Ramiro Guillot 9y

Tomás Cubelli: "Soy un agradecido"

BUENOS AIRES -- Con casi 26 años -el próximo 12 de junio soplará velitas-, la carrera de Tomás Cubelli le tomó la mano a un adrenalínico crecimiento que, por ahora, parece no tener un límite preestablecido.

Si bien sólo pasaron cinco años de aquella citación para la gira que los Jaguares realizaron por Rusia, da la sensación de que el tiempo transcurrido no se ajusta a la realidad. Porque el 9, una vez que se subió a la autopista celeste y blanca, no se bajó más. Pasó Argentina A, Pampas XV y hoy pelea mano a mano el puesto de medio scrum del seleccionado mayor con Martín Landajo. "Me acuerdo que ese año tuve una buena temporada con Belgrano y por eso me convocaron. La verdad, parece que ya pasaron mil años de aquel llamado", le cuenta a Scrum, mientras espera, en el aeropuerto de Ezeiza, el vuelo que lo depositará en otra experiencia importante: la de ser parte del mítico combinado de Barbarians, que en este 2015 cumplió 125 años y que el próximo jueves enfrentará a Irlanda y el domingo a Inglaterra.

No es la primera vez que Cubo es parte de la fiesta negra y blanca. Éste ya es su tercer llamado. El primero fue en junio de 2014, en el partido contra Inglaterra XV, en el cual fue suplente (también estuvieron presentes Juan Manuel Leguizamón, Juan Hernández y Nahuel Lobo). ¿El otro? En noviembre de ese mismo año ante Australia XV. Fue titular y compartió equipo con dos argentos más: Joaquín Tuculet y Matías Alemanno.

Justamente, en éste último, Tomi intentó una jugada mágica e inusual, que casi termina en try. ¿Cómo fue? Pateó un penal de espaldas cerca al ingoal aussie. Claro, la acción no pudo ser facturada con puntos, pero sí con una catarata de aplausos. Filosofía bárbara, que le dicen...

En esta nueva empresa por suelo inglés, Cubelli volverá a estar acompañado por otros argentinos. Esta vez la bola blanquinegra cayó en los casilleros de Pablo Matera, Matías Díaz y Roberto Tejerizo. "Es lindo viajar en grupo. Le suma un plus extra a la ya espectacular experiencia", dice.

-Te estás haciendo habitué de este combinado...
-Por suerte, sí. Me llamaron varias veces en poco tiempo. Que te inviten a este tipo de partidos es buenísimo; suma mucho enfrentar a seleccionados de primer nivel. Soy un agradecido.

-Se disfruta...
-(Interrumpe) Se disfruta mucho, sobre todo el afuera de la cancha. Te atienden muy bien; hay un excelente clima en general.

-No hay tanta presión...
-Es cierto. Pero a la hora de entrar a la cancha se lo hace con mucha seriedad, y más por el nivel en el que se está jugando.

-¿Sos consciente del crecimiento que te está tocando vivir?
-Pasa todo muy rápido, es cierto. Pero la verdad es que uno busca ese crecimiento. En cada convocatoria a los distintos seleccionados uno sabe que para que lo tengan en cuenta tiene que dar el 100%. Si querés subir otro escalón, tenés que dejar todo, no te podés guardar nada. A esto lo tengo claro y lo aplico cada vez que tengo la suerte de participar.

-¿En alguno de los tantos partidos que te tocó ser parte te abstrajiste de la situación y pensaste "mirá a los flacos a los que estoy enfrentando"?
-Me pasó, sí. Con extranjeros y también con compañeros del seleccionado. Qué sé yo. Para mí fue un flash, en la invitación de junio de 2014, compartir plantel con el neocelandés Joe Rokocoko.

-¿Por qué él?
-Porque hasta hace no mucho tiempo lo elegía en mi equipo cuando jugaba a la Playstation, je.

El momento del llamado para abordar se va acercando. Cubo está próximo a subirse al avión que lo depositará en Inglaterra, el mismo sitio que visitará en septiembre, pero ya con la camiseta de Los Pumas y con un Mundia por delante.

-¿Pensás en eso?
-Estoy ansioso, esa es la verdad. Pero sería un error ya pensar en el Mundial cuando, antes, todavía hay cosas importantes por enfrentar. Todo a su tiempo.

Y el tiempo de la charla llegó a su fin. El anuncio de que su vuelo está próximo a dejar estas pampas se hizo carne y ya es hora de que Tomi comience a vivir una nueva e importante experiencia. De esas a las que ya se está acostumbrando y que, claro, van sedimentando aún más su ascendente carrera.

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