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En la mira

Herrera será el juez del clásico del domingo. Getty Images

BUENOS AIRES -- Los árbitros siempre fueron cuestionados por el mundo del fútbol. Y cuando se juegan partidos trascendentes la polémica dice presente. ¿Los jueces argentinos están a la altura de choques importantes? Con tres Boca-River en apenas 11 días el debate se hizo más caliente que nunca. Más en una época de recambio, donde en el país no sobran los árbitros con gran experiencia.

Patricio Losteau sacó un aprobado en el primer choque, en La Bombonera. Pero la actuación de Germán Delfino, en el Monumental, dejó mucho que desear. ¿Cómo le irá a Darío Herrera? A los 30 años, el neuquino dirigirá el primer Superclásico de su vida. Y qué Superclásico: será el responsable del último choque de la "trilogía de mayo", el que decidirá quién avanzará a los cuartos de final de la Copa y quién será eliminado.

A Herrera le falta experiencia, es cierto. Su actuación será seguida por una lupa gigante que analizará cada uno de sus fallos y buscará el mínimo error para condenarlo, tanto del lado de Boca como del lado de River. También es cierto.

Pero tiene algo a favor: será difícil que dirija peor que Delfino la semana pasada (entre muchos de sus fallos erróneos, no echó a Funes Mori tras una terrible plancha en el estómago a Pablo Pérez); o que Mauro Vigliano en el Superclásico del torneo local de octubre de 2014, cuando cobró una mano de Gago que no fue dentro del área, sancionó penal y echó al volante de Boca. Ah, antes había decidido jugar el partido en una cancha intransitable por una intensa lluvia que estuvo presente antes, durante y después del encuentro.

Herrera cuenta con más para ganar que para perder en este encuentro. Si tiene un mal partido, la responsabilidad será de quienes lo designaron y lo mandaron al "muere" sin contemplaciones, de su poca experiencia, de su juventud... Si lo hace bien, en cambio, sacará chapa de gran árbitro y su carrera no tendrá techo. Así de simple.

Dentro de tanta interna y debate, ocurrió algo positivo: surgió la idea de llamar a árbitros del exterior. Algo que seguramente ocurrirá a partir del año que viene, cuando por Copa Libertadores se encuentren equipos argentinos. Parece una medida saludable.

No se trata de desvalorizar a los árbitros del país, sino de "desactivar" un tema que siempre genera conflictos, y más en choques tan trascendentes. Un juez de afuera y con experiencia llega con menos presiones, menos condicionamientos: viene, dirige y se va. Parece una obviedad, pero así se evita los cuestionamientos de la previa y las críticas del post partido. Y en un momento donde dentro del arbitraje argentino no sobran figuras, es una medida inteligente.

Mirando hacia atrás y bastante lejos en el tiempo, en la Argentina esta idea se puso en práctica en la década del cuarenta y con buenos resultados. En ese entonces las actuaciones de los árbitros locales eran malas. Los grandes eran favoritos siempre y a los chicos se los perjudicaba en muchos casos de manera alevosa.

La gota que colmó el vaso fue el linchamiento que sufrió el juez Osvaldo Cossio luego del partido entre Newell's y San Lorenzo, en 1946. Por eso la AFA decidió mirar hacia afuera, y en 1948 ocho árbitros ingleses, considerados los mejores por esos años, llegaron a la Argentina para tratar de cambiar la imagen de referato. Y lo hicieron. Con el correr de los años jueces locales fueron alternando a los europeos y las cosas mejoraron.

Tal vez las cosas también mejoren ahora, casi 70 años después, y luego de esta tremenda serie superclásica.