Rigo Cervantez 9y

Un mundo de diferencia

El año pasado, Clayton Kershaw se perdió poco más de un mes de la campaña regular, aquejado por una lesión en la espalda. Y a pesar de ello, se dio tiempo para conducir a los Dodgers a la conquista de su división, ademas de mantener un dominio que ha ejercido en las últimas tres o cuatro temporadas, en casi todas las categorías de su especialidad.

Y cuando todos se preguntan si será finalmente en esta temporada cuando el talentoso zurdo experimente una mala campaña, luego de tantas en las que parece siempre ir a la alza, es el propio timonel de la nave angelina, Don Mattingly, quien responde:

"No voy a ser yo el que le ponga un tope. El sigue elevando la vara cada año y cuando Clayton está en su momento, siempre parece capaz de volver al montículo a demostrar que puede ser mejor cada día. Y eso es lo que nosotros queremos de todos y cada uno de nuestros peloteros, que siempre busquen ser mejores. Por ello, insisto, yo no voy a ser el que trate de imponerle límites, sino, más bien, prefiero esperar a que él sea siempre mejor este año de lo que fue el anterior."

Y aunque parezca utópico anticipar que Kershaw pueda superar todo lo que logró en el 2014, con su marca de 21-3, su 1.77 de efectividad, en solo 27 juegos como abridor, los 239 ponches, contra solo 31 pasaportes, en una campaña en que lograra el doblete: la conquista del Cy Young y del MVP en la Liga Nacional, para que ya su nombre quede ligado a los de Sandy Koufax, el último lanzador de los Dodgers en lograr tal hazaña, lo mismo que entre otros grandes del montículo, como Justin Verlander, Roger Clemens, Vida Blue o Denny McLain, el texano no tiene intención de bajar la guardia.

Por ello, algo dramático tendrán que hacer los Gigantes de San Francisco Giants, Padres de San Diego, Diamondbacks de Arizona y los Rockies de Colorado, para alterar el orden que marca la influencia de Kershaw en el Viejo Oeste de la Liga Nacional.

Los acérrimos rivales de los Dodgers, los Gigantes de Bruce Bochy, tienen cifradas sus esperanzas en su receptor de 28 años, Buster Posey, no solo para producir con el bate, sino como una especie de catalizador del talento de los lanzadores de los Gigantes, Madison Bumgarner, Tim Lincecum, Matt Cain y Sergio Romo, para hacer diferencia en el sector.

Mark Trumbo y su bateo de poder, representan los argumentos para la victoria por parte de los Diamondbacks, en tanto que los Rockies confían en su veterano parador en corto Troy Tulowitzki.

Por su parte, un ex-dodger, Matt Kemp, aparece a la cabeza de la ofensiva de unos renovados Padres de San Diego.

Pero ninguno de ellos parece tenerlas condiciones como para convertirse en la fuerza motríz, que haga girar la propela de su respectivos equipo, para conducirlo a la conquista del banderín divisional.

Porque a Kershaw se le ve con las luces encendidas, con su mentalidad a tope y parece dispuesto a imprimirle a la campaña del 2015 su sello de calidad, su marca registrada.

Tuvo una primavera a lo Clayton Kershaw, con marca de 3-0 y efectividad de 2.62, lanzando 22 episodios y un tercio, en 6 juegos, todos como abridor, convirtiéndose en el serpentinero que más entradas trabajó en Arizona de toda la organización azul.

Ponchó a 22 bateadores, mientras que otorgaba 7 pasaportes, un tema, que lo dejó inconforme, por cierto, el de las bases por bolas.

Permitió 15 imparables, incluyendo un batazo de vuelta entera y le hicieron 5 carreras, 4 de ellas limpias.

Inclusive, hasta con el madero entre las manos, el estelar abridor zurdo fue un reflejo de lo que ha venido haciendo a lo largo de su carrera, cuando se para en la caja de bateo, logrando, en 2 juegos, 3 turnos al bat, en los que disparó 3 hits y anotó 1 carrera.

Así que, a temblar pistoleros del Viejo Oeste, que ahí viene el sheriff Clayton Kershaw.

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