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La pelea ya empezó

BUENOS AIRES -- Después del pesaje es cuando empieza la pelea. ¿Será así? Seguramente, porque llega el momento del descanso y también de la focalización en el combate, y el reloj comienza a trabajar en cuenta descendente. Ya las especulaciones quedan atrás y solamente resta esperar y repasar las estrategias. Ninguno tuvo problemas con la balanza. Si bien el límite de los welters es de 147 libras (66,678 kilogramos) ninguno de los dos es un medio mediano natural. Así que las 145 libras (65,800) de Manny y las 146 (66,200) de Floyd indican que, ante todo, ambos están buscando lo que puede ser uno de los elementos claves de cualquier pelea: la velocidad.

Sin velocidad no hay potencia y, en este caso, la potencia pertenece a Manny, pero también hay que cuidarse de la velocidad de Floyd porque a la hora de golpear, tiene una precisión de cirujano.

El apoyo de la gente parece ser ligeramente mayoritario para Manny. De hecho no es ningún descubrimiento que Floyd es el villano mientras que el filipino, con su casi cándida sonrisa, es el bueno de la película.

Mientras en su vestimenta Floyd destaca la palabra "Money", en las prendas de Pacquiao aparece el nombre de Dios. ¿Esto influye en una pelea? No demasiado, más allá de que Manny diga que Dios está de su parte. Lo que efectivamente influye es que los roles, a la hora de cruzar guantes, ejercen diferentes presiones.

Floyd, amplio favorito en la mirada de los expertos, es el que arriesga su invicto -una cualidad a la que él le tiene una muy especial devoción, puesto que su motor de siempre es salir victorioso, aún si sus peleas no son dramáticas-, mientras que Manny, por la misma razón no tiene tanto para perder.

Todo el ambiente insiste en un par de hechos fundamentales, casi básicos. Manny Pacquiao, acorde con su temperamento y con lo que manda una estrategia básica, tendrá que hacer todo el gasto del combate. Poniéndole una presión a su ataque como, por ejemplo, pudo ejercer Marcos Maidana en los primeros asaltos: sin darle espacios ni treguas a Floyd.

Claro que dicha presión también tiene algunos límites. Si no logra meter sus manos en los primeros cinco asaltos, luego tendrá complicaciones. Para ello, Manny debería olvidarse de la cabeza y trabajar casi exclusivamente al cuerpo, para quitarle movilidad a Floyd.

Como cualquier boxeador de ataque, Manny se siente cómodo con aquel que acepta sus convites. Pero tendrá enfrente a uno de los boxeadores más elusivos de los últimos años, un rey de la defensa, un campeón que, por sobre todas las cosas, se ha especializado en esquivar los golpes. O barrerlos. O neutralizarlos. O dejarlos a mitad de camino con apenas girar su cabeza.

El tema es que no solamente hace ese ejercicio defensivo casi hasta la perfección, sino que, cuando lo desea, puede ejercer muy bien el contragolpe. Ya quedó en claro que, aunque el combate pueda ser aburrido, él no se sale de su libreto, que es el de ganar sin recibir golpes.

Si Pacquiao sabe que tiene que ejercer presión, Floyd también lo conoce. Y, seguramente, no cometerá el error en el que cayó en la primera confrontación con Maidana y saldrá desde el primer campanazo a hacer un trabajo defensivo, amparado en sus prodigiosas piernas.

Doble tarea para Manny, se entiende, porque tendrá que hacer todo el gasto para achicar los espacios. Es cierto que los boxeadores zurdos pueden poner en problemas a los oponentes, pero por allí se nos cruza una idea: ¿Saldrá Manny con guardia zurda, esto es con la derecha extendida?

Generalmente, los zurdos reciben con mucha facilidad la derecha en recto del rival -un golpe que Floyd lanza a la perfección- pero también tienen problemas cuando sus rivales les giran al revés, esto es alejándose del recorrido de la izquierda y anulando esa mano.

Marvin Hagler cambió su guardia, cuando tuvo que combatir con Ray Leonard, pero "No nos sorprendió, estábamos preparados para cualquier cosa", expresó Angelo Dundee, el técnico de SRL.

Es casi obvio que, en la esquina de Floyd también hay más de un plan B. La búsqueda de la pelea deberá ser sin grandes desplazamientos para Manny, puesto que necesitará afirmarse un poco más en la lona que otras peleas, nos parece, para darle más solidez a su trabajo, especialmente si piensa hacerlo al cuerpo.

El planteamiento queda abierto y tal vez luzca primario, pero mientras Floyd puede tener un plan A o B, Manny tendrá que hacer el gasto: no lo vemos ganando la pelea con solamente boxear ante un maestro esquivo como Floyd.

Hay un elemento que dejamos para el final, porque sigue siendo un gran interrogante para nosotros: aquel nocaut sufrido frente a Juan Manuel Márquez en 2012, cuando sufrió una caída primero en el tercero y luego al final, en el sexto...

Mientras Floyd ha recibido muy pocos golpes netos en su carrera, el filipino ha sostenido tremendas batallas con rivales de la envergadura de Marco Antonio Barrera, Erik Morales o el ya mencionado Juan Manuel Márquez, para dar solamente tres nombres ilustres.

Si aquella derrota ha dejado una secuela o no, es algo que tendremos que ver este sábado, ya que luego de esa derrota, Manny no tuvo demasiados problemas con sus siguientes rivales, como lo fueron Brandon Ríos, Tim Bradley o Chris Algieri.

La pelea debería haberse realizado hace unos cuantos años. Paradojalmente, hoy Floyd tiene como preparador físico a Alex Ariza, quien trabajó mucho tiempo con Manny. ¿Una elección que influya en el ánimo del filipino?

Sea como sea, es la pelea más esperada de los últimos años, es la pelea récord en ingreso de millones de dólares, es la pelea que conmueve al mundo. Y, ahora, cuando ha transcurrido el pesaje, mientras Floyd sigue siendo el favorito de la mayoría y Manny parece ser el elegido por la gente, ha comenzado el momento de enfocarse en el combate, esperando la campana para saber quién es el mejor, quien soporta más la presión, quien tiene más en claro el objetivo.

Todo parece favorecer a Floyd, pero esto es boxeo.