Alejandro Caravario 9y

Historia presente

BUENOS AIRES -- Fernando Cavenaghi es uno de los pocos futbolistas identificados con una camiseta, no a la que añoran desde un exilio dorado, sino que visten cotidianamente, aun en condiciones adversas.

Esa perseverancia, esa fidelidad, le ha deparado un afecto incondicional del público de River. Una tribuna que, como todas las demás, tiene pocos ídolos y muestra escasa firmeza en sus sentimientos por los jugadores. Corazones mudables, así son los que laten por el fútbol.

Luego de dar la vuelta al mundo y de haber revistado en equipos de jerarquías disímiles (ninguno de primera línea) y de variados horizontes como Rusia y Brasil, Cavenaghi regresó a River en medio de una emergencia: había que recuperar la grandeza perdida, la primera división.

Gran gesto que el público agradeció como una mano amiga, aunque se sabe que nadie juega sólo por el reconocimiento del hincha.

Su posición de líder en aquel equipo (junto a Alejandro Domínguez) y su largo recorrido en las canchas de todo el planeta hacían pensar en un veterano. Pero el delantero tenía nada más que 27 años cuando reapareció en River.

Ahora, con 31 y en su tercera etapa en el club, el aura de prócer maduro cuya presencia es sobre todo simbólica puede convertirse en un malentendido peligroso. Quizá su talla, naturalmente generosa, contribuya a describir a un atleta que no atraviesa la plenitud, pero algunas actuaciones desmienten categóricamente esa percepción.

Por ejemplo, este domingo ante Banfield surgió no sólo para asegurar un resultado que parecía amenazado. Además ofreció un breve curso sobre cómo definir con exquisita precisión. Cómo debe proceder un nueve cuando el tiempo y el espacio se reducen. Y para eso hace falta un instrumento afinado.

Cavenaghi se tomó su tiempo para amagar y elegir el rincón en el primer gol (3-1) y se permitió un lujo en el cuarto de River al empujarla a la red con un taco.

La suma de tantos lo hizo escalar al décimo puesto en la tabla de goleadores históricos de River. Pero cuidado: antes que garantizarle un lugar en el panteón de los héroes, la marca confirma su vigencia. Corrobora que sus servicios al plantel de River distan mucho de ser testimoniales.

Por el momento, Gallardo tiene en mente una delantera titular con Mora y Teo Gutiérrez. Y el entrenador de River no es amigo de modificar la estructura base del equipo a menos que exista necesidad y urgencia.

Es opinable, como todas, la decisión del DT. El colombiano Gutiérrez ha rendido más que satisfactoriamente y su envergadura internacional no se discute.

Algunos hinchas de River, quizá guiados por el cariño más que por el análisis, prefieren ver de titular a Cavenaghi cuando, reanudado el fútbol doméstico tras las elecciones, llegue el gran choque frente a Boca. Duelo de punteros.

Al margen del veredicto de Gallardo con respecto a los once que se jugarán la piel ante los queridos primos, es menester admitir que Cavenaghi está en condiciones de competir por ese lugar en pie de igualdad. El goleador es historia presente.

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