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Hamilton se juega su última carta

ARLINGTON, Texas, EE.UU. -- Josh Hamilton sabe que probablemente nunca debió irse de Texas.

Cuando el toletero fue adquirido por los Vigilantes de Texas procedente de Cincinnati unos cuantos días antes de la Navidad en 2007, su historia de redención tuvo un nuevo capítulo: el prodigio seleccionado con el primer turno del draft, cuya carrera había sido descarrillada por las drogas, se convirtió en uno de los mejores peloteros de las mayores, incluso a pesar de unas cuantas recaídas.

Ahora tiene otra oportunidad para redimirse, de nuevo en Texas, y probablemente se juega su última carta en el béisbol.

"El motivo por el que estoy realizando ciertos cambios en mi vida es porque quiero estar bien cuando termine mi carrera como pelotero", dijo Hamilton cuando fue presentado por Texas. "Así que en estas últimas semanas he madurado mucho y he aprendido mucho, con bastante introspección. Estoy emocionado por ser un Ranger".

Hamilton está a punto de incorporarse al equipo del que se fue después de la temporada de 2012 al firmar un enorme contrato con los Angelinos de Los Angeles. Ese club lo canjeó a Texas, por casi nada a cambio, después de dos temporadas decepcionantes, y luego de unas vacaciones en las que el toletero se operó del hombro y volvió a utilizar alcohol y cocaína.

"Es importante que puedas estar cómodo y relajarte en tu casa, y salir al terreno de juego y sentirte que estás en casa", señaló Hamilton, quien estuvo en los campos de entrenamiento extendidos en Arizona antes de reportarse al equipo de Triple-A de Round Rock. "Me encantan los muchachos en el equipo en Los Angeles... pero era Los Angeles. No era Texas. Sencillamente era distinto".

El viernes, se fue de 5-1 con un jonrón de tres carreras en cinco innings en un partido contra jugadores de las menores de Sattle. El domingo tenía previsto jugar con Round Rock.

Las cosas han cambiado bastante desde que se fue de los Vigilantes, con los que fue elegido Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 2010 y seleccionado al Juego de Estrellas en sus cinco temporadas con el equipo.

Hamilton atraviesa un proceso de divorcio, y los documentos judiciales indican que no puede ir a la casa de la pareja en el norte de Texas, ni ver a sus hijas sin supervisión.

Y los Vigilantes, que disputaron sus dos únicas Series Mundiales con Hamilton, languidecen en la parte baja de la tabla de posiciones por segundo año consecutivo. Hay un nuevo manager, Jeff Banister, quien reemplazó a Ron Washington tras su inesperada renuncia al final de la campaña pasada por motivos personales.

Esta es una apuesta de poco riesgo para los Vigilantes, que tienen que pagar apenas seis millones de los 80 que todavía restan en el contrato que los Angelinos otorgaron a Hamilton por cinco años y 125 millones y que dura hasta 2017. Además, los Rangers no esperan que el jugador, que cumple 34 años el 21 de mayo, tenga las mismas estadísticas impresionantes que logró en el pasado.

En su temporada de Más Valioso, Hamilton bateó .359 con 32 jonrones y 100 remolcadas, y en 2012 el toletero sacudió 43 bambinazos, incluyendo cuatro en un partido en Baltimore.

"Ha sido una figura importante en algunos de los momentos más importantes en la historia de este equipo", dijo el gerente general Jon Daniels. "Creo que el deporte lo puede ayudar en este momento, pero obviamente lo más importante para él va más allá del deporte... se trata de ver cómo está cuando termine de jugar. Obviamente, eso es mucho más importante que el béisbol".

Hamilton fue elegido por los Rays de Tampa Bay con el primer turno del draft de 1999, pero no jugó entre 2002-05 debido a varios incidentes y suspensiones por uso de drogas. Su debut en las mayores fue en 2007 con los Rojos de Cincinnati.

Con los Vigilantes, tuvo al menos dos recaídas con alcohol.

Hamilton bateó .305 con 152 jonrones y 506 impulsadas en cinco temporadas con los Rangers, pero su desempeño cayó con los Angelinos y en dos campañas conectó apenas .255, con 31 cuadrangulares y 123 remolcadas.

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