñoso, quien jugó en los jardines durante la mayor parte de su carrera, encabezó la Liga Americana en triples y robos tres veces en cada departamento, y en frecuencia de pelotazos recibidos en 10 ocasiones. Se retiró de Grandes Ligas en 1964, pero continuó jugando y dirigiendo durante otra década en México -y luego volvió a los Medias blancas en 1976, haciendo apariciones breves como bateador designado o emergente ese año y de nuevo en 1980, a los 55 años.

Bill James, experto en sabermétricos, ha clasificado a Miñoso como el décimo mejor jardinero izquierdo en la historia de Grandes Ligas. Miñoso ha sido ignorado muchas veces por el Salón de la Fama del Béisbol -la más reciente en diciembre, por el Comité de la Época de Oro del Salón de la Fama).

Todavía a sus 90 años, Miñoso desempeñaba un rol activo con el programa Amateur City Elite del equipo, que ayuda a atletas de la ciudad a conseguir becas para jugar béisbol en las universidades. Como señala Christine O'Reilly, directora de relaciones comunitarias de los Medias Blancas, "No hay mejor embajador para los Medias Blancas. La gente conoce a Minnie y se enamora de él".

Antes del inicio de los entrenamientos primaverales, Miñoso charló con ESPN acerca de su carrera, la integración en el béisbol y sus posibilidades para el Salón de la Fama.

Christina Kahrl: En tu primera temporada con los Medias Blancas en 1951, rompiste la barrera racial para el equipo. Ese año, los Medias Blancas no solamente lograron su primera temporada ganadora desde 1943, sino que más de un millón de aficionados acudieron al parque de pelota por primera vez en la historia de la franquicia. Así se mantuvo la tendencia hasta que te canjearon antes de la campaña 1958. Luego, te adquirieron de vuelta vía canje tras perder la Serie Mundial en 1959, e impusieron un nuevo récord de asistencia en 1961 (1.6 millones de aficionados). Así que tú eras imán de taquilla. ¿Qué puedes decir acerca de tu relación con los aficionados?

Minnie Miñoso: ¿Lo más importante en mi vida? Los aficionados. El darles una sonrisa. A veces, ellos dirán algo malo, ¿y si no te gusta? ¿Dejarás que eso te afecte? No, simplemente sonríes. Es lo que solía hacer cuando jugaba. Nunca pensé que haría tantas cosas, tanto para el equipo. Solamente quería jugar y hacerlo lo mejor posible, para los aficionados, mi familia y el país de donde procedía, abrirle la puerta a alguien más. A veces, debo aguantar muchas cosas, pero no quería hacer nada para lastimar a alguien que podría venir al juego la semana entrante. Mucha gente no entiende eso, y al inicio, cuando no hablaba inglés, podría entender eso. Pero por la forma en cómo me conduje, siendo amable y compartiendo con los aficionados, con los niños, haciendo tantas cosas por los niños, ahora esos aficionados me presentan a sus nietos.

Kahrl: ¿Qué tan diferente fue esa experiencia, de jugar en las Ligas Negras con los New York Cubans de 1946 a 1948, a cuando firmaste con los Indios de Cleveland? ¿Qué tan distinto fue viniendo de Cuba?

Miñoso: Me dije a mi mismo, si el señor Jackie (Robinson) lo hizo, entonces también puedo hacerlo. También solía seguir a Stan Musial, Ted Williams -mi amigo- e intentaba ser como ellos. Eso me abrió la puerta, y cualquier cosa que fuera a hacer, sentía que no había hecho lo suficiente. Sentía que, simplemente por estar ahí, era afortunado.

Kahrl: Hablando de Musial y Williams, fuiste considerado para inducción al Salón de la Fama por el Comité de la Época de Oro, pero tú y los otros nueve candidatos, se quedaron cortos en la votación el pasado diciembre.

Miñoso: Honestamente, estoy resentido. ¿Y saben por qué? Porque he visto a muchos peloteros -a quienes respeto-que son inducidos a Cooperstown, pero mis récords son mejores. Y jugué más años. Eso me rompe el corazón. Voy a los shows de memorabilia, y la mayoría son integrantes del Salón de la Fama. Algunos fueron inducidos más tarde, ¿pero qué diferencia debe existir? ¿Este año, ninguno fue electo por el Comité de la Época de Oro? ¿Y me quieren decir que ninguno tenía la calidad para estar en el Salón de la Fama? Por favor. No se trata solamente de mi. Tony Oliva, Billy Pierce, Luis Tiant. El Comité debió considerar a Mike Cuéllar, a Richie Allen. ¿Me quieren decir que ellos nunca ingresarán? No sé qué decir.

Kahrl: Siguen añadiendo categorías para los integrantes del Salón de la Fama. ¿Crees que existe diferencia entre ellas?

Miñoso: No me digan que seré elegido después que muera. No quiero que ocurra eso después que yo muera. Me gustaría que fuera en vida, quiero disfrutarlo.

Kahrl: Si revisas las estadísticas, en la Liga Americana durante los años 50, los mejores tres peloteros eran Mickey Mantle, Ted Williams y Minnie Miñoso. Entonces, ¿por qué no estás en el Salón de la Fama?

Miñoso: Es lo que pregunto. Siguen llamándome y me dicen, "Minnie, no entraste". Pero la pelota no busca a favoritos, busca récords, lo que hiciste en el béisbol. Incluso en 1951, cuando decidieron al Novato del Año, los periodistas de Nueva York querían darle el premio a Gil McDougald, de los Yankees, y así ocurrió. La votación fue 13 a 11. Pero The Sporting News dijo que Minnie Miñoso había sido su Novato del Año. Incluso ahora, la gente hablará acerca de los grandes novatos de los Medias Blancas, pero fuera de uno o dos locutores de radio, no mencionan a Minnie Miñoso. Y no hay nada que pueda hacer.

Kahrl: Cuando llegaste de Cuba en 1946, ¿pensabas que el béisbol lograría la integración?

Miñoso: Quería que la gente supiera que realmente no importa de dónde vengas. Eres de aquí o de allá, y no importa. En ese entonces, había dos tipos de piel -blanca y negra. ¿Qué diferencia había, si eras negro y nacido en Cuba o si eras negro y nacido en Estados Unidos? Tu color de piel será la misma a donde vayas.

Nunca tuve nada contra los aficionados que me insultaban, o porque tuviera que hospedarme en un hotel distinto o quedarme en un lugar distinto. Los aficionados no provocaban eso, era la ley. La ley decía que no podías estar en ciertos lugares, por tu color de piel.

No se trataba de los aficionados, pero ellos debían aprender. Cuando tienes un bebé, él aprenderá de lo que vea en la casa. Tienes que educarlo de forma distinta. Pero así era la ley en los Estados Unido. En otros países, quizá no tuvieron esas leyes, pero de todas formas existía la discriminación.

Incluso así, quería venir a los Estados Unidos. Decliné ir a otros países, donde me ofrecían más dinero -Jorge Pascal, de la Liga Mexicana, me ofrecía 40 mil dólares, y en mi vida yo no había visto más de 200 o 300 dólares juntos. Pero le dije que me iba a Estados Unidos. Me comentó que acá había mucha discriminación, pero le respondí, "La discriminación existe en todas partes". Y me vine para acá. Ahora, soy ciudadano americano, y vivo en mi Ciudad de los Vientos.

Kahrl: ¿Qué tipo de interacción tuviste con los jugadores estadounidenses cuando llegaste a Grandes Ligas?

Miñoso: Unos cuantos me decían palabras racistas, pedían que me dieran un pelotazo en la cabeza. Cuando fuimos a Filadelfia, podías escuchar a Jimmy Dykes (de los Atléticos), que gritaba eso desde la caseta. Pero luego del juego, él pasaba a un lado mío y decía "Hola, señor Miñoso". Y yo le respondí, "Momento, ¿cómo está eso de que me dices 'Señor Miñoso', pero hace un rato me insultabas durante el juego?". Y respondió, "Así es la pelota".

Fui el primer negro que jugó un partido en Nueva Orleans, durante una exhibición. Y le dijeron a Paul Richards, mánager de los Medias Blancas, "Él no puede jugar" Richards les respondió, "Si jugamos nosotros, él también lo hará, y si algo le pasa, nos pasa a todos". Y dije, si muero, lo haré feliz, porque vestía el uniforme de los Medias Blancas con el número 9 en la espalda. Una vez en Filadelfia, un pitcher me dio un pelotazo, y estaba derribado en el piso. Richards llegó y me dijo, "Miñoso, debes irte al hotel, y luego viajas a Nueva York para la siguiente serie". Le contesté, "Paul, no voy a salir del juego". Richards me respondió, "¡Pero estás todo golpeado!". Y yo le dije, "No voy a salir. Si lo hago, se regará el mensaje por toda la liga y en cada ciudad, en cada oportunidad, intentarán intimidarme".

Kahrl: ¿El proceso de integración fue frustrante en esa época, y sientes que al final todo se resolvió? ¿Se dieron cosas que no pudiste hablar de ellas sino hasta la actualidad?

Miñoso: En la pelota, podías ser duro Pero no tenías que herir a alguien con los spikes, o romperle las piernas a alguien. Eso es ser un criminal. Yo estaba en contra de cualquiera que pudiera lastimarme a propósito. Podrías ser mejor que yo, tener más habilidades que yo, o tener más suerte, pero se supone que nadie debe lastimar a otro a propósito.

Kahrl: Por otra parte, recibiste muchos pelotazos. ¿Qué porcentaje de esos fueron a propósito?

Miñoso: Seguro, encabecé la liga en pelotazos durante muchos años. Pero no era bateador de poder, aunque una vez pegué 18 triples. ¿Qué hacía mal para que ellos me dieran pelotazos a propósito? No lo hacían porque yo fuera guapo, y yo no lo hice para obtener algún récord. Mi padre y mi madre me enseñaron que existía una forma para desquitarse de alguien si intentaban romperte un brazo o la cara: muéstrales una sonrisa. Solía mantener mis dientes limpios todo el tiempo, para asegurarme de que pudieran ver esa sonrisa todo el tiempo.

Un día, un pitcher dijo que me iba a cazar. Y llegué al plato pensando que si le tocaba la pelota, podría embasarme. Así lo hice, toqué la pelota por la línea de primera. Ambos corrimos hacia la inicial-y no busqué golpearlo. Luego, él me preguntó, "¿Por qué hiciste eso? ¿Por qué no me golpeaste?". Y le respondí, "Porque tienes una esposa, un hijo, tienes una madre. Si te hubiera lastimado, hubiera quedado en mi conciencia". Posteriormente, me envió una nota de agradecimiento, donde me dijo que me había ganado su respeto a partir de ese momento.

Kahrl: ¿Quiénes fueron buenos compañeros?

Miñoso: Chico Carrasquel. Él hablaba español, y siempre nos sentábamos juntos. Cuando andábamos de gira, nos bajábamos del autobús e íbamos a ver películas de vaqueros. Nuestra amistad fue cercana hasta el día que murió en 2005.

Kahrl: En realidad, no te retiraste del béisbol en 1964, cuando te marchaste inicialmente de Grandes Ligas. Te fuiste a México y seguiste jugando, así que cuando volviste a los Medias Blancas en 1976 y 1980, no habías estado fuera de actividad. Minoso: Jugué y dirigí en México durante 10 años, y estoy en el Salón de la Fama mexicano. Allá me llamaron "El Charro Negro". Jugué en la Liga del Pacífico, que era mucho más fuerte que la Liga Mexicana de Verano. Estuve en el mismo equipo que Héctor Espino, uno de los mejores peloteros en la historia de México. Alguna vez me preguntaron, "Minnie, ¿por qué estás aquí?". Y les decía, "Porque estoy muy viejo para jugar alla". El dinero era bueno, pero también era muy difícil. Vivías en el autobús, ahí dormías durante tres días. El viaje desde la Ciudad de México hasta Yucatán tomaba tres días. Llegábamos a Mérida y jugábamos por la noche.

Kahrl: Los Medias Blancas han tenido éxito reciente para firmar a peloteros cubanos, como el pitcher José Contreras, el campocorto Alexei Ramírez y el primera base José Abreu.

Miñoso: Tengo relación cercana con Abreu. Él tiene 28 años. Él y los demás -Ramírez, Dayan Viciedo, o el nuevo cátcher, Adrián Nieto--, nacieron después de que yo ya estaba por acá. Ellos hablan conmigo, escuchan mis consejos. Y Nieto dijo que yo necesitaba un apodo. Así que me pusieron "El Chulo".

Kahrl: ¿Te gustaría opinar de cómo han cambiado las cosas entre Estados Unidos y Cuba?

Miñoso: He dedicado los últimos 60 años al béisbol en Estados Unidos. Espero que lo que está pasando ayude a que la gente de Cuba esté feliz y que sea lo mejor para ellos.

Kahrl: ¿Cuál de los apodos te agrada más: "Cometa Cubano", "Mr. White Sox" o "El Charro Negro"?

Miñoso: Es una cosa hermosa tener tantos apodos de la gente a la que le agradas. ¿Qué otro pelotero tiene tres apodos maravillosos? Mi agente dice, por favor, solamente da un autógrafo como "Minnie Miñoso". Pero me encanta el de "Mr. White Sox". ¿Cuántos otros peloteros jugaron para un equipo y luego fueron apodados en base a esta organización?

Kahrl: En enero, Chicago perdió a Ernie Banks, otro gran pionero que logró la integración en el otro equipo de la ciudad. ¿Cómo era tu relación con Mr. Cub?

Miñoso: Lo vi apenas hace tres meses y medio. Nos hacíamos muchas bromas uno al otro. Cuando él murió, le agradecí a los Cachorros porque le dieron una despedida digna, y mostraron un gran respeto para los aficionados. Era lo que él merecía, y lo que los aficionados merecían.

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