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Ibaka, ejemplo de sobrevivencia

OKLAHOMA CITY - Sentado en la tarima de un auditorio de 3000 personas en Oklahoma City el día sábado, Serge Ibaka observa al público en busca de sus compañeros de equipo.

"Hijo del Congo", un documental acerca de su vida producido por Grantland y ESPN Films, de 55 minutos de duración, acaba de ser exhibido en una première de alfombra roja, e Ibaka está agradeciendo uno por uno a sus compañeros de equipo por haber venido.

"Todo fue duro, el mostrar de donde provengo", dice Ibaka. "En este momento, mi vida es buena. No tendría porqué mostrar de donde vengo a la gente. Pudiera decir, 'Sí, tuve una buena infancia y juventud' como hace la mayoría de la gente. Olvidamos de donde venimos, porque en la vida real, estoy bien. Ahora me ven bien vestido. Pero fue duro,verdaderamente duro, el mostrar de dónde vengo. Pueden ver mi cuarto, mi cama, a mi hija, mi historia. Pueden verlo todo. Creo que puede ser de ayuda para la gente. Puede contribuir a que la gente agradezca las pequeñas cosas que tenemos en la vida."

El lanzamiento del documental en la Internet se hizo el lunes en Grantland, y será transmitido el 17 de abril por ESPN. Se centra en el extraordinario periplo de Ibaka desde Congo hasta la NBA, y lo que el regreso a su hogar ha significado para él. El documental brinda una mirada íntima a la vida personal y a la formación de Ibaka, y fue filmado en un lapso de nueve días en julio pasado.

"Fue un excelente documental", afirma Russell Westbrook. "Me encantó tener la oportunidad de ver a Serge en un ámbito distinto. Para los que no lo conocen, es una oportunidad de ver cómo ha llegado a ser el hombre que es hoy".

Una de las revelaciones más importantes del documental es que Ibaka tiene una hija de 9 años, llamada Ranie, y que él lo supo a través de su padre cuando ella ya tenía 5 años de edad.

"Finalmente me dijo: 'Serge, este es el momento de contarte la verdad. Ya eres un hombre maduro y tienes tu propia vida; quiero que asumas como un hombre la responsabilidad.', y comenzó a contarme la historia", dice Ibaka. "Y al escucharla no pude sino decirle: '¿Es broma, o me estás hablando en serio?' Y me contestó que era la verdad. Yo quería creer que era una broma, quería pensar que él estaba bromeando o que quería hacerme pasar un mal rato. Pero me hablaba en serio. Fue duro, duro el conocer eso. Pero ahora estoy contento. Me siento feliz de saber que tengo una hija y ella es como mi mejor amiga".

Ibaka afirma que quiere hacer una segunda parte, y también está preparando un libro ya que hay mucho más que compartir.

"Mi historia es demasiado larga y demasiado grande, y no cabe en un documental de 55 minutos; así que tengo que encontrar una manera distinta.", nos dice. "Hay historias importantes en mi vida que ustedes no pudieron conocer hoy porque no hubo el tiempo suficiente para incluir todo".

Luego del estreno del documental, Ibaka habló con ESPN.com acerca de las razones por las que la realización del documental fue importante para él, y acerca de cómo su historia lo ha ayudado a enfrentar adversidades y otras dificultades.

En el documental hay una escena en la que colocas prótesis auditivas en personas, y presencias la primera vez que escuchan a alguien hablar. ¿Cómo fue ese momento para ti? Ya que verlo en la película fue increíble.

"Es un momento que nunca olvidaré, ya que al estar haciendo eso mi padre me dijo, 'Serge, es hora de que te vayas, no debes perder el último barco.', y recuerdo que yo no me quería ir. Le pregunté: '¿Hay alguna posibilidad de que me quede?' Porque estaba haciendo tanto, y me decía a mí mismo 'Esto es muy divertido' al ver a esos niños hablar y sonreír. Lo disfrutaba muchísimo. Le pregunté si de alguna manera era posible que pudiera tomar el barco del día siguiente, porque quería seguir haciendo eso. Ver y estar con esos niños, que nunca antes en sus vidas habían escuchado nada".

Con todo el trabajo que estabas haciendo, ¿te sorprendió lo mucho que lo disfrutaste?

"No me sorprendió que lo disfrutara, sino la manera como es posible cambiar vidas. Imagínate si nunca en tu vida has escuchado la voz de tu mamá. Y que al colocarle una prótesis un niño pueda escucharla. Es sorprendente".

Te extiendes al hablar de que quieres ayudar a los niños de Congo a que sueñen en grande y tengan grandes esperanzas, pero para ti no hubo un Serge Ibaka que te ayudara cuando estabas creciendo. ¿De dónde viene tu motivación?

"Mi vida es una larga historia, crecer al lado de mi papá, la muerte de mi mamá, todo. Tuve malos momentos en mi vida, mi papá en la cárcel, no tenía nada y de allí proviene mi motivación. y dije, '¿Saben qué? Voy a soñar, porque soñar no cuesta nada. Creo en Dios y con Dios todo es posible, y voy a intentarlo'".

Con todo por lo que has pasado recientemente - la lesión en la pantorrilla en la última postemporada, ahora la cirugía de la rodilla - ¿cómo tu historia te ha ayudado a sobreponerte a las adversidades de tu pasado?

"Esto no es nada. Lo que pasa ahora con mi rodilla, no es nada. Soy el mismo, esto no es nada. ¿Qué, voy a dejar de jugar algún partido? Es verdad, los partidos son importantes, pero a fin de cuentas sólo se trata de un juego. Algo que nos encanta hacer y que es divertido. Lo más importante es haber tenido la oportunidad de despertarme todos los días; para sonreír y para hacer algo que me encanta hacer; para verme con mis amigos, mis compañeros de equipo; para hablar por teléfono con mi hija; para poder decirle 'Te quiero' a alguien y que alguien me diga que me quiere, todos los días. Eso sí es algo grandioso."

De modo que algo como el problema de tu rodilla lo ves con una perspectiva diferente.

"Los médicos dicen, ¿qué?, ¿seis semanas? Podrían ser cuatro en mi caso, o tres."

Aparentemente los cronogramas no significan mucho para ti. "Sí, sí. Pero sí, son importantes, pero en nuestras vidas tenemos cosas más importantes que el basquetbol."

Si no hubieras tenido el basquetbol en tu infancia y juventud, ¿dónde estarías?

"Exactamente. Esa es una buena pregunta. El basquetbol lo es todo. Siempre me he sentido como que tengo todo. Y me digo, sólo Dios, Dios me diría que tengo todo gracias al basquetbol".

¿Piensas que de alguna manera el basquetbol te salvó la vida?

"El basquetbol no me salvó la vida. Dios salvó mi vida. No fue el basquetbol. Sino que Dios salvó mi vida porque me bendijo a través del basquetbol. Abrió la puerta del basquetbol. Apoyado en el basquetbol, mi vida puede cambiar todo. No es que el basquetbol haya salvado mi vida; Dios salvó mi vida. Y a través del basquetbol Dios me dio dones. Me bendijo porque en Congo, tenemos jugadores.

Conozco personas que jugaban basquetbol mejor que yo. Si estuviesen en la NBA, podrían ser Todos-Estrellas. Tan sólo no tuvieron la oportunidad de jugar basquetbol profesional en Europa".

¿Como ocurrió eso? ¿Pasar de Congo a jugar profesionalmente en Europa?

"Participamos en una gran competencia en Sudáfrica, y allí fue donde mi agente me encontró. Fue en la competencia sub-15 o sub-17 africana, si no me equivoco. Allí fue donde me encontró mi agente y me llevó de África a España".

Tuviste un increíble regreso en las finales de la Conferencia Oeste del año pasado, superando una lesión de la pantorrilla que se suponía que te dejaría fuera durante toda la temporada. Y regresaste y jugaste un fabuloso tercer juego. ¿Fue ese momento la culminación perfecta de todo por lo que has pasado?

"Allí es cuando se me aparece mi solidez mental. Desde mi historia cuando era joven, todo por lo que he pasado, todo por lo que atravesé en mi vida. Me ayudó mucho, me ayudó a ser fuerte."

¿Qué tanto te dolía?

"Lo extraño es que en la mañana del día del partido no podía caminar. En la mañana del primer juego, no podía caminar. Mi novia me preguntó, '¿Cómo vas a poder jugar si ni siquiera puedes caminar?' Sencillamente no podía caminar. Les dije que yo soy un jugador de trabajo en equipo, y me dijeron, 'OK, ya veremos.' No estaba 100 por ciento seguro de que siquiera me dejarían entrar a la cancha. Querían esperar y ver cómo me sentía después de una siesta. Y después sí jugué. Fue una locura".