Washington Cucurto 9y

Barcelona en Francia III, el desahucio

RENNES -- Rennes es una ciudad encantadora, toda la gente es autosuficiente, pero hoy me llevé una hermosa sorpresa en la calle.

Se me acercó un mendigo y me habló. Le dije que no hablaba francés y comenzó a hablarme en inglés. Su inglés era rudimentario como el mío, lo suficiente para que yo pueda comprenderlo. "Sos latino, disculpa que te moleste", me dijo en un inglés rústico. "Sí, señor en qué puedo ayudarlo". Le respondí dispuesto a sacar una moneda de mi billetera para ayudarlo.

Es raro encontrar gente pidiendo en la calle en esta ciudad de Francia. Pero ahí estaba él, en medio de la calle, tratando de hablarme, un micro paró delante de nosotros y la gente nos miraba. Me miraban, como diciéndose entre ellos, "mira el inmigrante hablando con un mendigo". Éramos dos figuras de la calle.

El hombre me dijo que necesitaba ayuda, que lo habían echado de su cuarto y quería que yo interfiriera con el dueño. No entendí nada. Le dije que no podía hacer nada y cuando quise seguir mi camino me agarró de la mano y me dijo: "Es por Messi".

Y siguió: "Lo que me sucede es por Messi, tuve una discusión con el dueño de la casa donde alquilo una pieza, el domingo, cuando jugaban Real Madrid-Barcelona. El dueño es del Real y me echó a la calle no sin antes pegarme unas buenas bofetadas. Muchacho, sos la única persona en el mundo que puede ayudarme", me dijo y pareció que el frío de Rennes nos congelaba de inmediato.

Suspiró y le dije "come one", y fuimos los dos hacia su ex casa. Tocamos el timbre y salió una mujer rubia, francesa, con nariz respingada de unos cincuenta años. Tenía puesta la camiseta del Real Madrid, lo que me llamó muchísimo la atención.

Bueno, okey, estamos en problemas, pensé. Será difícil discutir sobre estas cosas con una mujer, casa, fútbol, familia, a veces se mezclan y se vuelve complicado...

Mi amigo, el mendigo, le dijo que yo era argentino, que había conocido a Messi y que quería conversar con ella. La mujer me miró de arriba a abajo y nos hizo entrar. Lo que vi es algo increíble: todas las paredes de la casa estaban llenas con fotos de jugadores del Real Madrid, desde Ronaldo y Zidane por supuesto, pasando por Buragueño, Di Stefano, Figo y miles más. Me asusté, estaba ante una auténtica fanática del Real.

"!Ella quiere que un argentino le pida perdón porque yo insulté el honor del Real Madrid", me dijo el mendigo y agregó, "solo de esa forma, me dejará volver a ocupar mi cuarto".

La señora me dio un gran sillón para que me sentara y quería que le explicara por qué Barcelona era mejor que el Real Madrid. Nunca pensé que el remedio fuera peor que la enfermedad, pero a veces pasa.

Mi amigo, el mendigo, se sentó junto a mí y escuchar mi reflexión. Le dije que el Barsa era un equipo más humano, más mezclado, con brasileños y argentinos que nunca le protestaban al árbitro y que, además, jugaban bien y con una sonrisa como Neymar y Messi. La señora abrió grandes los ojos, se volvieron redondos.

Nos invitó a irnos de su casa. Por último le dije que Ronaldo parecía más un modelo que un futbolista, y que jamás sonreía. Por una cuestión de humanidad, el Barsa era mejor.

En la calle, mi amigo, el mendigo, se puso mal, pero me felicito y me dio la mano, y se fue calle abajo.

Desde la esquina me gritó, es así, no hay que tener miedo de decir la verdad. Y levantó mi billetera y desapareció.

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