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Oblak tiene una actuación de 17 mdd

MADRID -- La llegada de Jan Oblak al conjunto rojiblanco el verano pasado fue anunciada con bombo y platillo. Uno de los jugadores con mayor proyección en Europa, que culminó la campaña como campeón de la liga portuguesa con el Benfica.

Una inversión de 17 millones de dólares para hacer olvidar a Thibaut Courtois. La expectación murió en cuanto el arquero recibió tres goles en su debut en la derrota por 3-2 ante el Olympiacos.

"Un derroche", se quejó la afición, pues el club nunca había gastado tal cantidad en un arquero. Mucho menos, si estaba destinado a la suplencia.

Oblak, mientras tanto, callaba. No era justificar su precio lo que le quitaba el sueño al esloveno. Eran las ganas de "demostrar" que podía contribuir al éxito rojiblanco.

Y qué mejor manera que lucirse con dos atajadas en la tanda de penales tras el empate 1-1 en el global ante el Bayer Leverkusen para que el Atlético se hiciera con el boleto a los cuartos de final de la Champions League.

"Si cuestas un euro o 10 millones igual tienes que mostrar que vales. Tienes que hacer todo bien por el equipo. No juegas para ti mismo, juegas para un equipo", dijo el esloveno tras el encuentro disputado el martes y en el que superó con honores la prueba más dura a la que ha sido sometido desde su llegada al Vicente Calderón.

Un examen que se diseñó sobre la marcha, pues ni siquiera estaba contemplado para jugar. Una desafortunada lesión del arquero titular, Miguel Ángel Moyá, obligó al esloveno a saltar al campo al minuto 25 del encuentro sin haber calentado siquiera.

"(Simeone le dijo) que tenía que estar tranquilo. Nada especial. Cuando estás en el banquillo esperas tu oportunidad. Pero no estaba contento. Moyá se había lesionado", admitió con esa misma serenidad que le pidió el técnico argentino.

Apenas requerido por el rival durante poco más de 90 minutos, llegó la tanda de penales. La afición, siguiendo a rajatabla las órdenes del Cholo, animó al arquero y por primera vez su nombre fue coreado en el Calderón.

Si quedaba algo de desconfianza en el arquero, su actuación se encargó de borrarla de un plumazo. Oblak llegó a la puerta con la presión de nivelar las aguas, pues Raúl García falló el primer lanzamiento. Y lo logró. Con frialdad, esperó el momento preciso del disparo para lanzarse a tapar el primer penal, se tiró hacia la izquierda y atajó por lo bajo.

De tan calculador, parecía incluso que lo había ensayado. Oblak, sin embargo, asegura que se guió sólo por el instinto.

"Siempre tiendo a aguantar lo máximo posible y hoy ha salido bien. No había visto nada (de videos). No sabía nada de cómo tiran, dónde tiran. Yo decidí al verlo", admitió.

No pudo hacer nada para detener el cobro de Rolfes, pero en el tercer turno, Oblak volvió a jugársela, esta vez para sacar con una mano el balón lanzado por Toprak.

El Atlético tenía pie y medio en los cuartos, pues Griezmann y Mario Suárez habían tenido éxito en sus cobros. Lo único que Koke tenía que hacer era anotar el cuarto intento. El destino quiso que el hombre más determinante del Atlético fallara el cobro y que Gonzalo Castro pusiera las tablas con el suyo.

Llegó el turno al 'talismán' Fernando Torres, que marcó el quinto para que 50 mil almas contuvieran el aliento mientras Stefan Kiessling realizaba el último cobro del Leverkusen. Para regocijo de la afición, el alemán lo envió totalmente desviado.

En ese momento, el Atlético entero estalló en júbilo y corrió hacia la portería del esloveno mientras Kiessling se derrumbaba en el punto penal. Pero antes de festejar con los suyos, Oblak se dirigió directamente a consolar al rival.

"Estaba feliz por haber ganado, pero me sentí un poco triste por los otros jugadores porque yo sé lo que se siente perder en penales. Así perdí la final de la Europa League (con el Benfica) y es muy difícil mantener la cabeza en alto", explicó el jugador que, por una noche, se convirtió en el centro de atención.

Tano no sabía si respondía en esloveno, en inglés o en español. Su semblante, sin embargo, reflejaba serenidad.

"Yo intento estar tranquilo porque es lo que el equipo necesita, que transmita tranquilidad desde la portería", dijo Oblak. Y es que no son pocos los integrantes del plantel que opinan que el Atlético de Madrid tiene un diamante en bruto en el jugador esloveno.

"Nosotros sabemos los compañeros que tenemos y lo que dan de sí, sabemos que Jan es un portero que está preparado por más que no haya jugado, está preparado para todo y hoy lo demostró", dijo José María Giménez a ESPN tras el encuentro.

Conforme con una noche "perfecta" en su historial, espera pacientemente a volver a tener más oportunidades, aunque le lleguen a cuentagotas. De momento, asegura, lo importante es que Moyá se recupere "lo antes posible porque lo necesitamos".

"Nosotros estamos bien (los arqueros rojiblancos). Luchamos por la titularidad y queremos jugar los dos, pero portero juega solo uno, por eso es difícil, pero los dos sabemos que primero está el equipo. En un segundo cambia todo. Hoy es así, mañana no sé (si jugará de titular)", dijo.