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Las dos caras de Chuck Blazer

Mark Felt, Edward Snowden, Bradley Manning…¿Chuck Blazer?. Los primeros tres nombres corresponden a informantes que dejaron al mundo en shock con revelaciones que cambiaron la historia de la política y el mundo. Blazer, por otro lado, dio a torcer el brazo y ayudó a posiblemente cambiar la historia de la FIFA, y como consecuencia la del fútbol mundial.

Según el comunicado emitido por la fiscal Loretta E. Lynch, ¨“La acusación formal de 47 cargos contra estas personas incluye cargos de crimen organizado, fraude electrónico y lavado de dinero conspiraciones que abarcan dos décadas".

Es más, según múltiples reportes de prensa, Blazer cooperó al grabar reuniones de la FIFA en secreto gracias a un micrófono puesto en su llavero.

Blazer no ha sido nombrado oficialmente como informante confidencial por las autoridades, pero múltiples fuentes corroboran su rol en la operación que culminó en el arresto de 14 miembros de la FIFA acusados de corrupción por la justicia estadounidense.

Eso sí, antes de que piensen que él es de alguna manera un Robin Hood moderno, tengan por seguro que no lo es: En pocas palabras, él es un ladrón que ayudó a emboscar a otros posibles ladrones.

Blazer supo ser el dirigente estadounidense más poderoso e influyente como secretario general de la CONCACAF y miembro del comité ejecutivo de la FIFA entre 1996 y el 2013 , aunque su relación con Jack Warner, ex vice de la FIFA y Presidente de la CONCACAF, se extiende a la década del ´80.

Su sociedad con Warner fue el principio de una historia de ambición y poder que luego lo llevó a caer en las garras del poder y la tentación con una vida llena de lujos prohibidos producto de la avaricia.

El ex ejecutivo de 70 años se declaró culpable junto a otros tres dignatarios por aceptar sobornos cuyo monto llegó a sobrepasar los 100 millones de dólares y coopera con el FBI desde el 2013 tras no pagar sus impuestos durante más de una década.

Según el sitio web Business Insider, existe la posibilidad de que Blazer intentó alejarse de Warner, su amigo y colega desde hace 30 años, cuando se enteró de que podría verse asociado a él por posibles violaciones éticas.

Warner, por cierto, se declaró ¨inocente de todos los cargos¨ este miércoles una vez que se dio a conocer que la justicia estadounidense estaba registrando a la sede de la CONCACAF en Miami.

¿Y Blazer?

Blazer ya se declaró culpable y afronta una pena máxima de 10 años en prisión por formar parte de una conspiración de crimen organizado, fraude electrónico, evasión de impuestos y lavado de dinero, además de no reportar sus cuentas en el exterior.

Según el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, él ya ha resignado 1,9 millones de dólares y deberá pagar otra multa adicional cuyo monto todavía se desconoce cuando él sea sentenciado.

Lo único seguro es que tras lo ocurrido el miércoles 27 de mayo del 2015, el nombre de Charles Blazer se verá indeleblemente asociado con uno de los capítulos más sórdidos del deporte más popular del planeta, para bien o para mal.