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20 años de los 55 de Michael Jordan

Andy Hayt/NBAE/Getty Images

Permítanme trasladarlos al 28 de marzo de 1995, una fecha inolvidable para todos los amantes del básquetbol que fueron testigos de algo verdaderamente impresionante hace exactamente dos décadas. No, no me refiero a Pamela Anderson en ¨Baywatch¨, sino que al legendario partido de Michael Jordan en el Madison Square Garden de Nueva York con 55 puntos.

La generación actual piensa en los Knicks como unos buenos para nada, pero en aquel entonces ellos eran formidables y estaban encaminados a obtener 55 victorias en la temporada regular con Patrick Ewing a la cabeza. Aquellos Knicks se enfrentaban a los Chicago Bulls de un Jordan que haría historia como el jugador visitante con más puntos anotados en la meca del básquetbol.

En aquel entonces ¨MJ¨ contaba con la número 45 en la espalda y disputaba su quinto partido con los Bulls tras su regreso a la NBA. Yo tenía siete años y solo me interesaba el fútbol, pero me acuerdo que vi aquel partido y un año y medio después era el primero en la fila para ver ¨Space Jam¨. Maldito marketing, ahora tengo ¨I Believe I Can Fly¨ atascado en la cabeza.

Pero bueno, estoy divagando demasiado. El punto es que la Gran Manzana se paralizaba para ver al mejor jugador de todos los tiempos cara a cara frente al campeón defensor de la Conferencia Este. Lo que sucedería durante los próximos 48 minutos sería un show inolvidable.

Jordan comenzó encestando sus primeros dos tiros desde media distancia. Swish.

Luego el pobre de John Starks fue humillado cuando la figura de los Bulls dio cátedra en el poste bajo y lo dejó mordiendo el polvo junto a Charles Oakley. Luego nuevamente, posicionado de espaldas a Starks, media vuelta y a otra cosa. Jordan había concretado cuatro de sus primeros cinco intentos y los Knicks estaban oficialmente en problemas.

Jordan contaba con 20 puntos tras el primer cuarto y 35 en el entretiempo, pero los Knicks se respaldaban en un Ewing que terminaría el encuentro con 36 y aun ganaban por 56-50 en el descanso de un verdadero partidazo.

Eso significaba que ¨Súper MJ¨ no sería suficiente y que él debería llegar a otro nivel para no solo alcanzar la gloria personal, sino que también para que unos Bulls que contaban con una marca de 36-33 en aquel entonces y necesitaban una victoria resonante puedan consolidarse.

Así fue como su segunda etapa comenzó con un doble, una volcada y un triple. A él lo marcaban de a dos y de a tres y además lo sacudían de lo lindo, pero se levantaba y encestaba 10 de sus 11 tiros libres en el partido. Eficacia pura.

El tercer cuarto terminó empatado 82-82, Michael tenía 49 puntos en su cuenta y su próxima canasta quebraría el récord de puntos anotados por un jugador visitante en el Madison Square Garden. La tensión se podía cortar con un cuchillo.

El récord tardó en llegar cuando quedaban poco más de tres minutos por jugar, Starks en la marca pegado a él como en todo el partido y un tiro con salto impecable para el doble que ponía a los Bulls arriba en el marcador por 105-98.

¨I believe I can fly, I believe I can touch the sky...¨ ¡Maldición!

Jordan terminaría el partido con 55 puntos, pero se podría decir que su momento sublime no fue una de sus 21 canastas en 37 intentos, sino que una de sus apenas dos asistencias en la agonía del partido.

El encuentro estaba empatado 111-111, Jordan tenía el balón en sus manos y todos y su abuela esperaban que él tome su tiro final. Yo estaba con mis ojos de pequeño niño impresionable bien abiertos, expectante.

12...11...10...Jordan cruza la mitad de cancha agazapado, Starks lo seguía paso a paso. 9...8...7...Jordan encara en velocidad pero no se libra de un Starks dispuesto a hacerle la vida imposible, se tropieza pero se levanta, determinado a no perderlo de vista.

6...5...¡Jordan da un giro de media vuelta y se libra de Starks! Ewing sale desesperado a bloquear su tiro mientras Jordan salta, el momento sublime al alcance de sus manos.

Sin embargo, tal y como durante toda su carrera, Michael estuvo un paso delante de Ewing y lo engañó.

Él nunca tenía pensado tirar, sino que encontró a un Bill Wennington dejado en plena soledad por Ewing para que este se luzca con la volcada ganadora cuando quedaban tres segundos.

Los Bulls terminaron ganando por 113-111 y tras el partido Wennington diría que ¨Michael y yo nos combinamos para 57 hoy¨.

Jordan quizás haya tenido partidos más memorables (el doble del campeonato contra el Jazz, el que jugó con fiebre, el primer juego de las Finales de 1992), pero este tiene su rincón particular en la historia por cómo, cuando y donde sucedió con el ingrediente extra de que le regaló una historia a Wennington para que le cuente a sus nietos.

14 años más tarde, Kobe Bryant quebraría aquel récord anotando 61 puntos en el MSG, pero aquel choque no contó con el drama del de MJ y los Knicks ya eran malos para ese entonces.

Esto es parte del legado indeleble de Michael Jordan, el mejor jugador de la historia de la NBA. El que nos hizo creer que en verdad quizás sí era posible volar hace 20 años.