BUENOS AIRES -- El entrenador de Independiente, Jorge Almirón, convocó el martes a una conferencia de prensa para poner fin a la dolorosa estela que dejó el partido ante el humilde Alianza de Coronel Moldes, aseguró sentir el "respaldo" de los dirigentes, pero terminó admitiendo que si los próximos resultado no acompañan podría dejar su puesto.
"La visión de los directivos es mantener un proyecto", sostuvo Almirón aunque reconoció que "esto es fútbol y las decisiones la toman los dirigentes".
Cuando se le preguntó si seguiría pase lo que pase el sábado ante Banfield, reconoció que podría dar el paso al costado.
"Jamás voy a perjudicar al equipo y si veo que la gente no está bien y los jugadores no están bien, no voy a estar forzando un contrato. No tengo la necesidad, es mi vocación y esto me encanta, pero atarme a un contrato no me parece sano", dijo en la conferencia de prensa tras el entrenamiento.
El vocal Pablo Moyano, hijo del presidente y líder de la CGT disidente Hugo Moyano, intentó ayer sostener a Almirón al preguntarse "si lo echamos, a quien traemos" y recordó la cantidad de contratos de técnicos echados que aún está pagando el club.
Pero también el dirigente camionero avisó que se vienen "tres partidos fundamentales".
Pese a haber hablado tras el partido ante Alianza en Córdoba y ayer en aeroparque, al llegar a Buenos Aires, Almirón convocó a los periodistas para cerrar la historia de ese partido en el que, admitió, "la gente se sintió humillada".
"Queremos que los jugadores se olviden de ese partido que pasamos de manera sufrida", dijo para intentar preparar el encuentro ante Banfield y arriesgarse a hablar de los que vendrán ante Boca y el clásico con Racing.
"Son tres partidos, Dios quiera que nos vaya bien", deseó.
Se ilusionó con que ocurra como el año pasado cuando Independiente fue goleado por Vélez 4-0 y tras un 2-1 con esfuerzo le ganó a Olimpo 2-1 y el equipo resurgió.
Pero cuando se le planteó sobre lo que puede pasar el sábado respondió: "después de Banfield no sé".