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Protocolo de conmociones y traumas, tema pendiente en la Liga MX

MÉXICO -- Al igual que las ligas deportivas principales en cada país del mundo, los equipos que integran la Liga MX invierten una gran cantidad de recursos humanos y financieros para proteger el activo más fundamental de sus clubes: la salud de los atletas.

La medicina deportiva ha avanzado de forma vertiginosa en la última década y ataca los malestares de forma específica con enfoque único en la actividad del deportista, mismo que somete su cuerpo a un castigo exclusivo de su disciplina y acarrea un desgaste superior al resto de la población general.

Como ejemplo sirve que, para atención de lesiones deportivas, la Universidad Nacional Autónoma de México cuenta con cuatro clínicas en Ciudad Universitaria a disposición exclusiva de los equipos representativos de la academia. Las unidades están destinadas a Terapia Física y Evaluaciones 'Morfofuncionales' que miden la fuerza, resistencia, movilidad y rapidez del paciente entre otros elementos propios del desempeño atlético.

Pese a todos los avances que goza la medicina para atender lesiones recurrentes en la profesión, el futbol mexicano parece sufrir un tema pendiente que el fin de semana encendió algunas alarmas en torno a la salud de los jugadores. En duelo correspondiente a la Jornada 8 del Clausura 2015, América recibió a Leones Negros y el delantero azulcrema Oribe Peralta vivió un episodio preocupante tras un choque contra el rival Humberto Hernández.

Imágenes de Oribe desplomado en el terreno, con poca movilidad previo a su incorporación y una breve charla con el director técnico Gustavo Matosas, sugerían un problema de consideración. De acuerdo con el estratega, Peralta aseguró estar bien y reingresó al campo, sólo para ser trasladado al hospital y valorado al final de la derrota del local por 1-0.

Oribe acusaba mareos y, afortunadamente, no vio consecuencias graves, pero su corto episodio motivó las dudas sobre el correcto manejo de las asistencias médicas en la revisión del artillero mexicano antes de lanzarlo nuevamente a terreno hostil, sobre todo tras la revelación del lagunero de pérdida de memoria por instantes del duelo.

El protocolo para tratar conmociones en la National Football League estipula lo siguiente:

"El médico del equipo primero examina una lista de seis elementos, destacando los hallazgos al momento inmediato que un jugador sale del campo. Esta lista incluye los síntomas más evidentes de conmoción: pérdida del conocimiento, nula respuesta, confusión, amnesia y otros síntomas relativos. El médico del equipo implementa el resto de la herramienta de tratamiento de conmociones para después atender la lesión".

Dicha herramienta constituye un cuestionario de dos páginas con temas desde los síntomas, factores de riesgo personales, historial familiar, sensaciones y sentimientos, orientación, noción del tiempo, pruebas de memoria y concentración así como ejercicios motrices.

La comparación no va dirigida a ese tipo de golpes --en la cabeza-- toda vez que la NFL necesita ese tipo de aproximación debido al contacto incesante que toma lugar sobre los emparrillados, pero arroja cierta luz sobre el manejo de las situaciones imprevistas. La NBA también contempla una política educativa en conmociones y la NHL activó su nuevo protocolo de atención en el 2011. Aunque el futbol no es un deporte de contacto como el hockey o el fútbol americano, los ejemplos están allí y son aplicables a cualquier tipo de malestar.

"A partir de esta noche (16 de marzo del 2011), los jugadores que se sospeche sufrieron una conmoción serán retirados del juego y enviados a un lugar libre de distracciones para ser examinados por un médico del equipo presente", indica la National Hockey League.

En revisión a los reglamentos de competencia, seguridad y el Manual del Comisario de la Federación Mexicana de Futbol, no existe capítulo o apartado que delinee una forma específica para tratar lesiones al momento del juego --mucho menos golpes a la cabeza o posibles contusiones cerebrales--, por lo cual es inferido que los equipos deben implementar sus propias estrategias para tratar, de forma exprés, los riesgos que atacan a los jugadores dentro de la cancha.

Uno de los casos más representativos sobre la desatención de un golpe riesgoso que por sí solo afecta a un deportista, pero resulta aún más grave cuando el futbolista regresa al campo, sucedió en la final de la Copa Mundial de Brasil 2014, cuando el alemán Christoph Kramer sufrió una conmoción y perdió --por completo-- memoria de los minutos ocurridos antes del choque que generó la lesión. En octubre, el diario Clarín retomó que algunos elementos del país campeón compartieron que Kramer se portó extraño por el resto del partido, incluso acercándose a Philipp Lahm y demandándole el gafete de capitán.

"Él dice 'me siento bien'. Sigue jugando y a los 15 minutos, completamente perdido en el campo con la mirada toda desencajada, mareo, pérdida de equilibrio y lo sacan", recordó el Dr. Gerardo Meraz, especialista de ESPN. "El caso del [uruguayo] Álvaro Pereira, el golpazo que se llevó [durante el Mundial] y el jugador terco y el médico le dio permiso. En esos cosas creo que el error es del médico, de los cuales la mayoría no tiene experiencia en traumas".

En su tiempo, el sindicato mundial de jugadores acusó que la FIFA no protegió la salud del uruguayo y desde entonces se tocó el tema de "protocolos de competencia en materia de conmociones cerebrales" por parte del gremio de FIFPro.

A raíz de lo sucedido en el Mundial con Kramer, el máximo organismo de futbol mundial anunció el mes de septiembre que implementaría una pausa de tres minutos para evaluar a los jugadores lesionados y "el único que decide si el jugador regresa es el médico", apuntó Meraz. "Aunque el director técnico y el jugador quieran. Suiza ya se pronunció a favor de eso y, con el médico del equipo guardando una opinión parcial --que no cuida la integridad física del jugador-- propusieron que hubiera un médico alternativo".

El paso está dado por la FIFA, sin embargo, retomando los pasos adelantados de las ligas en Estados Unidos, el camino es largo, pues no tiene mucho tiempo que la misma NFL conducía sus pruebas de forma breve y acelerada con el objetivo de devolver a un jugador lo más rápido posible al campo bajo la justificación de "sentirse bien". Meraz asegura que los síntomas no son necesariamente claros y la observación --dentro de un hospital-- debe abarcar mínimo 72 horas.

"El jugador se puede sentir perfectamente bien y eso es lo que siempre estará diciendo", expuso el ortopedista y traumatólogo, "pero uno lo debe evaluar con estudios, al igual que en la NFL, por cuidar la integridad física del jugador, que es lo que la FIFA ahora está promoviendo".

Durante los últimos años, las presentaciones en torno a la Federación Mexicana de Futbol y la Liga MX han dejado claro que su intención es alcanzar la vanguardia, competir al máximo nivel y colocar su organización en planos similares a la mejor calidad mundial deportiva. El tiempo pasa más rápido en esa carrera si la prioridad del organismo no se enfoca en la salud de sus elementos para poner sus cuerpos en práctica; a la postre, esos seres humanos son el motor que mueve un partido, y de ahí nace el negocio y la emoción que persigue el reconocimiento mundial. Sin salud, no hay dinero.