Carlos Irusta 9y

Ringo está vivo

BUENOS AIRES -- Alguien dijo que si Bonavena no hubiera existido, deberían haberlo inventado. Tal vez la frase no sea demasiado original, porque se ha aplicado también a otros personajes, pero está lograda. A lo sumo, habría que agregar que, en realidad, más allá de que Oscar Natalio Bonavena existió, fue él quien inventó a Ringo, el personaje hablador, simpático, alocado, mediático y por momentos extravagante, que encontró el boxeo su camino para vivir para siempre. Aunque haya muerto a los 33.

De eso de trata "Soy Ringo", de José Luis Nacci, estrenada esta semana en el cine Gaumont de Buenos Aires. La búsqueda y la investigación de la vida de quien fue campeón argentino de los pesos pesados, cantante ("Soy un actor", agregó), (auto) publicista y que terminó asesinado de un traicionero balazo al corazón en la puerta de un burdel de Reno.

A través de fotos, recreaciones, dibujos, películas de época y sobre todo de testimonios (13 en total) se va armando un rompecabezas a lo largo de 1 hora y 46 minutos. Desde la infancia en Parque de los Patricios al asesinato en Reno, la película va y viene sin perder ni el orden y el ritmo, a través de un relato oral imprescindible, pausado y ordenado, apoyando las imágenes.

No es pues, una historia lineal, sino que está contada como nos enseñaron que narran las historias: yendo y viniendo. Pero si atrapan las imágenes de sus peleas, sus actuaciones con Pepe Biondi, los testimonios más íntimos (hablan sus dos hijos y uno de sus hermanos, además de periodistas y amigos), también es cierto que es imposible desprenderse de una pregunta sin respuestas: ¿Qué pasó en Reno? ¿Por qué, en lugar de conducir su auto hacia el aeropuerto y regresar a la Argentina, se fue a meter en un callejón sin salida, con destino de muerte?

Casi al borde de la intriga policial -si algo tiene la historia, es que está contada de tal manera que parece que el espectador pudiera cambiarla-, la investigación agrega a dos testigos poco conocidos como tales: los periodistas que fueron los primeros en llegar a Reno, apenas sucedida la muerte. Ambos

vivían entonces en los Estados Unidos y aún residen allí. Alberto Oliva en su oficina en Nueva York y Juan Abraham Larena, en su casa cercana a Los Ángeles, aportan detalles casi ignorados y de primera mano: ellos estuvieron allí...

Y, de hecho, el propio Joe Conforte -quien seguramente ordenó disparar a matar- también "habla" gracias al ingenioso recurso de recorrer su autobiografía.

Si la muerte de Ringo es una pieza fundamental de este documental, José Luis Nacci no olvida el fenómeno social y popular que representó la pelea de Bonavena con Muhammad Alí, y la mira y la remira desde todos los ángulos. Tal vez por eso sea necesario destacar el hallazgo de José Menno, quien fue sparring y amigo de Bonavena.

Menno -fallecido antes del estreno y a quien se le dedica la producción-, describe el estilo de pelea de Ringo, da explicaciones técnicas que resultan sencillas pero muy atinadas y va comentando la pelea como si fuera en vivo, en ese momento.

Mezclar lo emotivo con la investigación objetiva no es fácil, pero Nacci lo logra. Sí, "Soy Ringo" demuestra que ese personaje hablador, sobrador y fanfarrón que inventó Bonavena, sigue vivo. Y, seguramente sin quererlo, se convirtió en uno de los símbolos de una época. Vale la pena verla. Los jóvenes la seguirán descubriendo al personaje. Los más veteranos, seguramente, saldrán bañados en el dulce y sencillo baño que puede dar la nostalgia...

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