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Bayern, temido rival para el Barça

BARCELONA -- El sorteo más temido se hizo realidad y el FC Barcelona volverá a verse las caras con el Bayern Munich dos años después de ser arrasado por el campeón bávaro y con el condicionante añadido del retorno de Pep Guardiola al Camp Nou como rival.

Dividido como estaba el entorno azulgrana entre enfrentarse a la Juventus o al Real Madrid, la dureza de esta semifinal se redobló colocando el partido de vuelta en Munich, un hecho que nadie absolutamente quería... Aunque será la primera vez que una semifinal entre ambos se decida en terreno rival.

Los dos precedentes en una semifinal entre Barça y Bayern no son de buen recuerdo en el Camp Nou. Y sí son felices en Munich. El Bayern de Beckenbauer eliminó al Barça de Cruyff en la penúltima ronda de la Copa de la UEFA en 1996 para acabar llevándose el trofeo, como se impuso el equipo de Heynckes al de Vilanova en la semifinal de la Champions de 2013 para lograr el título en la final.

Esta vez se verán las caras con el equipo de Guardiola, probablemente, ya proclamado campeón de la Bundesliga, mientras el de Luis Enrique seguirá luchando con el Real Madrid por la Liga española, otra razón para condicionar un duelo que el Bayern podrá preparar con más calma, por mucho que siga masacrado por las bajas a las que se sumó ahora Badstuber en el momento culminante del curso.

"El que no tiene suerte es el que se enfrenta con el Barça", zanjó Luis Enrique al ser preguntado por el resultado del sorteo, admitiendo que será un duelo "especial. Está Guardiola y se enfrenta a su Barça; para mí también será una cita especial porque me mido a Pep como también lo es para los jugadores que se enfrentan por primera vez a él".

"Llevamos diez partidos en la Champions, hemos ganado nueve y perdido uno, así que es igual jugar primero en casa o fuera vamos a ir a ganar y después pasará lo que tenga que pasar" advirtió el entrenador asturiano cuando se le repitió sobre la mala fortuna del sorteo o de empezar primero en casa.

El Barça se enfrentará a un rival que recuperará a Ribéry y probablemente a Robben... Pero que no podrá contar con Alaba, uno de los jugadores vitales en los esquemas de Guardiola y cuya ausencia no es poca cosa en el equipo bávaro. Con todo, el Bayern ha sentenciado con sendas goleadas a Shakhtar y Oporto sus eliminatorias de octavos y cuartos y, más allá del tropiezo en Oporto, ha demostrado una contundencia excelente, que redondeó este martes con una exhibición absoluta ante el equipo portugués.

El vestuario azulgrana pudo recibir con mayor o menor gusto el resultado de Nyon. No había, por mucho que se afirmase lo contrario, coincidencia en la plantilla sobre el rival deseado. Hay quien considera que la venganza ante el Bayern es más factible a doble partido que en una hipotética final y hay, desde luego, quien se tomará el choque ante el equipo bávaro como una cuestión personal después de lo sucedido hace dos años.

Pero también había quien deseaba fervientemente un duelo con la Juventus, simplemente porque eso habría supuesto simplemente un enfrentamiento deportivo, sin condicionantes al margen como se habrían dado con el Real Madrid y como se van a dar con el Bayern. Porque la sombra de Guardiola es, sigue siendo, muy alargada en el entorno del Camp Nou.

El mejor entrenador de la historia del Barça es un personaje que, por extraño que parezca, despierta cierto rechazo en parte del barcelonismo. Hay algunos medios más ocupados en hablar mal del entrenador catalán por la forma en que se marchó, por su relación con Tito Vilanova y por su evidente desencuentro con la junta del club, que en recordar todo lo que consiguió.

Y eso ha calado en la hinchada. Pep Guardiola disfrutará de un recibimiento como merece por parte de la mayoría del barcelonismo... Pero hasta que eso suceda, hasta que comience la eliminatoria, puede darse por hecho que existirá un enfrentamiento tribal entre los propios barcelonistas.

Porque el Barça es así. Y porque es inevitable que suceda de otra manera. En el momento de la verdad todo el barcelonismo remará en una misma dirección, claro. Y será un reto mayúsculo. Probablemente el más difícil de los últimos tiempos.