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El Camp Nou homenajea a Xavi en su último partido liguero

BARCELONA -- "Gracias por todo. Os cito de aquí a 15 días para despedirme de todos vosotros porque aún queremos la Copa y la Champions". Y él solo se fue a hacer esa última vuelta de honor, despedido por esa hinchada que disfrutó del 'Guardián de las esencias' del mejor Barça de la historia.

Fue el mejor final de la historia de Xavi en azulgrana, aunque restan aún dos partidos para cerrar la temporada. Porque nunca más volverá a jugar un partido como local en el Camp Nou.

Faltaban cinco minutos para acabar el partido cuando Luis Enrique, quien llegó a jugar a su lado seis temporadas (entre 1998 y 2004), le regaló la última gran ovación del Camp Nou. Xavi, el capitán, el futbolista más laureado de la historia del Barcelona, se retiró apenas aguantando las lágrimas para ser sustituido por Iniesta. El final del final.

Xavi se marchó cumpliendo 505 partidos de Liga en Primera División para convertirse en el futbolista catalán con más presencias en la máxima categoría, superando los 504 que disputó Miquel Soler entre Espanyol, Barça, Atlético, Sevilla, Real Madrid, Zaragoza y Mallorca desde 1983 y hasta 2003.

Récord en todo, el centrocampista de Terrassa vivió la mejor tarde que pudiera imaginarse. Recibido con el pasillo de Deportivo, con una gran pancarta dedicada en el lateral, con la hinchada entregada a su carrera, Xavi disfrutó como siempre habría soñado de una despedida por todo lo alto.

Y comenzó el partido como si nada, revolviéndose, controlando, levantando la cabeza para buscar a Messi, para aconsejar a Rafinha o pedirla a Adriano. Incluso Leo le regaló una falta para buscar una despedida de oro, con gol, que no llegó porque su lanzamiento se marchó fuera... Pero casi era lo de menos.

Se celebraba en el Camp Nou el título de Liga, el número 23 de la historia del club, pero daba la sensación de ser una tarde entregada a Xavi, dedicada a él, que al acabar el partido recibió de manos de Ángel María Villar el trofeo con la ilusión del primer día, por mucho que fuera, en lo que al torneo de la regularidad se refiere, el último.

Y en compañía de sus compañeros dio la vuelta de honor antes de que en el marcador se dedicase a glosar esa figura menuda pero inigualable y sin la cual sería imposible explicar los mejores años de la historia de este Barcelona en el que él ha sido una parte trascendental.

Se marcha Xavi con ocho títulos de Liga a sus espaldas, con un total de 23 campeonatos que aún podrían ser 25 a falta de la final de Copa y Champions. Y, por encima de todo, con la tranquilidad del trabajo bien hecho.

Cuando era un jovenzuelo, en la puerta del vestuario del Barça, ahí en el Camp Nou, descubrió un adhesivo sencillo en el que se podía leer (en catalán) "Aquí hacemos el trabajo bien hecho". Xavi, al cabo de 17 años de su presentación en Mallorca, lloró en el césped del coliseo azulgrana.

Cuando Iniesta le nombró, en la fiesta final, cuando en las imágenes del marcador electrónico apareció su historia, sus goles, sus éxitos, su carrera... La cara del '6' ya era un poema. Lloró por mucho que lo evitó antes de venirse arriba y ante su gente tomar el micrófono.

"Muchas gracias por todo"... Y más llanto. Imposible mantenerse al margen. "Me habéis hecho el hombre más feliz del mundo. Somos el mejor club del mundo, digan lo que digan y he vivido 17 años inolvidables" proclamó, sin olvidarse de los suyos pero entregado al barcelonismo en pleno.

El Camp Nou despidió con todos los honores a su capitán, manteado por sus compañeros después de que Luis Enrique viviera en primera persona la felicitación de la hinchada, al cabo de hacerlo Iniesta y tras disfrutar, todos, de una tarde feliz con la conquista de la Liga.

Xavi se despide. Y el Barça, de alguna manera, quedará huérfano de algo en su fútbol porque, mejor o peor, su figura es insustituible.