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Real Sociedad marca el antes y el después para el Barcelona

BARCELONA -- Echar la vista atrás suele ser un buen ejercicio para valorar el presente. Más aún si el presente es mejor que el pasado en el que quieres fijarte, claro está. Y en el Barça este presente que se quiere valorar en comparación al mes de enero muestra una mutación difícil de explicar. Imposible de creer el 5 de enero.

El Barça recibe este sábado a la Real Sociedad que provocó la mayor catarsis de los últimos años en el Camp Nou. El rival que se llevó por delante a Andoni Zubizarreta y motivó que Bartomeu anunciase elecciones a final de temporada. El equipo que dejó al descubierto la mala relación entre Luis Enrique y Messi y que llevó a no pocos medios a ascender a la categoría de noticia el rumor que apuntaba a que los pesos pesados de la plantilla no casaban con su entrenador.

Una vuelta liguera se cumple de todo aquello y parece que haga una eternidad. El Camp Nou aclamó el miércoles a Luis Enrique con la misma pasión que vive entregado a Messi. Leo y el técnico deben haber firmado un armisticio en el que sin ser amigos tampoco viven en guerra; la plantilla ya elogia los planteamientos y rotaciones del asturiano y los mismos periodistas que hace cuatro meses contemplaban el hundimiento sin remedio del Barcelona son los que hoy se relamen con la posibilidad de conquistar el triplete y se ponen a la vanguardia de todo el optimismo.

Es el Barcelona, innegociable y único, sin comparación posible, que ganando 27 de los últimos 29 partidos oficiales está a solamente "seis partidos si Dios quiere", en palabras de Luis Enrique, de igualar la mejor temporada de la historia, la que cerró Pep Guardiola en 2009 con esos tres títulos que persigue ahora el asturiano.

"No recuerdo aquello como una situación dificilísima o imposible de superar. A partir de ahí el equipo ha mantenido una buena línea, pero fue una derrota normal en una temporada. No hubo una temporada a partir de Anoeta", se apresuró a asegurar Luis Enrique este viernes para restar toda la trascendencia que se le otorga a aquel partido y a lo vivido a partir de ahí.

Porque, a pesar del discurso del entrenador, los cuatro meses transcurridos desde el autogol de Jordi Alba en San Sebastián y hasta la exhibición de Leo Messi ante el Bayern de Múnich, descubren que 'algo' debió pasar realmente en ese vestuario para que la tragedia se convirtiera en éxtasis y el fracaso anunciado dejase paso a la euforia por el éxito.

"Ahora debemos centrarnos en la Real Sociedad, que es un partido atractivo y nos puede acercar un poco más a nuestro objetivo en la Liga", sentenció el entrenador azulgrana, alejado de todo lo que rodea al vestuario y, seguro, satisfecho en su fuero interno del lugar en el que está ahora mismo.

Y es que no puede olvidarse que el 5 de enero Luis Enrique estaba sentenciado.