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Xavi Hernández, en la hora del adiós

BARCELONA -- Xavi Hernández, quien en el verano de 2014 llegó a anunciar a sus íntimos que dejaba el Barcelona, se irá el próximo verano, ya definitivamente, con la sensación de no haber ganado su última batalla en azulgrana.

No al menos como él habría esperado. Se tomó como un asunto personal convencer a Luis Enrique de su papel indispensable y a los seis meses de temporada entendió que en este nuevo Barça su trascendencia es muy secundaria.

En el 'Barça de los delanteros', un equipo que ha tomado carrerilla a partir de la derrota en San Sebastián el 4 de enero, el liderazgo que ejerció el rondo se ha tornado simple recurso a la sombra del vértigo.

El balón ya no deambula por el centro del campo en busca de espacios, sino que los encuentra en velocidad, convirtiendo a los centrocampistas en meros acompañantes y destacando en ellos el físico por encima, o al menos al mismo nivel, de la calidad.

Y Xavi, el 'Guardián de las esencias' en la filosofía íntima del mejor Barça de la historia, ha quedado relegado a un segundo plano ante el que, revelándose, no ha podido derrotar. En el pasado fue el aliado perfecto de Messi y en el presente ese papel ha mutado en el ir y venir de Rakitic, en la mutación de Iniesta, en la frescura de Rafinha... Y mucho menos en la pausa del capitán.

El de Terrassa acabó muy dolido la pasada temporada viendo como en el momento cumbre Gerardo Martino le apartó del once, y sufrió en silencio la decepción de verse en el banquillo en aquella última jornada ante el Atlético de Madrid que decidió la Liga. Después llegó el revolcón en el Mundial, las dudas existenciales, las maletas preparadas... Y una reunión con Luis Enrique en la que todo cambió.

Xavi tenía sobre la mesa una propuesta en firme de Seattle Sounders y otra de New York Red Bulls, además de el Al Sadd de Qatar y una propuesta sin cerrar del New York City. Al regreso del Mundial, Zubizarreta le frenó el ímpetu de irse por las bravas y el futbolista decidió mantener un encuentro íntimo con el nuevo entrenador.

Fue cuando el ánimo de revancha le ganó. "Si no te pongo no me toques las narices", le espetó Luis Enrique en aquella reunión, según descubrió el diario 'El País' el 22 de julio. Pero, a la vez, el asturiano, con quien Xavi compartió vestuario en sus primeros años, le confirmó que si decidía quedarse tendría tantas opciones como el que más. No hubo más que hablar.

A Bartomeu, el presidente, el cambio de decisión del jugador le cogió tan por sorpresa como a su círculo próximo, pero la decisión de quedarse estaba tomada. Y por ese camino comenzó el nuevo curso, con paciencia pero ambición, con liderazgo y la intención de ganarse los galones.

Poco a poco, sin embargo, la realidad le fue ganando la partida a la historia. Y la debacle en Anoeta, el 4 de enero, fue el comienzo del final. Existe en Barcelona el convencimiento de que a partir del partido en San Sebastián, el vestuario decidió cambiar su esencia y desde ahí la prestancia de Xavi, su peso específico en el terreno de juego, cayó en el olvido.

Xavi querría marcharse del Barcelona en plenitud y si algo no soportaría sería hacerlo por una invitación a irse. A la vista de como ha transcurrido la temporada en los dos últimos meses, se ha dado cuenta de que el tiempo se le acaba, de que el 'Barça de los delanteros' no le necesita como él esperaba, como, sin nombrarle expresamente, advirtió un día Pep Guardiola.

El Barça es otro y la historia de Xavi Hernández, 751 partidos oficiales, 25 títulos y una leyenda, no permite que su final pueda tener una simple mancha en el currículum. Por eso ha tomado la decisión de marcharse.

Por encima del dinero que le pueda ofrecer el Al Sadd, que no es poco hablar de 10 millones de euros por año multiplicado por tres, el 'Guardián de las esencias' de ese Barça de oro tendrá la oportunidad de trabajar con la base de la Academia Aspire y preparar su futuro como entrenador.

Volverá porque está escrito que debe hacerlo y no se entendería de otra manera. Pero hoy, ahora, su ruta se entiende distinta a la del Barcelona que lleva clavado en su corazón. Trabajará a destajo, como siempre, por disfrutar de los últimos éxitos en las diez semanas de temporada que restan y a partir de ahí empezará un nuevo camino.