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Historias mínimas

Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

Sin el pan y sin la torta... pero con frutilla
A muchos les sorprendió lo alto que cerró la qualy del ATP de Buenos Aires, incluso a los propios protagonistas. Uno de los que quiso estar presente y no pudo fue Federico Coria (hoy 337º ATP), anotado originalmente en el Future de Viña del Mar luego de haber jugado la semana anterior allí mismo.

"Averigüe y el reglamento dice que podía anotarme en la qualy de Buenos Aires pero si me habilita la ITF (quien regula los Futures). No lo hicieron por estar en el cuadro principal de Viña", le explicó el rosarino a ESPNtenis.com. "El miércoles a la tarde me dijeron que podía y cambié el pasaje. Cuando me levanté el jueves con el mail de la ITF que decía que no, me volví a Buenos Aires y descansé". ¿Qué tendría que haber pasado para que pueda jugar en la fase previa? Bajarse en Viña con mayor anticipación, no tener ranking como para ingresar en forma directa o recibir un wild card en Buenos Aires, pero para el cuadro principal: "No tenía en los planes jugar pero después me fui embalando y fue una desilusión no poder jugar la qualy".

Al menos, tuvo un consuelo: entrenarse con Rafael Nadal durante el ATP argentino en días consecutivos -"y con el plus de que el domingo estuvo Guille (su hermano, exNº3 del mundo)"-, previo a la semifinal y a la final, repitiendo la experiencia de Roland Garros 2010: "Fue un día antes de que juegue cuartos de final contra Almagro. Le terminó ganando 7-6, 7-6 y 6-4", recuerda con exactitud. "Sufrí como un partido de Guille porque pensaba que si perdía no iba a jugar más con él", dijo entre risas. "Después me llegó un mail para entrenarlo en calor en la final de ese mismo año pero ya me había ido".

El show de Rafa
Lunes, 18 horas. Facundo Argüello y Andrea Collarini batallan en la cancha central en la última rueda de la qualy de Buenos Aires. Pero algunos en el público le dan la espalda al cruce argentino. Literalmente. En lo alto de una de las plateas laterales, varias decenas de chicos y curiosos se agolpan para ver a otro protagonista: Rafael Nadal, entrenándose en una de las canchas de práctica y con oferta de vista panorámica para los privilegiados de la central.

Martes, 18:40. Guido Andreozzi toma ventajas contra Andrés Molteni en la cancha 1. El marcador sentencia 5-2 para quien luego conseguiría su primera victoria ATP, pero en el cambio de lado el mucho público que había en la tribuna desaparece. A pocos metros, un campeón del Masters como David Marrero jugaba dobles con Pablo Cuevas. También con buena cantidad de gente siguiendo la acción. En 10 minutos, quedaban solo 15 personas. La multitud, hacia la central: 18:45 era la hora de Nadal. Su vuelta, en dobles, pero por los puntos. Y pocos resistieron la tentación de perderse un segundo.

"En un momento me di cuenta que había arrancado Rafa, porque varios se iban para allá. Además las salidas eran un poco chicas para toda la gente que tenía que salir y eso hizo que se volviera un poco más lento el partido", le reveló Andreozzi a ESPNtenis.com. "Fue raro, pero trataba de seguir metido en el partido. Haya cien o mil personas, siempre quiero hacer lo mejor", cerró el argentino.

Lo mira y se ve en el espejo
Cuatro meses después, volvió a ser noticia. Otra vez en un ATP 500 y por cuartos de final, Borna Coric le ganó al Nº3 del mundo. Aquella vez, en Basilea, su víctima fue Rafael Nadal y ahora, en Dubai, le tocó sufrirlo a Andy Murray. Si bien ellos dos elogiaron al croata de 18 años, como lo hizo Roger Federer, el integrante del Top 4 que se ve reflejado en él es Novak Djokovic. Al verlo, recuerda sus inicios. Además, él lo conoce mejor que ninguno porque se entrenaron muchas veces juntos.

"Desde que venció a Nadal, Borna maduró mucho. Él se siente cómodo jugando con los mejores jugadores. Practiqué con él en los últimos dos, tres meses, y trato de ayudarlo. Lo veo y me veo a mí, en cierto modo, cuando lo miro en una cancha. Es como si jugara yo, es similar a mí por su estilo; tiene un gran poderío físico, es disciplinado, centrado, comprometido, confiado", afirmó el serbio, entusiasmado por el camino que está marcando Coric.

"Es muy joven, tiene confianza. No hay dudas que él es uno de los más talentosos en estos momentos en el circuito y cuenta con un gran futuro", expresó el Nº1. Y fue más allá, conociendo al croata mejor que muchos colegas. "Es un buen chico y tenemos buena relación. Busco darle consejos, hablar con él... Tiene un buen equipo de personas alrededor y eso es muy importante", agregó el serbio.

Para Djokovic, se trata de un futuro crack: "Tiene apenas 18 años y por eso necesita un poco de tiempo para despegar definitivamente. Igual, ya está bien metido en los ATP. Lo noto maduro físicamente, fuerte, y le deseo lo mejor. Tiene todo para ser brillante". Indudablemente, se trata de una palabra más que autorizada. Coric, agradecido, le da la razón a la vez que sigue haciendo ruido en serio.

Un irlandés, local en Dubai
Con apenas una presencia en un cuadro principal, tras sortear con éxito la clasificación en el US Open 2014, James McGee se encontró con una oportunidad dorada a los 27 años. O más bien, una oportunidad teñida de verde. Su nacionalidad, en esta ocasión, le abrió las puertas para recibir el primer wild card de su carrera para ser parte de un ATP 500.

Revolución, rápidamente, en toda -y numerosa- la colectividad irlandesa en Dubai. La coqueta Irish Village, con bares autóctonos pegado al estadio del ATP de Dubai, comenzó a hacer campañas, promociones y hasta invitaciones para todos su miembros al partido debut de McGee, ante el portugués Souza. Los avisos incluso marcaban que el tenista iba a pasar a saludar previo al encuentro.

El rebote fue bien arriba, con uno de los máximos directivos de Dubai Duty Free, main sponsor del evento, y principal artífice del wild card para McGee. "Irlanda ha tenido durante mucho tiempo una fuerte asociación con el torneo y estamos encantados de dar la bienvenida a nuestro primer jugador de ese país. Le deseamos lo mejor", dijo Colm McLoughlin, vicepresidente ejecutivo de la empresa. ¿Nacionalidad del dirigente? Adivinó: irlandesa.

Ante tanta expectativa, el paso de McGee por el evento fue fugaz. Una hora y cuatro minutos de acción, 41 errores no forzados y apenas tres games a favor (6-1 y 6-2). "Fue muy duro", dijo el actual N°211 del mundo y ex-N°188 en julio de 2014. como mejor registro. "Él jugó mejor y se adaptó mejor a las condiciones. En cierto modo, me precipité un poco. Creo que fue un buen ejemplo de la importancia de la experiencia, pero voy a ver los aspectos positivos y aprender del partido", remarcó tras caer ante Souza.

La historia no cambió
En cuartos de final de Buenos Aires hubo duelo rioplatense. Pablo Cuevas, en el mejor momento de su carrera, chocaba con Juan Mónaco, quien había ganado los cinco choques anteriores. Más allá de que el primero fue hace 12 años y el último hacía 4, algo hay en el juego del tandilense que complica al uruguayo. Finalmente, la historia prevaleció frente al ranking.

Mónaco no pudo explicar esta "paternidad": "Una vez que el partido está en movimiento y ya en un tercer set es difícil pensar en los anteriores choques. Pudo haber pasado por la cabeza de Pablo pero yo trato de hacer mi juego", le explicó el argentino a ESPNtenis.com. "Son momentos. Hace mucho que no jugaba contra él y él hoy es otro jugador mentalmente y tenísticamente mejoró muchísimo".

"Creo que cuando a alguien le ganaste varias veces, algo del juego del otro te viene bien", comentó Cuevas. "A la vez, en la cabeza el que tiene record favorable entra más confiado y el otro puede dudar más. Este caso era diferente en la manera que llegaba yo: era la primera vez que estaba con un ranking mejor al de él y venía jugando bien. Estaba preparado para ganar. No se dio".

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