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Ya con la cabeza fría

Getty Images

MÉXICO -- Dicen que no hay peor momento para tomar una decisión que al calor de las emociones, y Javier Hernández vivió muchas el miércoles pasado. 'Chicharito' fue el héroe de la noche en el Santiago Bernabéu. El mexicano metió el gol más importante en el marco más importante y ante uno de los rivales más importantes que tiene su equipo, el Real Madrid. Fueron demasiadas cosas en apenas 90 minutos.

Javier pasó de ser un inadvertido del vestuario blanco al futbolista más mencionado en el equipo de mayor repercusión en todo el mundo. Un cambio de 180 grados.

'Chicharito' tuvo en los cuartos de final de la Champions League ante el Atlético, el momento con el que sueña cualquier futbolista y que muy pocos cristalizan. Más de 80 mil aficionados corearon su nombre en el estadio de La Castellana. Normal que ante eso, y después de la paciencia a prueba de todo que había mostrado hasta ahora, rompiera en llanto cuando apenas salió de la cancha y se sentó en la banca al lado de su amigo, cómplice y confidente Keylor Navas.

Hernández hubiera dado cualquier cosa para que esa noche no terminara jamás; para que los ecos con su nombre retumbaran interminablemente en la casa blanca y para que la sonrisa, suya y de todo el madridismo, no se borrara nunca. Pero la vida sigue, lo momentos pasan y la realidad siempre toca a la puerta.

Tres días después de la gesta del mexicano, el sueño se acabó. Y no amargados, malinchistas o envidiosos; sino por realistas que ven la película completa, la que comenzó con la temporada y la que terminará también con ella. Esa en la que Javier no ha sido protagonista, ni cerca ha estado de ello, y en la que sólo disfrutó de una escena -increíble, dramática, puede que hasta histórica- pero que acabó ese mismo día y lo volvió a colocar en el mismo rol de antes.

Javier Hernández no pasó a ser un incondicional de Ancelotti ni tampoco el mejor jugador del Real Madrid. Sigue siendo el suplente de Benzema y, tal vez, de alguno más -ante Atlético el equipo tuvo tres bajas, además de la del francés- que, como ya hizo esta semana, deberá de aprovechar las ocasiones similares a las del último derbi para seguir peleando por un lugar, primero en el presente blanco, y, después, pero mucho después y sólo a base de goles como los del miércoles, probablemente en la historia del club.

Christian Karembeu anotó un gol que metió al Madrid en semifinales de una Champions. En el Bernabéu, al francés se le recuerda más por su ex mujer que por aquel gol. Nicolas Anelka también marcó un tanto que llevó a la semifinal continental al equipo blanco. Hoy pocos recuerdan su paso por Chamartín.

La realidad de 'Chicharito' no la cambia un gol. Lo del miércoles será inolvidable para él y seguramente habrá madridistas que, con el paso del tiempo, algún día hablen de aquella noche en la que el delantero mexicano marcó el gol de último minuto en un derbi por Europa. Pero Javier merece más que un recuerdo. Hoy es un delantero en activo que no puede vivir del pasado, debe aferrarse al presente; a repetir noches como la del miércoles y, para eso, necesita jugar con regularidad.

Por eso, ya con la cabeza fría, 'Chicharito' y su entorno tendrán que meditar si noches mágicas como la de esta semana ameritan tantos minutos en el frío de una banca o, si por el contrario, más allá de lo bonito de esa escena que ya es suya que nadie podrá quitarle, su destino en busca de películas completas con él como protagonista, están en otro club.