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Carlos Tevez es mundial

BUENOS AIRES -- BUENOS AIRES- Desde hace rato noto por distintos barrios de Buenos Aires, una camiseta del Juventus con el nombre de Tevez. Creo que pocas veces un futbolista genera tanta admiración en sus pares y en los hinchas de todos los equipos.

Hago este comentario porque hoy, me levanté temprano y yendo al supermercado para comprar una leche para desayunar vi algo que me llamó mucho la atención. Varios vendedores ambulantes armaban sus puestos con una sola camiseta, la del Juventus...

Por lo general, se venden camisetas de muchos clubes distintos, nunca se apuesta a vender una sola. Compré rápidamente mis alimentos y muerto de curiosidad me acerqué a esos vendedores de remeras de la Juventus.

Y efectivamente, las camisetas se vendían muchísimo. Pensé "qué grande, Carlitos". Y me volví a casa. Es cierto, Carlitos deslumbró en todos los equipos que jugó y en ese sentido, ni Maradona se le compara. Y Messi, jugó solo en el Barcelona.

Carlitos, un trotamundos de la pelota, jugó en los mejores equipos europeos y en todos dejó un recuerdo inolvidable.

Cuando regresé a casa, recibí una gran noticia. Tenía un mail de una universidad italiana que me invitaba a pasar unos días con los estudiantes y a dar una charlas importantísimas sobre el realismo atolondrado, género que inventé en la década del 90.

"Carlitos me trajo suerte, me voy a Italia", me dije de inmediato. Armé mi valija y salí para Ezeiza.

Italia es un país enquilombado, ruidoso, lleno de vida, muy parecido a la Argentina. Me sentí bien, pero apenas terminé mis clases y pude pasear, comencé a notar las camisetas de la Juventus por todas partes. Todas tenían impresas la misma inscripción. "Tevez".

¿Era posible que, para un seguidor del fútbol como yo, Tevez estuviera en todos lados?". Ya era mi crack, personal. El tipo que siempre quise en la selección aunque no jugara. Una especie de Dios de barrio.

Pero debo decir que esto ya me parecía mucho, la fama y el talento y la admiración que el mundo sentía por Tevez cruzaba varios océanos.

Ayer, el joven de Fuerte Apache, hizo un gol y todos nos emocionamos. Decidí comprarme una camiseta de la Juventus y ponérmela debajo de la camisa, de ahora en adelante, me traerá mucha suerte.

Nunca tuve ningún tipo de relación, ni afecto, ni simpatía por la Juve, pero si ahora juega Tevez, la cuestión cambia.

Regresé de Italia a los pocos días, volví al supermercado y esos muchachos vendedores de la calle, continuaban vendiendo remeras, ya no la de Juventus, sino de otros clubes como el Barcelona, Boca Juniors o River Plate.

Me acerqué a preguntarles. Me dijeron que se vendieron todas y que ya no había más disponibles por el momento, pero tenían una lista de 300 pedidos. Si yo quería una tenía que darles la mitad del valor. Acepté, les di el 50% y me volví a casa.

De alguna manera que desconozco, quería tener las dos camisetas de la Juventus, la argentina y la italiana que ya tenía.

Es una locura, una dispersión infinita, una felicidad altísima todo lo que genera el fútbol alrededor del mundo, en nuestro barrio o en una ciudad lejana del otro lado del continente.

Volví a casa reflexionando sobre todas estas cosas...

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