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Chávez Jr. vs Chávez Jr.

Julio César Chávez Jr. ha estado inactivo hace casi un año Bob Levey/Getty Images

El 18 de abril, en un peso pactado de 172 libras, el mexicano Julio Cesar Chávez Jr. regresa a la acción tras un año de ausencia y ante un rival semipesado como el polaco Andrzej Fonfara. La batalla será una verdadera prueba de fuego para Chávez y también para quienes inician esta nueva etapa empujando su carrera: el promotor Al Haymon y el entrenador Joe Goossen.

Los altibajos en su carrera, los problemas de peso, los desencuentros con los encargados de su promoción, los problemas en su vida personal y la influencia de su legendario padre, han marcado los casi trece años de Chávez en el boxeo profesional. Indudablemente, son muchos años y, paradójicamente,"el Junior" aún permanece como "una promesa de algo" sin llegar a cristalizar en el deporte que llenó de gloria a su progenitor y para lo cual ha tenido todos los recursos disponibles a su disposición.

¿Será el 18 de abril la última oportunidad para comenzar el verdadero camino? Es posible que así sea, aunque hablar sobre las expectativas que Chávez Junior despierta siempre terminan con un enorme signo de interrogación y con una única conclusión valida: "lo que se pueda esperar del mexicano, es una incógnita".

¿Cuántas veces estuvimos frente al ordenador escribiendo una columna previa a una pelea de Chávez Junior? Fueron muchas veces y siempre enfrentamos las mismas dudas. El peso, sus errores fuera del cuadrilátero, las declaraciones inoportunas de su padre y tantas otras, todas negativas, aunque esperando que "esa vez fuera diferente". Hoy estamos con la misma tesitura: aguardamos por un cambio, por un pugilista que se tome en serio su carrera, que se comporte como un verdadero profesional, que respete la estrategia antes, durante y después de su pelea, que su padre se comporte como un simple espectador y que por una vez, "el Junior" haga honor al apellido que carga en sus espaldas.

Todo eso esperamos para su pelea contra Andrzej Fonfara, aunque también es bueno aclarar que esta vez hay otros factores de mucho peso, con los cuales el impredecible Chávez Jr. deberá dividir expectativas y responsabilidades: Joe Goossen y Al Haymon.

Lo del respetado entrenador es fácil entender. Él ha insistido en el aspecto mental de su pupilo y parece estar conforme con los resultados mientras trabajan aislados en las montañas del lago Tahoe. "Julio está más concentrado que nunca y entregado a una lucha por superarse mental, física y espiritualmente. Eso me tiene feliz y confiado en lo que conseguiremos ante Fonfara", dijo Goossen.

Sus palabras, una vez más, nos permiten otorgarle una cuota de crédito a Chávez y nos revive la esperanza de que "esta vez sí arrancará su verdadera carrera". Tal vez, ese crédito sea aún más confiable por la presencia de Al Haymon en la promoción de su futuro. El enigmático empresario, no suele apostar a perdedor y bajo esa premisa no dudo que ha puesto todos los recursos en recuperar al mexicano. Nadie duda que pese a todas sus contradicciones, Chávez Junior es uno de los boxeadores más rentables del momento. Sus números lo avalan siempre y su apellido también.

Pero, precisamente, es en ese factor, su apellido, donde radica la tercera gran incógnita. Es que después de Haymon y Goossen, Chávez Sr. es el tercer personaje en discordia dentro de esta historia. Al legendario ex campeón lo hemos visto formar su propio show en cada pelea de su hijo. No son pocas las voces que han pedido que de una vez por todas se aparte de su carrera y se transforme en el mejor espectador de sus combates. ¿Lo hará esta vez? ¿Haymon o Goossen les habrán impuesto esa condición? No lo sabemos, pero, por lo pronto, en la última conferencia de prensa Chavez padre tuvo voz frente a los micrófonos y fue escuchado con atención. No creo que esa sea una buena señal, pero tampoco hay que ser demasiado alarmista. Quizás fue solo una presencia promocional del evento y esta vez no será parte activa en la esquina de su hijo. Ojalá.

Lo mencionado tiene una poderosa razón de ser: Fonfara bajo ningún concepto será "papita pal loro". Por el contrario, el polaco puede transformarse en un verdadero dolor de cabeza y acabar temprano con el proyecto "regreso" del Junior. Empecemos por su tamaño: es más alto y con mejor alcance que Chávez. Es resistente, con una barbilla granítica, que no rehúye el intercambio, que tiene hasta ciertas habilidades técnicas e incluso que ha llegado a la distancia contra rivales tan importantes como el campeón semipesado Adonis Stevenson. No por un acaso, en la última conferencia, Chavez Sr. confesó que no quería esa pelea para su hijo, ante un rival tan complicado.

Y si bien Fonfara viene de pelear en semipesados, esta pelea ha sido pactada en 172 libras lo que no significa ceder en algo para el polaco. El ya peleó y lo hizo muy bien en 168 libras, el peso al que según declaró Chavez Junior, deberá regresar para establecerse en el futuro cercano.

Si tenemos en cuenta la condición de fajador y amigo del intercambio del mexicano, no dudo que veremos una pelea atractiva, de mucha acción y donde los dos rivales se verán sometidos a un prematuro desgaste físico. Al tomar en cuenta que ambos son buenos asimiladores, la batalla promete irse a la distancia bajo "fuego cruzado", lo que pondrá a prueba sus resistencias. Con sus antecedentes de problemas en el peso y el óxido de doce meses, la pregunta ineludible es: ¿podrá Chavez Junior con un desafío tan peligroso? La respuesta es un enorme signo de interrogación, aunque con la misma certeza presente en todos nuestros anteriores comentarios sobre el mexicano: solo de su responsabilidad, concentración y deseos de avanzar dependerá el éxito. Por eso lo del título, antes que a Fonfara, Chávez Junior deberá vencerse a sí mismo para conseguir ser recordado, algún día, por su propia historia y no por la historia de su célebre progenitor.