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Rakeem Cato está determinado a demostrar que pertenece en la NFL

Rakeem Cato quebró innumerables marcas en Marshall al frente de la ofensiva del Thundering Herd. Getty Images

SESENTA Y CINCO DÍAS antes del draft de la NFL, Rakeem Cato toma un descanso cerca de una caja de donas Krispy Kreme que no come (pero debería), y contempla números. Hubo un tiempo, cuando trailers de medios informativos rugían a través de las montañas de West Virginia para producir historias sobre él, en que pensó que lanzar para 14,079 yardas y quebrar marcas y ganar partidos importaría. Pero ahora, lo único que los cazatalentos desean saber es si ha ocurrido un milagro a lo largo del invierno y de alguna manera su cuerpo se ha convertido en el estereotipo de un pasador de NFL.

La respuesta es un no enfático. Las piernas de Cato lucen como husillos. Dice que mide 6 pies con media pulgada de estatura --luego de escuchar esa cifra, su agente, Joe Schulz, dirá, "¡Le ordené que dijera 6 pies con 1 pulgada!"-- y pesa 188 libras. Pero incluso ese número está inflado; en unas cuantas semanas, durante su pro day en Marshall University, Cato dejará la balanza en 178. A diferencia del 99.9 por ciento de la población de la tierra, no parece disfrutar de comer. Rechaza una oferta para salir a almorzar porque no tiene hambre. "Tiene un estómago pequeño", aclara Schulz.

Es el principio de la primavera en Boca Raton, Florida, y Cato y Schulz están sentados en el vestíbulo de un estudio de danza, que en su momento también funge como espacio de entrenamiento para XPE Sports. El edifico luce pequeño y no llama la atención desde el exterior, pero llegando el 30 de abril, el inicio del draft, XPE estará sacando reclutas de primera ronda perfectamente esculpidos, desde Vic Beasley hasta Shane Ray.

Esos tipos fueron invitados al Combinado de la NFL; Cato no.

Cato quedó devastado cuando escuchó que no podría ir al Combinado. Fue algo con lo que soñó, estar sobre ese emparrillado en Indianapolis, rodeado por los mejores. El proceso sucedió más o menos así: marcó a un número a la NFL, dijo que se trataba de Rakeem Cato, mariscal de campo de Marshall, y una persona al otro lado de la línea buscó su nombre en una lista. La primera vez que llamó Cato, en enero, se le dijo que intentara más tarde. Así que llamó de nuevo conforme se acercó el Combinado, y una mujer muy educada le dijo que lo sentía, que no había recibido invitación, pero lo alentó a seguir trabajando.

Esa semana del Combinado, fue extrañamente silenciosa en XPE. Casi todos estaban en Indianapolis excepto por Cato. Miró por la TV, observó a Jameis Winston y Marcus Mariota deslumbrar en camino a riquezas futuras, creyendo todo el tiempo que debía estar en el mismo escenario que los otros dos.

Así que esta es su resolución, crecer, pero sobre todo hacerse notar. Y Schulz, un agente de primer año cuya certificación todavía tiene la tinta fresca, necesitará moverse para conseguir que el nombre de Cato suene allá afuera. Es este día en particular, Schulz acaba de llegar de viaje del Combinado, donde fue a tratar de ofrecer a su cliente a los cazatalentos. Cada vez que ensalzó el nombre de Cato, Schulz fue interrumpido por la misma pregunta: ¿Qué tan grande es?

"Tengo un regalo para ti", dice Schulz a Cato mientras le lanza un frasco con un suplemente proteínico que consiguió en Indianapolis. "Pon eso en tu leche y tómatelo.

"Estaban dando m..... gratis, lo siento. Tanto como pude meter en esta bolsa, me traje a casa".

Vender a Cato es un empleo de tiempo completo, lo que debería ser sencillo si Schulz no tuviera otro empleo como abogado en Boca. Ejercer derecho paga las facturas para él, ahora. Muy parecido a su cliente, Schulz está aprendiendo y todavía no comprende por completo los caminos de la NFL. Pero está cargado de energía y entusiasmo, lo que es bueno, porque en ocasiones Cato luce indiferente, envuelto en una coraza metálica que no parece ceder.

Mucho de eso viene por crecer son padres en Liberty City, un vecindario en Miami tan abatido por el crimen y la pobreza que es el escenario para el juego de video "Grand Theft Auto: Vice City". Hay un vacío en la mirada de Cato a menudo, ni siquiera Schulz sabe lo que está pensando. ¿Está molesto porque cree ser un súper estelar que no está siendo tratado como tal? ¿O está tan aterrorizado por no saber qué hacer en caso de que no resulten las cosas?

CATO Y SCHULZ vuelan alrededor de las fronteras de la NFL, con los ojos bien abiertos. Es sencillo sentirse extraviado aquí, en un mundo de secretos e informantes. No hay modo de saber dónde estás parado. La realidad de la NFL es que si no eres Winston, Mariota o uno de los seguros reclutas de las primeras rondas del draft, pasas cuatro meses en el limbo.

El teléfono no suena. Quizás un equipo esté realmente interesado y no quieren delatarse; quizás el jugador no es suficientemente bueno. ¿Pero cómo saberlo a ciencia cierta?

Schulz tiene tres clientes: Cato, el receptor abierto de Marshall, Tommy Shuler, y el back defensivo de Auburn, Robenson Therezie. Ninguno de ellos fue invitado al Combinado. Se trata de una pesca típica para un agente de primer año, un puñado de jugadores de la orilla, mucho trabajo de ventas.

Schulz tiene 37 años de edad y no comprende del todo el modo de pensar de los jóvenes, razón por la que ocasionalmente pregunta a su novia de 23 años de edad, Sarah Conwell, consejos para ayudarse a relacionar. Shuler se ha vuelta lo suficientemente cercano a Schulz que lo llama "Pops". Shuler de hecho se está burlando de su edad, pero el apodo conlleva algo más que eso. Considera a Schulz un padre "cuando nuestros padres no están allí para nosotros".

Cato ha sido una conexión más complicada. El mariscal de campo rara vez sonríe. Luce mayor que sus 23 años de edad, con unas entradas crecientes en la frente y un rostro endurecido por la decepción. "Sonríe cuando gana", dice su entrenador en jefe colegial, Doc Holliday. Schulz, por el otro lado, casi siempre porta una sonrisa sencilla. Tiene un lado ligero. Puede ser observado en el sitio de YouTube de su firma haciendo el Harlem Shake mientras porta un sombrero de panda.

Gracias a las limitaciones de Cato y gracias a que esta liga mastica y escupe incluso a los mariscales de campo prototipo, Schulz no vio signos de dólares cuando conoció a Cato. El pasador venía en una especie de paquete en conjunto con Shuler, su amigo de la infancia de Liberty City. Pero una vez que Schulz conoció a Cato, estaba desesperado por firmarlo.

Para empezar, existe un atractivo obvio con mariscales de campo. Y Cato era un nombre relativamente conocido. Quebró la marca de Russell Wilson para la FBS por mayor número de partidos consecutivos con al menos un pase de touchdown (39) en octubre, y por algunas semanas gloriosas en noviembre, Marshall estaba coqueteando con una campaña invicta y prominencia nacional. Pero luego llegó una devastadora derrota por 67-66 en tiempo suplementario ante Western Kentucky, acabando con las probabilidades de mayor exposición para Cato. Quedó inconsolable luego de ese partido. Se culpó a sí mismo, luego fue a casa y durmió por 14 horas consecutivas.

Cato está convencido de que las cosas serían diferentes para él ahora de no haber lanzado cuatro intercepciones junto a sus siete touchdowns en ese encuentro, de haber tomado los reflectores con Marshall. "Pienso que sería muy diferente", dice. "Porque invicto es invicto. A decir verdad, pienso que me hubieran invitado al Combinado por eso".

Pero de vuelta a su relación con Schulz. El agente lo deseaba tanto que le prometió todo sería de primera clase. Pagaría cerca de 30,000 dólares para pagar por la preparación para el draft de Cato, alojamiento en Boca y la renta de un Ford Mustang nuevo. Se debe gastar dinero para ganar dinero, dice Schulz. Dado que Schulz apenas empieza, y no le sobra el efectivo, obtuvo ayuda de Jon Rabinowitz y Shawn Freibert, de Global Sports Management. Ellos compartieron los costos y mantienen sus propias agencias. Rabinowitz y Freibert conocen el negocio. Aportan contactos y legitimidad a Schulz.

A Schulz le preocupa que Cato eventualmente lo reemplace por otro representante en caso de que el pasador no reciba los resultados esperados. Schulz llama y envía mensajes de texto a sus clientes constantemente, tratando de dar el toque personal que las agencias de renombre quizás ya no puedan al estar tan ocupadas.

Pero Schulz está bastante ocupado, también. Boca Raton está repleto de gente que llega para el invierno, y de dinero y de cosas raras, y el otro empleo de Shulz lo mantiene casi en todo. Recientemente culminó una demanda lidiando con una mordida de perro. Su cliente requirió cirugía plástica. También se ocupa de accidentes automovilísticos, demandas por negligencia médica, y resbalones y caídas.

Se ríe del término, "perseguidor de ambulancias".

"La percepción es que cualquiera que interponga una demanda es mala persona o un resultado de la sociedad", dice Schulz. "Aprendí que el 99 por ciento de eso es por culpa de los medios o las aseguradoras. Como cualquier otro negocio, hay sabandijas que exprimen al sistema. Le digo a la gente, si llegas con buenas intenciones, esas son las personas a las que les va bien".

El negocio legal es ultra-competitivo en el Sur de la Florida, Schulz dice, lo que hace que sea similar a la vida de un agente de deportes. Es más un vendedor que un negociador de contratos. Deseaba ser un atleta, y jugó baloncesto colegial por un par de años en Averett University, y luego quería ser un director atlético, pero no quería pudrirse ganando 25,000 dólares anuales para empezar en un empleo de nivel bajo. Ser un agente deportivo le permite estar cerca de los deportes, pero con un interés en ello.

Dice que empezó en el negocio de la representación deportiva por las relaciones personales. Está conforme con salir a mano por ahora, pero eventualmente desea más que eso. Schulz sabe que tomará tiempo. Se requerirá de buenas experiencias con lso clientes correctos. Cree que si Cato puede llegar a un campamento de NFL, al campamento correcto, podría impresionar al personal de la NFL y mantenerse allí.

"Amo al chico", dice. "Quiero que tenga éxito. Los altibajos que deba sortear... es casi como tener una novia, por Dios. Están como unidos uno al otro".

CATO SABÍA, para cuando tenía 6 o 7 años, que estaba destinado a ser un mariscal de campo. Un entrenador intentó colocarlo como receptor abierto, y Cato lo odió. A la segunda o tercera práctica, Cato estaba lanzando piedras a un lago. El entrenador notó su brazo y le permitió lanzar ovoides. No volvió a colocarlo como receptor abierto.

Tenía 13 años de edad cuando perdió a su madre. Juannese Cato era una madre soltera que trabajaba dos empleos, cocinaba y limpiaba, y se aseguraba de que Rakeem hiciera sus deberes. Lo inscribió al fútbol americano e iba a sus entrenamientos. Y luego, sufrió de una neumonía y falleció. Él llamaba a su madre "Reina". Todavía lo hace.

"Cuando ella partió", dice Cato, "me puso de nuevo en un sitio donde no sabía de dónde llegaría mi siguiente comida, de dónde iba a conseguir mi ropa. No sabía dónde descansaría mi cabeza".

Sus hermanos mayores intentaron criarlo, pero eran unos chicos, también. Cato dijo que debió convertirse en hombre a los 13. El fútbol americano siempre ha sido un boleto de salida de Liberty City, y ahora estaba todavía más desesperado. Prometió usar el cohete en su brazo para ayudar a su familia.

En Marshall, podía escapar de la tristeza en casa y los peligros de Liberty City, y enfocarse en el fútbol americano. Y aunque pesaba apenas 155 libras cuando arribó, Cato fue lo suficientemente bueno como para ganarse el empleo titular como freshman genuino. Holliday amaba su competitividad. Como ya había sufrido tanta adversidad, nada le parecía demasiado grande.

Pero Cato sí perdió la calma en ese primer año, involucrándose en una acalorada discusión con el ex entrenador de pasadores, Tony Petersen, en la banca, y Holliday lo envió a la banca por cuatro partidos. No culpó a Cato por el incidente. "Aquí está un chico de 18 años de edad al que nunca le dijeron que debía irse a la cama, o cuándo levantarse, o cuándo irse a la escuela, o cuándo comer o lo que sea", dice Holliday. "Así que cuando llegó aquí, no tenía idea de lo que era la disciplina. El único modo en que iba a prender era privarlo de algo que amaba, y eso era el fútbol americano".

Cuando Cato finalmente regresó a jugar, fue con una nueva determinación. Ganó un tazón en esa primera temporada, y eventualmente amasó el equivalente a más de ocho millas en pases completos a lo largo de una carrera de cuatro años. Se convirtió en el pasador más prolífico en la historia de Marshall, superando a Chad Pennington y Byron Leftwich.

Por las noches, Cato hablaba con su madre en la cama. Le decía que la amaba, que era la mejor madre de todas. Creí que sus sueños se estaban convirtiendo en realidad.

SIN COMBINADO para impresionar a los visores, el 11 de marzo, día del pro day de Marshall, se convirtió en uno de los días más importantes en la vida de Cato. El mariscal de campo dijo que era su día para mostrar al mundo lo que era capaz de hacer. Schulz le ofreció una charla motivadora la noche anterior. Dijo a Cato que estaba rezando por él.

"Lo aprecio", casualmente replicó Cato. "Lo entiendo".

Luego, Cato pisó la báscula al día siguiente y decepcionó. Estaba más liviano que en sus días como jugador colegial. Cato se lastimó el tendón de la corva durante la sesión, pero consiguió terminar. Once cazatalentos de la NFL estaban presentes.

Schulz tomó a Cato y Shuler a almorzar cuando todo acabó, ordenando un montón de comida. Cato comió la mitad de su plato.

Luego, Cato regresó a Liberty City para quedarse con su hermana, y el silencio reinó. El ex vicepresidente de los Dallas Cowboys y actual analista para NFL Network, Gil Brandt, sacó una lista de los mejores 26 pasadores en el draft de este año, un grupo que incluye al reserva de Miami, Ryan Williams, quien intentó un pase en el 2014 (incompleto). Cato no estaba presente.

Brandt está preocupado por el tamaño de Cato, su velocidad, y la competencia contra la que jugó.

"Pienso que podría ser el resultado del sistema en el que se desempeñaba", dice Brandt.

"Es uno de esos tipos a los que les ha ido bien a nivel colegial pero han fracasado para seguir adelante... hay jugadores muy productivos a nivel universitario que no son reclutados en la National Football League".

Aquellos que han visto de cerca a Cato se rehúsan a pensar que no hay lugar para él en la NFL. Holliday se ríe de los cazatalentos que dicen que es demasiado pequeño y frágil. Dice que Cato jamás se ha perdido una práctica en cuatro años en Marshall.

"A veces, me pregunto qué busca esa gente", dice Holliday. "Hablo con la gente de la NFL y hablo con los cazatalentos y me dicen, 'Bueno, pesa 178 libras y no es suficientemente grande'. Bueno, hay un montón de mariscales de campo en esa liga que no son muy buenos. Y él puede realizar todos los lanzamientos y esas cosas".

Ken Mastrole, un tutor de pasadores que trabajó con Teddy Bridgewater previo al sorteo del año pasado, cree que solamente requiere de una oportunidad. Recuerda las críticas en contra de Bridgewater durante la primavera pasada: que estaba demasiado delgado, que iba a caer de la primera ronda. Eso no sucedió, y Bridgewater se convirtió en uno de los mayores éxitos de novato del 2014 son los Minnesota Vikings.

Bridgewater fue un estudiante a tal grado del juego, dice Mastrole, que era como estudiar video con un veterano de 10 temporadas. Mastrole no ha observado esa misma pasión por el estudio del video por parte de Cato, pero cree que puede lanzar tan bien como cualquier en el draft de este año.

"Vas a recibir lo mejor de cada lanzamiento", dice Mastrole. "Nunca habrá un momento aburrido. No creo que haya existido un solo pase en todo el tiempo que pasamos juntos en que no hiciera una declaración en cada repetición que recibió.

"La mayoría de tipos, hay repeticiones en que ceden un poco. No van a toda velocidad. No es así con Cato. Es casi como si pudiera su estampa donde... sientes comodidad sientes todo lo que ha pasado en su vida en cada repetición".

Pero en el Sur de la Florida, las cosas están en silencio. Schulz no va a admitir que no ha recibido mucha retroalimentación respecto a Cato. Pero sí admite que ha recibido llamadas en torno a Shuler y Therezie. Piensa que Therezie será reclutado.

Schulz se transforma a modo porrista cuando habla de Cato. El chico ha estado lidiando con que la gente cuente con él a lo largo de su vida, dice Schulz. ¿Hizo caso cuando la gente le dijo que no era suficientemente bueno para ser un pasador colegial? Vive para esto, las dudas de la gente. Pero incluso el agente más optimista tendría sus dudas ahora.

Si Cato no puede amarrarse a un equipo y llegar a un campamento este año, su ventana probablemente quedará cerrada. El año que viene, habrá una camada nueva de pasadores, más jóvenes y más grandes.

Cato dice que no se permitirá pensar en ello. "No puedo", dice, en tres ocasiones. Tiene más en juego ahora que nunca antes. Cato, quien es soltero, es padre de dos hijas, Jaela y Chloe, quienes tienen menos de 3 años de edad. Les quiere brindar una mejor vida. Tiene que lograrlo.

HACE ALGUNAS SEMANAS, Schulz habló con Cato acerca de la Canadian Football League. Es un gran Plan-B, Schulz le dijo. Es una línea de vida, por si acaso. Schulz no puede decir cuán receptivo fue Cato a ello. Cato apenas dijo una palabra.

Schulz consiguió una audición para Cato ante la CFL en Tampa a principios de abril. Primero, debía audicionar en una sesión que celebran los Miami Dolphins todos los años para jugadores locales, y luego debía subir a un avión y viajar a Tampa para trabajar frente a los Saskatchewan Roughriders. Schulz recibió una llamada a lo largo del fin de semana. Cato nunca abordó el avión.

Schulz le llamó para preguntar qué había sucedido, y Cato le informó que tuvo una práctica difícil en Miami, que su cuerpo no estaba listo para el minicampamento de CFL. Traducción: Cato no desea tomar esa avenida hasta que no sea su opción final.

Schulz estaba confundido por el hecho de que un chico tan desesperado por jugar al fútbol americano arriesgaría una oportunidad de salvar su carrera. "¿Pero qué le vas a hacer?", dice.

Cato está convencido de que puede jugar en la NFL. Pero nadie puede asegurar que recibirá esa oportunidad.

Al tercer día del draft, Schulz planea celebrar una fiesta. Asará hamburguesas y mostrará la pelea Mayweather-Pacquiao por la noche, cuando espera estar recibiendo un montón de llamadas de parte de equipos de la NFL. Shuler y Therezie planean estar allí. Cato no.

Quizás eso sea lo apropiado. Cato no dejará a Schulz conocer sus emociones, sean buenas o malas.

Han conectado en un par de ocasiones: en Los Ángeles, conduciendo antes de que Cato compitiera en un juego para estelares, y durante el invierno pasado, cuando falleció la madre de Schulz. Una de las últimas cosas que hizo Schulz con su madre fue observar jugar a Cato y Shuler un partido de fútbol americano. Estaba orgulloso de poder hacer eso, que ella pudiera llegar a conocer a los chicos que ayudarían a forjar el futuro de su hijo. Incluso si Schulz todavía no conoce a Cato a fondo.

"A veces pienso que me odia", dice. "Otras veces, es como si fuera lo único que le queda".