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Chicharito cerrará su primera temporada en Madrid como titular

MADRID -- La baja de Karim Benzema, aquejado por una nueva lesión, permitirá que Chicharito goce de su séptima y última oportunidad como titular en la Liga española con el 14 merengue a la espalda, cuando el Real Madrid se enfrente este sábado al Getafe en el Santiago Bernabéu.

Sin otro aliciente que cerrar la campaña de la manera más digna posible, el cuadro merengue se enfila a soportar, más que disputar, los últimos 90 minutos del campeonato en un partido que, si acaso, sirve como escenario para la despedida de varios miembros del plantel, incluido el mexicano, que pasó de animador de los entrenamientos a esperanza fugaz de salvación.

Cuando el calvario llegue a su fin, Javier Hernández habrá disputado apenas mil 374 minutos de juego con el cuadro merengue (y eso si logra permanecer en el campo el partido entero); menos de la tercera parte del tiempo que será su compañero en ataque, quizás por última vez, Cristiano Ronaldo, que actualmente acumula 4 mil 580 minutos en el césped.

A este punto, la siempre circunstancial titularidad no llega como una oportunidad hacia el futuro para el Chicharito, sino para probar una vez más que fue su eficacia goleadora lo que lo trajo hasta la capital española. Con ocho tantos marcados, seis de ellos en Liga a razón de un gol cada 160 minutos que lo colocan como el segundo goleador más efectivo del equipo por detrás de Cristiano Ronaldo, el mexicano de 26 años querrá marcar para cerrar su ciclo como merengue dejando al menos un buen sabor de boca a las gradas, que tarde empezaron a encariñarse con él.

Dos momentos definen la temporada de Javier Hernández en el Real Madrid. El de la condena, cuando Carlo Ancelotti dejó claro que el Chicharito estaba para trabajar en los entrenamientos y poco más pues no cabía entre los once "indiscutibles"; y el de la redención, cuando un tanto suyo puso al cuadro merengue en la semifinal de la Champions League, convirtiéndose en el amuleto de la suerte del equipo durante un breve periodo. El primero, el del ostracismo, coincidió con el mejor momento del equipo merengue. El segundo, el de la esperanza, le llegó en las horas más bajas para el club.

Cuando previo al encuentro ante Almería del pasado 12 de diciembre el técnico Carlo Ancelotti dejó claro el papel secundario del atacante, Chicharito sumaba 379 minutos de juego; sólo había salido como titular en cinco ocasiones (dos de ellas, en los dieciseisavos de Copa ante un Segunda B) y su aportación se resumía a cuatro tantos y dos asistencias, tres de ellos en Liga; dos en el mismo partido, en la goleada por 2-8 sobre el Deportivo La Coruña de la fecha 4 del torneo.

"Nunca he pedido al Chicharito marcar goles, le pido trabajar y ayudar al equipo. Creo que todo el mundo puede valorar lo que hace en el campo pero no en los entrenamientos. Ahí es donde lo está haciendo muy bien. Para una plantilla es muy importante tener jugadores que si no juegan entrenan siempre a tope.

"Hay jugadores que no siempre pueden ayudar al equipo en el campo, pero lo hacen a diario en el entrenamiento. Es una señal de gran profesionalidad, lo valoro por esto. Me gustaría darle más minutos porque los merece por cómo trabaja, pero él sabe que hay mucha competencia", dijo Ancelotti en aquella ocasión. Y desde luego, el mexicano contempló desde la banca el encuentro en que el conjunto merengue se alzaría con una victoria por 1-4 sobre el cuadro andaluz en un partido en que Cristiano Ronaldo, que volaba hacia el Pichichi, marcó dos tantos. Para entonces, Karim Benzema sumaba 13 de los 22 goles que marcó esta campaña y Cristiano Ronaldo la nada despreciable cantidad de 30 tantos; 25 de ellos en Liga, lo que además, suponía un récord.

Pero la temporada se torció poco después. Real Madrid cayó en un bache; en enero vino la derrota que puso fin a la racha invicta seguida por la eliminación en la Copa del Rey. En febrero, la crisis, la plaga de lesiones y el estrepitoso descalabro por 4-0 ante el Atlético de Madrid y la derrota ante el Athletic por 1-0, a la jornada siguiente, que significó su caída, definitiva, a la segunda posición en Liga.

Ni así vio la suya el Chicharito. Hasta el 1 de marzo, el mexicano vio acción en tres partidos de Liga y uno de Champions, todos como suplente, para un total de 48 minutos disputados. Siete veces se quedó en la banca y una, en la ida de los cuartos de Copa ante el Atlético, se cayó de la convocatoria. Ancelotti, que seguía en sus trece, se negaba a sacar del campo a sus delanteros. Hasta que, irremediablemente, también estos le empezaron a fallar.

Así llegó la oportunidad para el mexicano, en la recta final. De marzo a la fecha solamente se ha perdido dos partidos (aunque claves en la campaña), el clásico de liga ante el Barcelona que se saldó con una derrota por 2-1 y la ida de los cuartos de final de la Champions ante el Atlético de Madrid, que terminó en empate 0-0.

Fue ese partido ante el Atlético, precisamente, el que orilló a Ancelotti a incluirlo en el rol de titulares ya que Karim Benzema se había lesionado la rodilla -una dolencia de la que nunca terminó de recuperarse.

El Chicharito hizo entonces lo que debía hacer. Respondió en el momento que más se le necesitaba. Marcó el tanto en la victoria por 1-0 ante el Atlético que dio el pase a semifinales y se destapó con otros tres tantos y cuatro asistencias en Liga. Contribuciones que, salvo la última asistencia que llegó en el partido ante el Espanyol cuando todo estaba perdido, mantuvieron vivo al equipo en al menos dos competencias durante unas semanas más.

Fue así como se hizo querer; la grada comenzó a corear su nombre y pedir al club que reconsiderara su postura en cuanto a su permanencia en el equipo. Pero en el nada halagador balance para los blancos de la temporada que termina también sale perdiendo el Chicharito.

El mexicano despuntó -mejor dicho, tuvo su oportunidad- demasiado tarde, tanto que para cuando llegó el 30 de abril, fecha límite para ejercer la opción de compra del jugador, cuya cesión concluye el próximo 30 de junio, las altas esferas no terminaban de verle el atractivo. Según Ancelotti, esa evaluación se realizaría "al final de la temporada", pero para entonces ya será tarde, pues a la postre, su contribución resulta insuficiente para impedir que el equipo se marchara con las manos vacías.