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Barça, ante un derbi definitivo

BARCELONA -- Tres victorias y dos empates es el saldo que acompaña al Barça en sus visitas al nuevo campo del Espanyol, donde el equipo blanquiazul nunca ha sido capaz de derrotarle y donde mañana se reencontrarán en un derbi de alto voltaje, con la necesidad imperiosa de sumar los tres puntos el equipo de Luis Enrique para mantener la Liga en su mano.

"Es muy importante para nosotros en la Liga", convino en la rueda de prensa el entrenador asturiano, consciente de que la historia no provoca al presente y sabedor de la dificultad extrema que se le aventura a un partido que el Espanyol puede afrontar sin la presión que acompaña al Barça, necesitado como está de sumar de tres en tres, por mucho que su técnico mantenga firme el convencimiento de que ni su equipo ni el Real Madrid conseguirán las seis victorias que restan hasta el final del campeonato.

El Barça está en el escenario ideal, dependiendo de sí mismo en la lucha por todos los títulos y al frente de un campeonato que, complicándosele como ocurrió a raíz del empate en Sevilla, mantiene en su mano. Y la plantilla azulgrana valora esa circunstancia de manera muy especial. "Dependemos de nosotros mismos y tenemos claro que no vamos a fallar", avisó un jugador con galones del vestuario, quien ironizó ante quienes ven presionado al equipo: "Seguro que les gustaría a otros estar en nuestra situación".

Once victorias y un empate lleva el equipo azulgrana desde la fatídica noche de Anoeta, habiendo ganado 23 de los 26 partidos que ha disputado en este 2015 que ha acabado por convertir en una autopista por la que circula a toda velocidad, mirando en la Liga de reojo al Real Madrid pero convencido como está de alcanzar la meta en primera posición.

Para el Espanyol el reto debería pasar por conseguir su primer triunfo en el nuevo estadio y el primero desde 2007, cuando derrotó al equipo que dirigía en aquel entonces Rijkaard con un gol de Tamudo. De aquellos tiempos mucho han cambiado las cosas, pero se ha mantenido invariable la superioridad de un Barça al que el conjunto blanquiazul se daría por satisfecho con robar un simple empate que le sabría a gloria en la misma medida que podría ser una tragedia para los de Luis Enrique, dependiendo del resultado que horas después coseche el Real Madrid en el campo del Celta.

El 9 de junio de 2007, en la penúltima jornada de aquella temporada 2006-07, un gol de Tamudo en el Camp Nou sirvió al Espanyol, en el minuto 87, para apartar al Barça del título. Un empate, un simple empate que regresa al plano en este momento como terror vestido de azulgrana.

Y es que más allá de la fuerza del tridente liderado por Messi, de la recuperación que se le supone a Iniesta y de la tranquilidad que ofrece la portería que volverá a poder de Bravo, en el Barcelona preocupa un derbi que quedó probablemente en segundo plano ante el sorteo de la Champions, pero que se considera en el vestuario azulgrana de una importancia capital.