Jordi Blanco, Corresponsal en Barcelona 9y

Barcelona busca subirse a la cima

BARCELONA --  Aduriz convirtió un remate de cabeza en un obús, el Madrid cayó en San Mamés y Barcelona explotó de euforia. Se escucharon petardos al marcar el Athletic y volvieron a escucharse al acabar el partido, porque el Barça de Luis Enrique, que no hace tanto deambulaba a cuatro puntos de los merengues, tiene este domingo la oportunidad de asaltar el liderato.

El Barça se despidió del primer puesto allá por el mes de noviembre, cuando el Celta le derrotó en el Camp Nou y cayó de golpe hasta la cuarta plaza de la clasificación, para que el equipo de Ancelotti se instalase en una cumbre en la que ahora se tambalea.

"Hasta el final de la Liga habrá tiempo para ver otros resultados inesperados" avisó hace una semana Luis Enrique, convencido de que el título "se decidirá en las cinco últimas jornadas". Pero, seguro, incrédulo de que el Madrid se dejase cinco puntos en dos jornadas consecutivas y que volviera a quedarse a cero en el marcador.

Al Barça el KO madridista no le cambió para nada la rutina. Su entrenador, por la mañana, advirtió que el objetivo es centrarse en "ganar el máximo de partidos posibles" que restan hasta final del campeonato. "Será clave ser constante, no despistarse y tomarse cada partido como si fuera el que te podría dar la Liga" sentenció Luis Enrique, consciente de que no hace tanto tiempo las dudas eran inmensas en el entorno del Camp Nou.

El Rayo es un visitante agradecido en Barcelona. Paco Jémez gusta de apostar por el balón, discutir la posesión al rival y al Barça, en los dos últimos años, llegó a incomodarle por mucho que las derrotas y goleadas se le hayan sucedido. Hace un año y medio, en Vallecas, el equipo dirigido por el Tata aplastó en el marcador (0-4) pero fue superado en la posesión y aquello se tomó como un pecado. Y fue el inicio de los problemas para el entrenador argentino.

A Luis Enrique y al Barçelona de hoy ese es un tema que apenas le ocupa. El equipo azulgrana, que tocó fondo en San Sebastián, ha mutado de manera absoluta y a los mandos de un Messi superlativo ha puesto el motor en turbo.

Cierto es que falló ante el Málaga de manera inesperada, pero la imagen que ha mostrado en la mayoría de partidos le ha devuelto la esperanza a sus aficionados.

Esperanza que se convirtió en euforia este sábado cuando el Athletic de Bilbao redondeó su semana fantástica clasificándose para la final de la Copa del Rey primero y tumbando al poderoso Real Madrid después. Lo intentó de cualquier manera el equipo de Ancelotti pero sucumbió ante una suerte que se vistió de rojiblanco.

Y que este domingo por la mañana, en un horario inhabitual, puede provocar que el liderato regrese a manos de un Barça que lo entregó hace cuatro meses. De conseguirlo, ese Clásico que hace tres semanas se contemplaba como desesperado para el equipo azulgrana podrá encararse con los papeles cambiados.

Así de caprichosa acaba por ser la Liga. Y, de hecho, por ese mismo capricho en el vestuario se dejó bien claro que nada de lo que pudiera pasar en San Mamés debía variar el rumbo azulgrana.

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